JAIME PARRA
¿Puede ayudar un mayor acceso a la cultura a llenar de nuevo la España rural y despoblada?
¿Puede por lo menos convertirse en un foco de atracción para los visitantes?
Preguntas difíciles de responder en un corto de plazo, pero lo cierto es que en las pedanías caravaqueñas, vistos los resultados del ciclo Músicas en la Ermita y los de los Encuentros a la Fresca es que hay sed de cultura en ellas, y además de esta necesidad de cultura también la hay de que ésta sea compartida y de que no reniegue ni de las tradiciones ni de las enseñanzas del campo de Caravaca de las que tanto tenemos que aprender.
Este semanario, El Noroeste, con la colaboración del Ayuntamiento de Caravaca y de distintas empresas de la zona, apostó por acercar la música antigua y la clásica con su ciclo “Músicas en la Ermita” hace ya seis ediciones a pedanías como La Encarnación, sede fija, o Barranda en este 2023.
Singla, La Almudema y Archivel, y sus monumentos más significativos, también han acogido este ciclo.
Porque el objetivo es doble: por un lado, llevar conciertos únicos a estas pedanías para disfrute de sus habitantes, pero también para que aficionados a la música de toda la región puedan conocer el medio rural caravaqueño, sus tesoros artísticos y naturales, su gastronomía…
Este año, además, el médico y escritor Raúl Sánchez Pérez, que ha publicado con notable éxito tanto de lectores como de la crítica “No somos héroes” con Gollarín, propuso al editor de la misma y de este periódico, Francisco Marín, la posibilidad de realizar una serie de presentaciones de su libro en algunas de las pedanías. Pero no se trataría de presentaciones al uso. La idea, tomando como hilo conductor su libro, es que los asistentes a estos encuentros también fuesen protagonistas, porque precisamente sin sus historias, sin su sabiduría, no hubiera podido escribir este libro, ya que ese vínculo entre campo y ciudad, cuando un apretón de manos y la palabra dada tenían más valor que cientos de papeles firmados, habían forjado su carácter y formado como hombre y profesional.
Con el acuerdo de su editor, y la colaboración de la librería Cervantes, Raúl Sánchez Pérez puso en marcha su idea, que ha tenido una gran acogida, con cerca de cien asistentes de media y en alguna ocasión aún más. El Moralejo, Los Royos, Benablón y La Encarnación fueron las pedanías escogidas, y sus plazas, salones sociales o incluso en las propias casas de los vecinos, que como Juan y Pilar cedieron la suya, se llenaron de recuerdos que trataban sobre el valor de la vida sencilla, las raíces… todo ello en palabras del autor, pero también en las de los vecinos, que llevaron objetos personales de gran valor para ellos, lo que confirió a estos encuentros una gran emotividad. No solo abundaron en recuerdos, también hubo un espacio importante para hablar del día a día y de las esperanzas y temores por el futuro: la educación, la sanidad, unas buenas comunicaciones…
En los pueblos que rodean el casco urbano de Caravaca vida no falta ni, como ha demostrado la programación musical de El Noroeste o estos Encuentros de Raúl Sánchez con la editorial Gollarín, tampoco interés por una mayor oferta cultural. Una mayor oferta que este semanrio y esta editorial tratarán en los próximos años de ampliar.
A Raúl, estos encuentros seguro que le han servido para atesorar nuevas historias. ¿Saldrán algún día publicadas? No nos lo aclara, pero sonríe. A su primera novela, “No somos héroes”, aún le queda recorrido: la presentación de su libro en el Ateneo de Madríd, un acto en el Corte Inglés durante la Feria del Libro de Murcia y quién sabe qué nuevas sorpresas guarda en su cabeza.
