HUMANIZArte
Una ventana al cuidado de la vida
Javier Ballesta Lozano/Médico del Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos/Hospital Comarcal del Noroeste
En nuestro día a día, la mayor parte de esta carrera de la rueda de rata que nos aflige, que gira y gira sin rumbo, necesitamos un parón. Mirar al otro lado para coger un poco de aire fresco. Respirar y seguir. Ser capaces de salirnos de ese molde de productividad en serie, automatizada, y poder pararnos a observar los matices del día a día, que están ahí fuera, esperándonos. Como profesional de la salud me he llegado a plantear hasta qué punto dejamos espacios sagrados de vida, minutos en nuestro ajetreo que nos permitan subrayar en la agenda lo que es importante, y quizás no tan urgente como pensábamos en nuestra actuación del día a día: mirar a los ojos del enfermo y no a nuestro ordenador cuando redactamos una historia clínica, explicar con cercanía y calidad, y más aún, dejar de escribir para volcarnos en escuchar a esas voces que sufren, y que, más allá de un tratamiento efectivo a dosis perfectamente ajustadas, están buscando en nosotros un lugar privilegiado donde encontrar sosiego, cuidado y algo de acompañamiento en una historia de vida que está generando altos niveles de miedo y sufrimiento.
Quizás es el motivo por el que desde el Servicio de Cuidados Paliativos del Área de Salud del Noroeste nos hayamos planteado crear un rincón para el lector, una ventana desde la que divisar todo aquello relacionado con las intervenciones que nos brinde cuidado; porque, estimado público, vivir con calidad y cuidado es urgente, y quizás lo importante en las fechas que corren. El cuidado del paciente se engloba de una forma muy amplia en el sector socio-sanitario, y muchas de las necesidades reales de los que sufren no se ven satisfechas desde la medicina del día a día, porque, simplemente, en nuestro idioma y estructura exclusivamente biomédica no tenemos cabida para responder a realidades que no se “curan” con tratamientos farmacológicos, pero que precisan de una intervención profesional efectiva (no siempre médica), y que además son acompañados y paliables. Porque – disculpen que eleve la voz- paliar no significa llevar a nadie a la muerte; significa revitalizar un camino abandonado, acompañar con profesionalidad, dignidad y confianza situaciones extremadamente complejas que socialmente damos de lado por desconocimiento y miedo, pero que están ahí esperando a ser vistas por todos y cada uno de nosotros. Todas ellas son una realidad que forma y va a formar parte de nuestra existencia social e individual: esa anciana frágil que es atendida en sus necesidades diarias en una residencia por parte equipos multiprofesionales que le brindan lo mejor y que les ayudan a reír, interaccionar y socializar, porque puede hacerlo; ese vecino diagnosticado de cáncer ya avanzado que vive sus últimos momentos arropados por los suyos en casa, con soporte sanitario y familiar, con una dignidad suprema….
Desde esta ventana que te propongo el campo de mira es esperanzador, amplio y rico, se perciben ganas y se palpa ilusión por la vida. En él van a tener cabida mensualmente profesionales del cuidado que quieren aportar altruistamente a este escenario su granito de arena. Esperamos que sea de vuestro agrado.