MICAELA FERNÁNDEZ
Aunque nunca deberían haber salido ni del BIC del que formaban parte ni de los límites de la Región de Murcia, este martes regresaban al Monasterio de La Encarnación de Mula las 82 obras de arte que habían sido trasladadas hasta Elche por las hermanas clarisas poco antes de abandonar el convento a finales de 2019.
Han sido casi tres años de reclamaciones y una sentencia sancionadora a la abadesa de la Orden de Santa Clara de Elche, hasta que finalmente las piezas llegaban hasta Mula inventariadas y catalogadas una a una entre relicarios, esculturas, cuadros, casullas y un sinfín de obras de arte que forman parte del legado de la Orden durante más de 400 años asentadas en Mula pero que deben permanecer en el BIC del Monasterio según la Ley de Patrimonio de la Región de Murcia.
Los costes del traslado de las 82 piezas, embalajes y seguro de transporte han sido responsabilidad de las hermanas, según un acuerdo entre la consejería de Cultura y la Orden tras anunciar su devolución.
Hasta tres portes hubo que realizar en furgoneta desde el Museo de la Ciudad, donde habían sido depositadas las piezas desde Elche, por las estrechas calles que llevan al Convento. Allí eran las propias clarisas, -aunque no se dejaron ver- quienes comprobaban el estado de las piezas tras el traslado que, junto a los técnicos de la Dirección General de Patrimonio inventariaban que todas las obras correspondían con el inventario reclamado.
Finalmente Mula recupera esta parte de su historia que permanecerá en el Monasterio custodiada a partir de ahora por las Hermanas Comunicadoras Eucarísticas del Señor, la orden boliviana que reside actualmente en el convento aunque las obras siguan formando parte de la Orden de Santa Clara.
