Ya en la calle el nº 1041

“Por fin los nombres de los cuatro deportados caravaqueños serán recordados para siempre”

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

VÍCTOR PEÑALVER GUIRAO/Historiador

Hola a todos
Muchas gracias, Óscar, Pepe…Gracias al ayuntamiento de Caravaca y a todos los grupos políticos municipales por su apoyo unánime para hacer posible este homenaje.


Hoy es un día importante para la Historia Local de Caravaca; tras más de 70 años por fin los nombres de los cuatro deportados caravaqueños serán recordados para siempre. Pero a pesar de la alegría, hoy también es un día para pedir perdón. Perdón a los deportados Félix Nadal Guerrero, Juan Seguero Gómez, Diego Palazón y al superviviente Juan Aznar García.
Cruci, familiares de Juan Aznar…Casi cuarenta años de dictadura, pero otros tantos de democracia han tenido que pasar para que por fin hagamos este acto.
Esta circunstancia nos debe hacer pensar qué tipo de Historia nos han enseñado y cuán manipulada está esa Historia Oficial creada por el franquismo, y que en cierta medida se ha mantenido hasta nuestros días. Y es que la dictadura totalitaria construyó un relato que justificaba su levantamiento en armas en 1936, un relato que ocultó sus crímenes y ocultó sus alianzas con Hitler y Mussolini cuando éstos perdieron la Segunda Guerra Mundial, un relato que nos escondió a estos cuatro héroes de la libertad que hoy homenajeamos.
Hace pocos días tuve la oportunidad de visitar el campo de Mauthausen. Mientras recorría ese centro del terror pude ver las temidas cámaras de gas, el crematorio, la cantera de granito a la que eran destinados los presos a trabajar hasta la extenuación, los utensilios médicos con los que los nazis hacían experimentos atroces…Pero lo que más me dolía era el silencio y el olvido para con los más de 9.000 españoles que pasaron por allí, de los que más de 400 eran murcianos y 32 eran vecinos de la Comarca del Noroeste. A cada paso que daba por Mauthausen, no dejaba de pensar que entre sus muros se encontraron vecinos de Cehegín, Calasparra, Moratalla, Bullas y Caravaca ,y que en sus pueblos nadie supiera quiénes eran ni se imaginaban que pudieran haber acabado en un lugar así.
De los 9.000 españoles, más de 5.000 murieron, lo que nos muestra que la tasa de mortalidad de los españoles en los campos nazis era cercana al 60%. Los más de 3.000 españoles que fueron liberados de Mauthausen (el 5 de mayo de 1945) no pudieron volver a España. Mientras sus compañeros ingleses, franceses, holandeses regresaron a sus países y fueron recibidos como héroes, los españoles se quedaron un breve tiempo en el campo porque no sabían dónde ir. Al final Francia se ofreció a acogerlos. En la España de Franco no eran bienvenidos.

¿Cómo acaba un español en un campo de concentración nazi? La Historia de la deportación es la historia del aniquilamiento de la democracia, de víctimas (los republicanos) y de verdugos (el fascismo). Con la caída del frente de Cataluña en los inicios del año 1939, 600.000 personas cruzan los Pirineos rumbo a Francia, de la que esperaban que fuera una zona segura. Los más entusiastas pensaban en embarcar desde un puerto mediterráneo francés para llegar a Valencia y defender la última gran trinchera republicana. El resto, hombres, mujeres y niños, sólo querían escapar de la feroz represión franquista con la que se inauguraban los territorios recién conquistados: Galicia, el oeste de Andalucía, Badajoz, “La columna de la muerte” del General Yagüe…la violencia llevada a cabo por los rebeldes en estas zonas estaba en la memoria de aquellos que se exiliaron a Francia. Pero en el país vecino no encontraron la hospitalidad imaginada y fueron recluidos en campos de internamiento por todo el Sur del país. En septiembre de ese mismo año estalla la II Guerra Mundial. Unos tendrían la suerte de huir rumbo a América – principalmente a México-. A otros les tocó volver a combatir contra el fascismo. Obligados a integrarse en las Compañías de Trabajadores Españoles, en la Legión Extranjera o como voluntarios en la Resistencia, formaron parte de las tropas que intentaron parar el avance de las tropas nazis. El éxito inicial de Hitler en la guerra dio lugar a la captura de esos españoles. Primero fueron destinados a centros de prisioneros de guerra. De ahí a los temidos campos de concentración alemanes: Auschwitz, Dachau, Ravensbrück, Buchenwald y principalmente Mauthausen.
Podría hablar mucho de las condiciones que encontraron nuestros compatriotas en los campos nazis. Sin embargo, creo que es mejor que nos lo cuente uno de los protagonistas de este acto, el superviviente caravaqueño Juan Aznar, nacido en Barranda (Caravaca) el 5 de julio de 1918 y deportado a Mauthausen el 13 de diciembre de 1940. Así lo narró Juan, el prisionero 4597, al periodista e investigador Carlos Hernández hace apenas dos años.

Tienes razón, Juan, “no se puede olvidar” tu cautiverio y el de tus compañeros. Que sirva tu figura y tu relato como símbolo para continuar con la dignificación y reconocimiento de los deportados de la Comarca del Noroeste. La tarea que empezó Calasparra, hoy la continua Caravaca. Aún faltan Bullas- con 6 deportados-, Moratalla – con cuatro- y Cehegín – con doce-. Por eso, este acto debe ser un punto y seguido. Ojalá nos volvamos a encontrar pronto en uno de nuestros pueblos vecinos para rendirles el homenaje que se merecen.
Hagámoslo por Juan.
Hagámoslo en honor a la Verdad, a la Justicia, a la libertad y a la Democracia.

Muchísimas gracias.

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