Ya en la calle el nº 1042

El patrimonio mundial de la UNESCO en la comarca del Noroeste. Por José Antonio Melgares

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Antonio Melgares Guerrero

Cronista oficial de Caravaca y de la región de Murcia.

No debe entenderse como petulancia, sino como simple comentario, la afirmación de que ninguna de las comarcas de la región de Murcia puede presumir del reconocimiento por parte de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la cultura) de tantos lugares inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial.

La UNESCO se constituyó en Londres, en 1945, entrando en vigor al año siguiente, con el fin de conseguir el establecimiento de la paz (tras las dos guerras mundiales habidas en la primera mitad del S. XX), mediante la cooperación internacional en los ámbitos de la Educación, la Ciencia y la Cultura.

La Convención celebrada en 1972, con el fin de proteger el Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, estableció que ciertos lugares de la Tierra con un valor universal excepcional, pertenecen no sólo a los estados donde se encuentran sino, por extensión, al Patrimonio común de la Humanidad. Todavía aquella institución supranacional, con sede en París, reconocía solamente el patrimonio material, tangible. Fue en la Convención celebrada en 2003 cuando se determinó tener en cuenta, e incluir en la Lista Mundial elementos relacionados con el Patrimonio Cultural Inmaterial, es decir, aquel “patrimonio vivo” referido a las prácticas, expresiones, sabores o técnicas, transmitidas por las comunidades de generación en generación.

Los primeros conjuntos arquitectónicos declarados Patrimonio de la Humanidad en España, lo fueron en 1984, incluyéndose en la lista entonces, la Alambra de Granada, la Catedral de Burgos, el Escorial, el Centro Histórico de Córdoba y la obra del arquitecto Antonio Gaudí.

En 1998, en el Pleno de la UNESCO celebrado en la ciudad japonesa de Kyoto, se incluyeron en la citada lista el conjunto de pinturas rupestres existentes en el espacio denominado “Arco Mediterráneo”. Encontrándose en esta relación las que se ubican en los términos municipales de Moratalla, Calasparra, Cehegín, Cieza y Mula. En aquel expediente tuvo especial importancia la experiencia del arqueólogo caravaqueño Miguel San Nicolás del Toro.

Años después, en 2018, tras la tramitación de un largo y embarazoso expediente, lo fueron las TAMBORADAS, consideradas como “Repiques rituales en España”, nombre que finalmente se convino tras el inicialmente propuesto como “las Tamboradas en España”. Aquel expediente en el que tuve la oportunidad de participar activamente, se inició a propuesta de la Comunidad Castellano-Manchega en el Consejo de Patrimonio Histórico Español, para la localidad albaceteña de Hellín. El Consejo aceptó la petición del alcalde de aquella, pero ampliándola a todas las ciudades que en España celebraban tamboradas vinculadas a la Semana Santa (todas ellas en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Murcia y Valencia). Las tamboradas de Moratalla y Mula, desde el primero momento fueron consideradas de interés primordial por sus características, tan diferentes como interesantes.

En diciembre de 2020, en pleno periodo de confinamiento por culpa de la pandemia de “Covid 19”, fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el festejo de “Los Caballos del Vino de Caravaca de la Cruz”, cuya celebración tiene lugar a lo largo de la mañana del dos de mayo cada año. También hubo que vencer múltiples obstáculos y perfilar aspectos que los delegados enviados por UNESCO no tuvieron claros al comienzo, en la construcción del expediente.

Desde entonces no ha habido otras declaraciones que afecten a la Región de Murcia, estando a la espera de su concesión, el bien denominado “La mañana de Salzillo”, fundamentado en la procesión matinal del Viernes Santo Capitalino, en la que se recrea plásticamente la Pasión de Cristo a través de una colección de imágenes y grupos escultóricos del artista Francisco Salzillo Alcaráz (S. XVIII). El expediente recoge no sólo la procesión sino los preparativos de la misma durante la víspera y la misma mañana del evento anual. También aguarda su turno “Los Bordados de Lorca”, actividad entre artística y artesanal relacionada con el bordado y sus manifestaciones estéticas en la Ciudad de Sol.

No es fácil conseguir de la UNESCO la inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial elementos materiales e inmateriales. Sobre aquellos, de momento la lista se encuentra cerrada. La avalancha de peticiones procedentes de todo el Planeta y la reflexión de los directivos de la alta Institución sobre la imposibilidad que tenían muchos países del denominado “tercer mundo” de acometer la elaboración de expedientes muy costosos, previos a la inclusión, respecto a los del “primer mundo” hizo necesario el cierre de la Lista por el momento. Las posibilidades se abren ahora a los bienes de carácter inmaterial

Las solicitudes las hace el estado miembro a través del Ministerio de Cultura del país solicitante, y sólo es preceptiva la cumplimentación del cuestionario facilitado por la propia UNESCO. No tienen el valor que muchos suponen las adhesiones de instituciones y particulares. El organismo superior que decide en última instancia, tiene sus propios elementos de juicio tras los informes solicitados a observadores que emiten su parecer de acuerdo con parámetros que sólo ellos conocen

La UNESCO, al aceptar en su seno toda clase de ideologías y creencias, no es favorable generalmente, y para no entrar en conflicto con nadie, a las manifestaciones religiosas, bien sean cristianas, musulmanas, judías o de cualquier otra creencia. Ejemplo elocuente de lo dicho, fue la denegación de la propuesta para su declaración, del proyecto denominado “La vid y el vino en los pueblos del Mediterráneo” (en el que tuve ocasión de participar activamente), promovido por las comunidades autónomas de La Rioja y Navarra (con la presencia de Murcia entre otras comunidades), el cual no llegó a prosperar (a pesar de la argumentación de que el vino no era exclusivamente una bebida alcohólica, sino también un alimento), por la negativa rotunda de los países de religión islámica).

Costumbres y manifestaciones de carácter inmaterial como “La Dieta Mediterránea”, “el Flamenco” y “Las construcciones en piedra seca”, se han declarado e incluido en la lista mundial sin la inclusión de la Comunidad Murciana por olvido, omisión o indiferencia de las autoridades competentes, pues festivales como el del “Cante de las Minas” o de “Lo Ferro”, entre otras manifestaciones murciana podrían haberse incluido; así como la tradicional construcción de “hormas”, “cucos” (de Jumilla y Yecla), “pozos de nieve”, hornos y otras construcciones de esta naturaleza podrían haber formado parte de las construcciones líticas sin argamasa alguna de unión. Tampoco los “Toques y repiques de campanas” incluyeron los nuestros, tan elocuentes y conocidos, sobre todo por las generaciones de personas mayores que aún las recordamos y que durante siglos constituyeron un código acústico de entendimiento entre los habitantes de un lugar concreto.

La reciente aceptación por UNESCO de una revisión de lugares que tienen construcciones en piedra seca, será la oportunidad para que la CARM se incorpore al expediente e intente incluir las nuestras en la declaración final, con lo que las tradicionales “hormas” para la contención de terrenos se podrían ver favorecidas, aunque ya no queden artesanos que sepan construir mediante esta técnica milenaria.

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