Ya en la calle el nº 1041

¿“O.k.” o “de acuerdo”?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Pedro Antonio Hurtado García

Resulta intolerable afanarse en introducir anglicismos en nuestra comunicación. Nuestro castellano goza de una amplitud, variedad, polisemia, alternativas y combinaciones realmente insuperables, lo que nos ofrece juego para evitar redundancias, cacofonías y demás adversidades e inconvenientes de la lengua de Cervantes.

Enorme responsabilidad descansa, esencialmente, en esos comunicadores (no todos, por supuesto) que se empeñan en demostrar su ágil ritmo de dicción, apoyándose en esos “palabros” que, en cualquier caso, gozan de correspondencia en el rico castellano.

Ya incorporamos a nuestra disciplina dialéctica palabras como mitin, estándar, disc jockey, picnic, líder, sándwich, bistec y otras muchas que, lógicamente, gozan de alternativa española. Y, ahora, parecemos obstinados en ampliar la colección con términos como bullying, stand by, spoiler, merchandising, casting, fashion, copyright, chat, on line, selfie, black friday, halloween y una lista interminable de palabras que, igualmente, tienen su opción española, con numerosos vocablos cuyo significado es muy semejante y, en todo caso, válido para evitar tanto anglicismo, que no contribuye más que a deteriorar nuestro idioma.

Escuchar en un informativo televisivo, a un “busto parlante”, pronunciar “televisiones”, refiriéndose a “televisores” y otra pila de descabellados usos, que no relacionamos por razones de espacio, es, cuando menos, atrevido, impresentable y vergonzoso, después de ser periodistas titulados. No faltan, no obstante, errores ortográficos, palabras inadecuadas y redundancias que gritan “cámbiame” en los textos que vemos en multitud de publicaciones, sin abandonar la terquedad de incorporar anglicismos, especialmente en informática, tecnología y semejantes campos.

Añoramos a los buenos periodistas de antes. Ahora, quedan poquitos cultivando la lengua. Y, en vez de tanto anglicismo importado, esforcémonos, primero, en saber manejar y practicar correctamente el rico, hermoso y brillante castellano y sus claras reglas. Buenos días.

 

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