Ya en la calle el nº 1041

Películas para una cuarentena: El Hoyo

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Añade aquí tu texto de cabecera

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

DAVID LÓPEZ

Muchas veces decimos que la ficción supera la realidad y no nos equivocamos en nada, más en los tiempos que corren o corremos. El estreno de El Hoyo (Galder Gaztelu-Urrutia, 2019) en Netflix, no ha podido venir en una fecha más oportuna que la que actualmente se está viviendo. Bueno, fue hace casi dos meses ya, pero es casi también lo que se acerca a nuestro confinamiento y se vienen muchos pensamientos, hipótesis…, a la cabeza de uno. Película con premios serios en festivales de género el año pasado como son Sitges (mejor película), Toronto (Premio del Público) y Sundance (premio del Público Midnight Madness). Película que juega con el fantástico, con la realidad, pero no de ahora, sino desde que se ‘creasen’ las clases sociales, el terror y la claustrofobia. En ella se puede ver como se pone sobre la mesa, una plataforma en este caso, la aplastante y cruda existencia en la que nos movemos, por mucho que cueste creer ciertas normas impuestas. Se deja ver, si se abre el campo de visión y se tiene una mente preparada, lo que se esconde detrás del poder, detrás de cada uno de nosotros, y, por supuesto, lo dispuesto a hacer para sobrevivir.

El Hoyo, de forma crítica y con un humor bastante negro, nos cuenta como en un futuro, no tan lejano, como si fuese una distopía, existe una plataforma por nivel y dos personas por cada uno de estos niveles. Dicha plataforma, está llena de comida en el nivel 1, pero que irá quedándose en nada según desciende. Y es aquí donde la película te hace varias preguntas: ¿Eres de los que piensan demasiado cuando se está arriba? ¿O de los que no tienen valor cuando se está abajo? No hay tiempo para descubrirlo, hay que actuar casi sin pensar, o no saldrás vivo del hoyo (del hoy) en el que vivimos.

A nivel personal, la película de Galder, primer largometraje tras haber dirigido dos cortometrajes: 913 (2004) y La casa del lago (2011), tiene un comienzo titubeante, un desarrollo notable, efectista y crudo, pero con un final debilitado como el protagonista principal. Iván Massagué, el actor en cuestión, (La familia Mata, Los misterios de Laura, El barco, Gym Tony, El año de la plaga…) está notabilísimo, como también es de remarcar la dirección y producción, salvo sus primeros veinte minutos, que me costó horrores entender lo que hablaban (susurraban prácticamente), y eso, sinceramente, no es viable en estos tiempos que corren.

Podrá gustar al completo, por momentos, por una banda sonora espectacular, por la brutalidad de ciertas secuencias, por lo que se cuenta y cómo, o puede que por ninguna de éstas. Y luego está su final, que escribiendo estas líneas, me he encontrado varios sitios donde lo explican o quieren explicar… Pongo puntos suspensivos, porque no se puede colocar un emoticono de perplejidad ante tanta idiotez humana. Sí, el final es abierto a muchas teorías que cada uno ‘se debe trabajar’ de forma propia, pero no para que te lo masquen y den todo en bandejita de plata, porque recuerden, estamos en una plataforma con niveles donde casi no somos nada ni podemos esperar nada de nada. Y lo más importante, esto es cine, es magia, hay que dejarse llevar.

¡Suscríbete!

Recibe cada viernes las noticias más destacadas de la semana

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.