Fulgencio Caballero, escritor/Fotografía: Jesús Rodríguez
Resulta enriquecedor conocer a personas entusiastas de un lugar y descubrir a través de ellas las maravillas que atesora. Comprometidos con Moratalla, el fotógrafo Jesús Rodríguez y la naturalista Cristina Sobrado alientan a disfrutar de uno de los cien pueblos más bellos de España según National Geographic y duodécimo en extensión de todo el país.
Pero no es sólo por su casco urbano merecedora de tal distinción. Esta tierra posee un cautivador pasado que se remonta al mioceno medio, cuando a través del actual curso del río Alhárabe conectaba el Atlántico con el Mediterráneo por el entorno donde se encuentran las ruinas del castillo de Benizar y las cuevas de Zaén. Un marco idóneo para el arte rupestre, la edad de bronce y civilizaciones posteriores.
A través de las explicaciones de Cristina y del objetivo de Jesús, la fortaleza se convierte en privilegiada espectadora de un paisaje de exuberante biodiversidad. En palabras de la naturalista, las rocas que sirven de base al castillo atestiguan un pasado bajo el mar hace más de 14 millones de años, siendo la Fuente de Arriba y el arroyo de Benizar restos de un caudal mucho mayor que erosionó y propició la separación del macizo calizo, dejando paso a la carretera que hoy baja desde Zaén.
Agua y ecología convierten este paso, que delimita Murcia con Castilla-La Mancha, en un vergel con un particular ecosistema en parajes como el Rincón de las Cuevas. Las rocas hablan de antepasados a través de pinturas rupestres, petroglifos, antiguas escaleras y apriscos. Y de íberos utilizando el macizo para defenderse y controlar el territorio por donde transcurriría la principal ruta de comunicación entre tierras de interior con poblaciones manchegas. Y de una gran frontera durante el período islámico que alternó paz con violencia por su codiciada situación estratégica.
En definitiva, Benizar atesora un pasado que ha forjado a sus habitantes; una historia grabada en los restos de un castillo que no debemos olvidar.
