Ya en la calle el nº 1042

Enmudece, a los 76 años, la voz de oro de Ben E. King

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

POR PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

“Stand by me” fue su canción emblemática que no solamente interpretó como cantante, sino que, además, fue compuEnmudece, a los 76 años, la voz de oro de Ben E. Kingesta por él mismo, con la ayuda de Jerry Leiber y Mike Stoller, quienes también produjeron el que, luego, sería single del tema. Esa canción se concibió, en principio, para que fuera grabada por “The Drifters” (antes, “The Five Crowns”), algo que, por decisión de su manager, nunca llegó a materializar este longevo grupo vocal afroamericano de rhythm & blues y doo wop, género también conocido como du duá, un conjunto extraordinariamente exitoso durante la década de los ’50 y los tres primeros años de los ’60, con vocalistas tan míticos como Clyde McPhatter o Johnny Moore, banda que, con algunas alternancias o cambios en su formación original, continúa activa en la actualidad con gran consideración por parte de los más adentrados en esos géneros musicales que siguen practicando, siendo sus creaciones más emblemáticas “Such a night”, “There goes my baby”, “Money honey”, “Save the last dance for me” o “White christmas”,por poner solamente un quinteto de representativos ejemplos de estos maestros vocales a los que perteneció Ben E. King y con los que grabó solamente diez canciones.

George Treadwell, un mánager auténticamente despiadado

Pero el nombre de la formación era propiedad de George Treadwell, un músico que optó por convertirse en manager, auténticamente despiadado, que, para confirmar su incómoda posición, pagaba una miseria a los artistas a los que representaba y les despedía nada más que formularan la más mínima protesta. Tanto es así que Treadwell consideraba a los “The Drifters” como una franquicia propia, mientras que les simultaneaba con otras muchas bandas que actuaban, bajo su tutela y apoderamiento, por diferentes lugares de Estados Unidos, en particular, y del mundo, en su conjunto. En el tercer álbum en solitario de King, titulado “Don’t play that song!”, lanzado por la compañía “Atlantic Records”, en 1962, se incluyó su “Stand by me”, lo que constituiría su segundo éxito como solista, después del también incomparable “Spanish Harlem”, fechado en 1961. No obstante, “Stand by me” se ha versionado por decenas y decenas de artistas, solistas y grupos, que han hecho bandera sonora de tan irrepetible partitura. Y así se convirtió en una voz prodigiosa, respetada y valorada el inolvidable Ben E. King, quien la pasada semana le dijo adiós para siempre a los millones de seguidores que ha mantenido fieles en todo el universo musical y que, seguro, le seguirán escuchando con el mismo cariño y devoción por su incuestionable calidad interpretativa y la indiscutible valía de las canciones que nos deja para recordarle. Su verdadero nombre era Benjamin Earl Nelson (28-09-1938, Henderson-Carolina del Norte-Estados Unidos/30-04-2015, Hackensack-Nueva Jersey-Estados Unidos). De todas maneras, por cercanía fonética y porque sabemos que ocurre con cierta frecuencia, nos permitimos recomendar aquello de “no confundir con B.B. King”, el estadounidense de 89 años (13 mayor que el finado) que tantas veces nos ha deleitado tocando esa negra guitarra a la que bautizó con el nombre de “Lucille” y con la que nos sedujo, entre otros escenarios, en la Plaza de Toros de Alicante y en el Polideportivo de San Javier, junto a Raimundo Amador, en ambos casos, y en el Auditorio “Víctor Villegas”, de Murcia, en una actuación, en solitario, que resulta mágicamente inolvidable.

