Ya en la calle el nº 1042

El Templete Bañadero de Caravaca de la Cruz: un insólito monumento de un rito centenario

El diseño de la capilla con seis arcos ha caracterizado al ancestral rito en la Edad Contemporánea, aunque no podemos aseverar que anteriormente el ritual se hiciese en un solo acto porque ya en 1546 el canónigo Antonio Oncala escribe que “el Arcipreste de la Villa la baña algunas veces en aquella agua”.

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FRANCISCO SANDOVAL/ARQUITECTO

Ante la proximidad de un nuevo 3 de mayo, me gustaría dedicar unas líneas al lugar que cada año adquiere protagonismo en la festividad de la Cruz. En tan singular confluencia de caminos y acequias se realiza, al menos desde el siglo XIV, el ritual del baño de la Vera Cruz de Caravaca, trasladada en procesión por un itinerario que ha permanecido prácticamente invariable a lo largo de los siglos.

Francisco Fernández García escribió en este medio acerca de su historia: ya en 1539 existía una capilla, aunque el edificio que ha llegado a nuestros días es obra del arquitecto José López, cuyo proyecto presentó en 1762. El monumento no fue concluido hasta 1801 debido a las dificultades económicas, las cuales modificaron la fisionomía de la parte superior realizándose con materiales de menor coste.

Hasta el nivel de cornisas encontramos una compleja labor de cantería propiciada por la base circular de la obra, que obliga a ejecutar cornisas curvas y arcos abocinados, es decir, compuestos por piezas de doble curvatura. La cúpula con su linterna, sin embargo, se tuvo que realizar con ladrillo y las terminaciones se ejecutaron con morteros de cal y yeso que trataban de imitar mármol. El alero bajo las tejas es un buen ejemplo de ello.

El templete, entendido como capilla o pabellón de simetría radial, es un tipo de obra del que podemos encontrar numerosos ejemplos. Quizá el más famoso sea el Templete de Donato Bramante en San Pietro in Montorio. El de Caravaca acostumbramos a verlo escrito como “Templete o Bañadero”, y creo sinceramente que esa conjunción disyuntiva está de más. No es una cosa o la otra, es ambas a la vez, lo cual hace a este monumento insólito.

El baño de la Vera Cruz es la razón de ser del Templete Bañadero y por ello hubo de ser edificado no sólo junto a la acequia principal de la villa, sino rodeado por ella. En el plano constructivo esto supone un inconveniente, pues la cercanía del agua a un edificio y los cambios en el nivel freático pueden originar asientos en su cimentación y la degradación de su estructura, y de hecho así se constató que había sucedido durante las obras de restauración de 1981 y 2001. Afortunadamente, esto en la actualidad no entraña problemas.

Un dato curioso es que en los planos de proyecto se observa el escudo municipal sobre uno de los arcos. Sin embargo, es el escudo real de Carlos III, monarca que favoreció la obra, el que figura hoy sobre el arco de acceso. Desde la construcción de esta obra barroca, el baño de la Cruz se realiza en cinco actos, uno por cada arco, excluyendo el de acceso al que acomete la pasarela. El diseño de la capilla con seis arcos ha caracterizado al ancestral rito en la Edad Contemporánea, aunque no podemos aseverar que anteriormente el ritual se hiciese en un solo acto porque ya en 1546 el canónigo Antonio Oncala escribe que “el Arcipreste de la Villa la baña algunas veces en aquella agua”.

La razón por la que José López escogió el número 6 en el diseño no puede acreditarse porque no lo dejó escrito. Como antecedente barroco, Borromini proyectó la iglesia de Sant Ivo alla Sapienza de planta hexagonal, fruto de la composición de dos triángulos, uno invertido sobre el otro. En simbología podemos remitirnos al hexagrama de Salomón. Según la Biblia, el hombre fue creado en el sexto día. En geometría, un hexágono inscrito en un círculo, como aquí sucede, es el único polígono cuyo lado es igual a su radio. Cualquiera que fuese la razón para elegir esa forma, tan solo podemos emitir elucubraciones.

Por último, quiero señalar que la cúpula se ideó con teja vidriada azul, al gusto de la época, como se manifiesta en otras poblaciones. Se acabó descartando por su elevado coste, pero es innegable que su perfil, al igual que el de la Compañía de Jesús, resulta característico y singular, como tantas cosas lo son en Caravaca.

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