El pasado lunes 29 de enero, tuvo lugar el Acto de Presentación del libro “Mi legado literario en 1001 haikus”, de Gustavo Romera Marcos, en la Biblioteca Municipal de Moratalla, con una nutrida asistencia de público.
Intervino como moderador Julio Díaz dando la palabra en primer lugar a María Emilia Martínez, Concejala de Educación y Cultura, que glosó la trayectoria del autor y la especial significación de esta obra ya que es su primer libro a título individual.
A continuación, tomó la palabra la poeta, narradora y columnista, Ana María Tomás, en su condición de autora del Prólogo del libro protagonista de esta Presentación. Destacó las cualidades literarias del autor, insistiendo en la complejidad del haiku tanto en el plano formal como en el contenido.
Destacamos algunas de las frases de dicho Prólogo:
-Al adentrarnos en estas páginas nos sumergimos en un viaje poético que trascurre por una serie de emociones sutiles dependiendo del haiku que escojamos. Cada uno de ellos, como pinceladas en un lienzo, nos invita a contemplar la naturaleza humana y la del planeta que habitamos desde una perspectiva más pausada y consciente.
-En cada verso, se revela la maestría del poeta para capturar la esencia de un momento en el tiempo, con una economía de palabras que despiertan la imaginación y dejan espacio para la contemplación. El haiku es más que una forma poética, es una filosofía de vida.
-Su simplicidad es engañosa, pues esconde una profundidad infinita. Detrás de cada palabra se abre un abanico de significados y sensaciones. Estos poemas breves de Gustavo Romera son como espejos que reflejan nuestras propias experiencias y emociones, recordándonos la universalidad de la existencia humana.
Acabó su intervención utilizando como símil un cuento hindú en el que “seis ciegos jamás habían visto un elefante hasta que un día uno apareció muerto en la aldea. Todos se encaminaron decididos a descubrir cómo era. Cada uno de ellos palpó una parte diferente del animal. El primero dijo que era como un pilar, al tocar la pata. “No, es una cuerda” dijo el segundo mientras tocaba la cola. “Es una gruesa rama de árbol”, infirió el tercero al tocar la trompa. El cuarto los contradijo aseverando que era como un gran abanico, al tocar la oreja. “¿Qué decís? Es una pared enorme”, apuntó el quinto mientras tocaba el costado. Y el sexto, al tocar el colmillo, aseguró que era como una tubería.
¿Qué quiero decirles con esto? Pues que para comprender completamente la genialidad de los haikus de Gustavo Romera es necesario leerlos en su totalidad antes de formarse una opinión
Cerró el Acto el autor que, en primer lugar, resaltó lo importante que para él ha sido el apoyo de Ana María Tomás ya que, sin ese apoyo, no se habría publicado este libro, sencillamente porque estos mil y un haikus no existirían.
A continuación, hizo un breve recorrido por los orígenes de este género japonés en el siglo VIII, y su llegada a Europa en el siglo XIX; para pasar a su vinculación con la literatura española.
Después insistió en las características de sus haikus, como la presencia de rima, contraria al haiku clásico; su respeto total al cánon métrico de 5+7+5 sílabas; y la tipología de los mismos, estableciendo cinco tipos, poéticos, humorísticos, filosóficos, humorísticos, de juegos de palabras, y de denuncia social.
Por último, detalló la estructura del libro en el que todos los haikus están numerados, alfabetizados, y caracterizados por un icono según su tipo, lo que permite al lector seleccionar un determinado tipo en una lectura compartimentada.