Una de las canciones más versionadas de la historia musical

Y las versiones citadas de “Stand by me” no han sido realizadas por gente sin nombre artístico, no, nada más alejado de la realidad, sino que, entre ellos, se incluye nada más y nada menos que al propio Muhammad Ali, cuando todavía se le conocía como como Cassius Clay, quien fuera campeón mundial de boxeo, en la modalidad de los pesos pesados, grabación que llevó a cabo en 1964, eligiendo como “Cara B” del disco “I am the greatest”, una canción compuesta por John Lennon, en Diciembre de 1970, que se publicara en el álbum titulado “Ringo”, grabado por Ringo Starr, su antiguo compañero y baterista en “The Beatles”. En la grabación de la canción, que tuvo lugar en Los Ángeles, en Marzo de 1973, participaron el propio Ringo Starr, John Lennon y George Harrison, por lo que el acontecimiento se convirtió en significativo por ser la única vez que grabaron juntos, más de dos ex-componentes de “The Beatles”, entre la separación del grupo de Liverpool, en 1970, y el asesinato de Lennon, en 1980, quien creó la canción a modo de irónico comentario sobre su pasado en el cuarteto, adaptándola, más tarde, para Starr. Pero, también grabaron “Stand by me”, Tracy Chapman, Jon Bon Jovi, Enrique Iglesias, Andranik Madadian, Richie Sambora, Elvis Presley, Prince Royce, John Lennon, Otis Redding y U2, grupo que la interpretara en sus giras denominadas “Joshua Tree Tour” y “Zoo TV”, entre 1987 y 1993, siendo muy recordado su concierto celebrado en Filadelfia en el que un Bruce Springsteen entusiasmado y muy dispuesto se unió al grupo para cantar a su lado ese tema que ya se ha convertido en un himno. Pero también lo han interpretado grandes artistas que conforman una interminable lista. ¿Cuál fue la mejor versión?. Eso es muy difícil de determinar, porque todos los relacionados son grandes monstruos de la canción y sus versiones gozan de fuerza, predicamento y calidad. No obstante, en nuestra modesta opinión, las que interpretaron John Lennon o Elvis Presley son como “para quitarse el sombrero”. Y la más popular y copiosamente vendida en España fue la que grabó, en castellano, el italiano Adriano Celentano, bajo la denominación de “Rezaré” y que decía “Rezaré por ti, que me diste tu amor/Y por ti, mi dolor rezaré/Yo no sé por qué/tu querer fue mi cruz/Y la luz de un altar te brindé/No sé si llorar consuela mi sed/Si Dios quiere escucharme/Rezo por el beso que jamás olvidé”. En definitiva, la cuarta canción más emitida en la historia de la radio y la televisión estadounidense, sin olvidarnos de que Celentano, posteriormente, también grabaría otros temas de Ben E. King como el éxito titulado “Don’t play that song (you lied)…”.

Solamente “Stand by me” eclipsó su “Spanish Harlem”

King, que ha fallecido por causas naturales, siendo sus 76 años, quizás, el principal y más adverso factor, se formó musicalmente en la iglesia. La sofisticación del más auténtico pop neoyorquino tuvo en King un fortalecido ejemplo. De todas formas, su “Spanish Harlem” solamente se encaramó a la cima de las listas estadounidenses en la voz de la siempre diva Aretha Franklin, en 1971, una canción que, indudablemente, sería eclipsada por la singular “Stand by me” que llegó a convertirse en una de las imprescindibles canciones del turbulento siglo XX. Y, a todo esto, una indefinida carrera del fallecido, quien, profesionalmente, se hizo depender del siempre innoble circuito de casinos y nightclubs en los que exhibía una amplia variedad de repertorio y una elegancia interpretativa envidiable. Y, como se atrevía con todo, merced a su inimitable voz, grabó “Amor”, del mexicano Gabriel Ruiz o “What now my love”, del francés Gilbert Becaud; adaptó éxitos italianos como “Uno dei tanti”, traducida como “I (who have nothing)”. Y hasta participó en el festival de Sanremo para adentrarse en el sonido imperante entre loscantantes de color de la década de los ’60, interpretando “What is soul?”, creación del año 1966, además de tomar parte en el efímero pero muy reconocido grupo “The Soul Clan”, en 1968. También se hizo acompañar, en 1975, por Carlos Alomar, quien, entonces, fuera guitarrista del grupo que musicalizaba las actuaciones en directo del legendario David Bowie, así como otros jóvenes músicos de la época con los que regresaría a las listas de éxitos por la puerta grande que siempre tuvo abierta. Se relacionó, igualmente, con los escoceses “Average white band”, hizo música infantil y se permitió numerosas licencias que cabían, en todo momento, en su magistral voz de oro. De Ben E. King podríamos hablar y comentar hasta llenar páginas y más páginas, pero, ahora, como no disponemos de más espacio, solamente cabe recordar que, tristemente, ha dejado de estar entre nosotros. Descanse en paz para siempre. Buenos días.

Pedro Antonio Hurtado García
es Director de Zona de CAJAMURCIA-BMN
en el Noroeste murciano

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