MARI FRANCIS SÁEZ ESCÁMEZ/PIANISTA
Por segundo año consecutivo el semanario El Noroeste organiza un concierto de Navidad benéfico.
Si el año pasado la actuación corrió a cargo de la Orquesta de Cámara del Noroeste y la asociación beneficiada fue Apcom, en esta ocasión el prodigio del piano Arturo Abellán ofrecerá un recital benéfico cuya recaudación se destinará a Salud Mental Noroeste AFEMNOR.
Será el 28 de diciembre a las 20:00 horas en la iglesia de la Concepción de Caravaca de la Cruz.
Desde pequeño tuviste la vocación de convertirte y ser un gran pianista, ¿qué ha supuesto esto en tu vida?
Sin duda es algo que no sólo ha marcado mi vida desde el principio, sino que le ha dado sentido. Desde que tengo uso de razón el piano ha formado parte de mí, como quien viene a este mundo con los ojos azules o el pelo moreno, yo vine siendo pianista, no recuerdo un solo minuto de mi vida en que no lo sintiera así y que no lo viviera enfocado al piano. Es algo que no es fácil de describir con palabras, pero no es una profesión en la que sales de la oficina y te olvidas hasta el día siguiente a las 8 de la mañana. Es una pasión, tan mía como mi personalidad y mi esencia; me acuesto y me levanto pensando en el piano y en cómo seguir mejorando y avanzando en este caminar constante por el que me lleva la música y el arte. Me hace muy feliz sentir el gran sentido que eso le da a mi vida y no me la imagino fuera del camino que ando.
Madrid, Barcelona, New Haven, ¿qué han aportado estos lugares a tu formación y cómo han influido en ti personalmente?
Cada ciudad es muy diferente, y todas dependen de cómo tú las sientas en la determinada época de tu vida en la que pasaste por ellas. Al final lo que se nos queda son los recuerdos, y eso no depende tanto de la ciudad como de los momentos que vivas en ella y cómo los vivas. De todas los tengo muy buenos, y ahora en New Haven los estoy aún creando. Sin embargo, he de decir, porque es cierto y mi círculo más cercano lo puede corroborar, que yo soy muy Caravaqueño, y lo que más me duele de haberme venido a vivir a EE. UU. Es perderme las fiestas de Caravaca. El resto de ciudades pasarán de largo por mi vida, e igual que vienen se irán, pero estaré en la Conchinchina viviendo y la que siempre formará parte de mi corazón será Caravaca.
¿Cómo es el ambiente musical en Yale?
El ambiente es de muchísimo nivel, y por consiguiente de muchísima exigencia. La escuela no es muy grande, hay alrededor de unos 20 pianistas, pero al estar todos becados el proceso de selección es muy exigente, y todos son números 1, ases de la baraja. Mantenerse dando la talla a este nivel pone bastante a prueba, pero tengo que reconocer que estoy contento de tener esta exigencia porque el ritmo al que estoy avanzando no tiene precedentes.
¿Cómo es estudiar de continuo con Boris Berman? ¿Cuáles son los aspectos en los que más incide?
Estudiar con él es un sueño hecho realidad, Berman es una leyenda viva, sería como para un cineasta estudiar con Hitchcock. Es muy exigente, y nunca está contento, por mucho que hagas él siempre te va a pedir más. Pero claro, así es como se avanza.
¿Algún ritual antes de salir al escenario?
He tenido épocas en que sí he hecho algún ejercicio de concentración o algún rezo, pero hace ya tiempo que no me detengo demasiado en eso, simplemente salgo con la mentalidad de disfrutar de la música y de la oportunidad de compartirla, y me vengo arriba yo sólo antes de salir al escenario pensando en eso. Parece simple pero es verdad, es que hay un componente de emociones irracionales muy importante para dar lo mejor de ti en un concierto, igual que los entrenadores les gritan a los deportistas para generar esta motivación irracional, pues yo igual, antes de salir me motivo yo sólo.
¿Qué actividades te sirven para desconectar de la rutina de estudio musical?
El estudio musical no es nunca una rutina, cada día es un camino diferente el que descubres y cómo lo enfocas, aunque sea incluso estudiando las mismas piezas. Siempre aprendes algo nuevo y hay que ser constantemente imaginativo para buscar las formas de seguir mejorando. No tanto por desconectar, sino por conectar con otras cosas que también me enriquezcan, me gusta mucho por ejemplo la naturaleza, pasear por el monte, los jardines me apasionan, leer, escuchar música cómo no…
¿De qué fuentes (escritos, cartas, interpretaciones de grandes intérpretes) te gusta beber cuando estas estudiando una obra?
Dependiendo de la obra habrá unos u otros libros que aporten información interesante al respecto. Y en cuanto a interpretaciones siempre está bien no escuchar sólo una, aunque sea de un grandísimo intérprete, porque así te haces tú también tu propia imagen de la obra. Lo que está claro es que informarse al respecto, fuera de la banqueta del piano es fundamental.
¿Qué criterios has seguido para confeccionar el programa con el que nos dilatarás el próximo 28 de diciembre? Hablamos del repertorio.
Pues comenzaré con la sonata KV 330 en Do Mayor de Mozart, la cual es perfecta para romper el hielo, muy elegante. Luego seguiré con los Tres Intermezzi Op. 117 de Brahms, una obra que a mí me parece de la música más bonita y a la vez melancólica que se ha escrito nunca. La primera mitad la terminaré con el Preludio y Fuga en Si bemol menor de Schostakovich, música sin prisas pero preciosa, con poesía en cada melodía. La segunda parte empezará con la Sonata en si menor de Chopin, una obra maestra del romanticismo pianístico, consta de cuatro movimientos y en ellos se encuentra el espíritu romántico hecho sonidos, tanto la pasión y la agitación, como la ternura y la melancolía. Finalizaré el concierto con la Rapsodia Húngara nº 6 de Liszt, es una obra basada en melodías del folclore húngaro, muy simpática, brillante y virtuosa, perfecta para cerrar un concierto.
Aparte de este recital, también actuarás estas navidades como solista junto a la Orquesta Sinfónica de Cartagena, ¿cómo afrontas la preparación de distintos programas en tu estudio diario?
Pues estudiando mucho, e inteligentemente sobre todo, no hay otro secreto. Sí que es verdad que la organización es fundamental, intento pasar, aunque sea por encima de todas las obras de los dos conciertos a diario en estos días previos, para mantenerlas siempre frescas, pero no es fácil, porque al final el día tiene las horas que tiene.
¿Qué metas te quedan por conseguir a medio-largo plazo?, ¿Dónde te gustaría estar dentro de diez años?
Obviamente te diría que dando conciertos por todo el mundo, viviendo de ello y disfrutando de compartir mi música, pero aún queda mucho camino por recorrer para eso. Lo más importante es que me apasiona y tengo muchas ganas de andar ese camino. Además, creo que lo más importante sería saber que estoy dando lo mejor de mí, los conciertos, los premios… eso es secundario y sería una mera consecuencia. Lo que verdaderamente me hace feliz es saber que estoy andando el camino correcto de mejora constante. Dicho así parece una filosofía muy zen, quizás es que lo es.
