Ya en la calle el nº 1041

Cañada de la Cruz y sus gentes

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Cañada de la Cruz y sus gentes
Cañada de la Cruz y sus gentes

Cañada de la Cruz tuvo un tiempo de esplendor no muy lejano, en la primera mitad del S. XX. Después fue decayendo, unas veces despacio y otras ligero, a veces demasiado ligero.

Cañada de la Cruz llegó a tener siete tiendas, cinco hornos, seis modistas, tabernas, casino, estanco, herrero, molino y dos serradoras. También tuvo dos posadas, la de la Tía Roja y la de Pedro, el Casinero. Personas singulares protagonizaron la vida social en esos años, incluso con la guerra de por medio, que hizo allí bastante mella, con una sociedad profundamente dividida. Según dicen, hasta en la cuadrilla de músicos unos eran de izquierdas de manera manifiesta y otros de derechas…, o se callaban. En Cañada le dieron fuego a la iglesia de una manera más o menos grave, según quien te lo cuente. Y después de la guerra encarcelaron en el castillo de Moratalla a quienes echaron mano las autoridades franquistas, de la manera que entonces se hicieron las cosas. Gentes de buen recuerdo para unos y otros se tuvieron que exiliar, destacando el que fue alcalde y trajo el agua potable desde la fuente de El Moralejo en plena guerra, Rafael Andreu, que tiene una placa en la plaza respetada por todos, verdadero símbolo de concordia.

Cañada de la Cruz y sus gentes
Cumbres de Sierra Seca. Autor: Jesús López

Y es que Cañada de la Cruz no es cualquier cosa, por su posición geográfica y por otras cosas. La aldea enseñorea la cordillera, presidiendo Sierra Seca, y sus afamadas cumbres de Los Obispos, Revolcadores y el Majal de la Sima, que bordean o superan los 2.000 metros de altitud.

Cañada de la Cruz tiene además un notable traspaís, que comprende terrenos de varias provincias.

Se vincula con el partido rural nerpiano de Las Cañadas, que, a su vez, entabla lazos con Puebla de Don Fadrique, cuyos cortijos de Casa Valera, Collado Serrano y otros de esa parte compartían culto en la ermita de San José con los de la Fuente de la Carrasca -Nerpio-. En ese rincón fue colono mi bisabuelo Ceferino, según me han contado, porque yo no lo conocí, que muy pocos de mi tiempo conocieron a sus bisabuelos, e incluso a sus abuelos. En ese rincón serrano y recóndito se crio mi abuela Elidia.

Por otro lado, Cañada de la Cruz ejerce su influencia hacia el hermoso valle de La Rogativa, con sitios muy nombrados, como el Puerto Hondo. También tenían salida por Cañada de la Cruz las aldeas de Los Odres y del Hornico, una moratallera y otra caravaqueña.

Cañada de la Cruz y sus gentes
Cumbre de la Cuerda de la Gitana y Campos de Caravaca. Foto: Jesús López. Recreación: Carlos Díaz

En todos esos sitios vive ya muy poca gente y muchos de los cortijos se rindieron a la intemperie, sucumbiendo los más vetustos y los más humildes, que los tiempos no han hecho distinción a la hora de engendrar ruinas. Hace no muchas décadas existió el partido rural de La Rogativa, cuya muerte fue natural, por el desgaste que le infringió la vida. Llegó a tener 422 habitantes en el año 1950. 6 quedan, según el último censo.

En Cañada de la Cruz fueron emprendedores y tuvieron trato con todos esos sitios vecinos, compitiendo con villas y ciudades de mayor jerarquía. Las rutas serranas más notables tuvieron a Cañada de la Cruz como su principal nodo. Por los Bacarizos, la Hoya del Espino y la Fuente de la Carrasca advenía el camino real de Santiago de la Espada. A La Puebla se iba por lo derecho, que carretera o camino real hubo siempre, y hasta correo con diligencia, en tiempos que se hunden en las tinieblas. Y desde Nerpio llegaban a Cañada saltando la cuerda de la Gitana por las agrestes cumbres de los Cocorotes hasta el Puerto Alto, o por los Calarejos, o por el puerto del Mosquito. Así es que trajín hubo, entre pobladores y yentes y vinientes, cada uno con lo suyo.

Cañada de la Cruz tuvo frutales, que muchos recuerdan, y trigo en el coto, y recursos variados en los montes. Molineros de Nerpio cruzaban la cuerda de la Gitana para trasegar con molienda y costales de trigo. Y es que en Nerpio hubo tantos molinos que preguntas ahora y los que conocieron aquello siempre se dejan alguno si les pides que los enumeren. Así que tenían que buscarse la vida por los alrededores. Iban recogiendo molienda por los cortijos y también vendían harina. Estos y otros molineros decían que era harina del campo de La Puebla, la más famosa del lugar.

Cañada de la Cruz y sus gentes
Piedra de Moratalla y Cañada de la Cruz. Autor: Jesús López

Arrieros de Archivel o Caravaca cruzaban por allí para adentrarse en la sierra y traer aceite de estraperlo.

De los montes sacaron en aquellos años toneladas de madera, de carbón, de leña, de espliego, maniserva y otras aromáticas. Gentes de todos los alrededores le hicieron frente al hambre trasegando por esos montes, que son generosos, pero no suficientes para remediar tanta miseria que trajo la guerra y la postguerra. Cuadrillas de gitanos de Huéscar acudían a final de verano para matar el hambre segando espliego.

Las mujeres de los represaliados de la guerra cruzaban la sierra por el camino de Inazares y Majarazán para llevarle a sus maridos presos algo de comida al castillo de Moratalla.

De aquellos tiempos épicos queda ya poca gente, Diego Navarro entre ellos. Diego es de la estirpe de Los Navarros de Cañada de la Cruz y de vez en cuando hablo con él. Diego es hombre de palabra fácil, afable, y transpira inteligencia natural. Como tantos otros de aquellos tiempos salió adelante con los trabajos más duros que te puedas imaginar y pasando penalidades en esos montes. Su talento y compostura le permitieron aprender las primeras letras y ha seguido leyendo mientras la vista se lo ha permitido. Con todo eso, en la frontera de los 100 años le da gracias a la vida. El otro día me dijo: “Estoy bien, hace un rato que me he levantao y estoy aquí, al lado de la estufa… voy decayendo y me apena que estoy perdiendo la vista y no puedo entretenerme con la leyenda, pero estoy satisfecho de ser lo que soy y de haber sido quien soy”.”

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Un comentario

  1. La firma Antonio Gómez Gómez y hermanos, que llegó a Cañada en 1929 y plantó 90.000 arboles entre manzanos y cerezos, generó empleo en la población y la atrajo de los puntos cercanos; su posición como vocal en la Camara de Comercio de Murcia, el presidir la Asamblea Naranjera en el Ayto. de Murcia en 1934 con todos los alcaldes de la provincia y exportadores y el liderar la exportación de naranja y conserva en sus 5 fabricas, a través de su Fletadora Murciana, abogando por la modernización de la economía murciana en el periodo republicano, le puso en la diana en postguerra ” ,,,y echaron mano las autoridades franquistas, de la manera que entonces se hicieron las cosas. ” expoliándole por mano de juan march con el que le obligaron a asociarse, que taló 30.000 frutales en Cañada, provocando la quiebra de la finca y la emigración de mil vecinos buscando un medio de vida fuera; triste historia la de este saqueo al emprendedor abaranero.

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