JESÚS RODRÍGUEZ/CRISTINA SOBRADO
Número 1000 de El Noroeste. Mientras se convertía en el medio de comunicación más importante del territorio, ¿qué ha pasado en nuestros espacios naturales?
Los temores atisbados hace más de 30 años, han aumentado de manera exponencial.
Examinemos 5 puntos álgidos en materia medioambiental… “durante 1000 números de El Noroeste”
PREVENCIÓN GRANDES DE INCENDIOS FORESTALES
Si algo de gran valor queda en estas comarcas, son sus grandes extensiones de terrenos forestales. Recordando el gran incendio del 4-7-1994 en Moratalla, no estamos poniendo los medios suficientes para prevenir otro desastre parecido. Quizás todavía no sabemos ver los beneficios que se derivan de los grandes bosques y mucho menos, valorarlos económicamente, algo que los ambientalistas sí saben hacer; ellos los describen así:
“Los servicios ambientales o ecosistémicos, son aquellos servicios que resultan del propio funcionamiento de los ecosistemas. Son ejemplos de ello, la producción de agua limpia, la formación de suelo, la regulación del clima por parte de los bosques, la polinización, producción de aire limpio, etc.”
En esta región predesértica, tienen funciones tan invisibles como imprescindibles. Incluso nuevas visiones de producción acordes con los tiempos, como producción de biocombustibles a partir de biomasa leñosa, sumándola a los desechos agrícolas
Probablemente ahora haya más ejemplares de pino que hace 100 años. Pero, ¿y la calidad de este bosque naturalizado? Zonas como la que sufrió el incendio del 94, muestran densidades de pinos que superan los 5 pies/m2, con alturas que superan los 2m y grosores de tronco en base, inferiores a 5cms. En otras zonas no incendiadas, la densidad también podría cuestionarse y, probablemente reducirla, redundaría en su calidad ambiental
Dicho todo, a sabiendas de que los dirigentes económicos, suelen malinterpretar las ideas que surgen muy especialmente del pensamiento ecologista. A la vista está el destructivo desarrollo de las energías alternativas.
Lo anterior, sumado a un aumento de retenes forestales, asegurar la presencia del helicóptero Kamov en La Alberquilla de Caravaca y ampliar las labores silvícolas destinadas a la prevención, es algo que contribuiría sin duda, sino a impedir los incendios forestales, sí a reducir su magnitud. Endurecer las condenas a los pirómanos, es algo que se nos antoja urgente.
AGRICULTURA AGRESIVA
La agricultura y la ganadería, nos han traído hasta aquí desde el Paleolítico. La agricultura consiste en destruir la cubierta vegetal natural, para sustituirla por plantas seleccionadas por nosotros, creando zonas vegetales de origen antrópico. La naturaleza se adapta a muchas transformaciones sin resentirse, pero tiene límites y los estamos sobrepasando.
El aumento extraordinario en la producción de nuestras tierras, obliga a usar maquinaria agrícola enorme, exigiendo amplias superficies de terreno libre de obstáculos, como ribazos, muros que nivelan el suelo, pequeñas áreas incultas… Algunos construidos por agricultores que sabían que el agua corre menos en suelos horizontales, riega más y mejor, y no arrastra el suelo fértil. Cada vez que llueve, no necesariamente torrencialmente, caminos y carreteras se llenan de barro, piedras y restos vegetales arrastrados por las aguas que encuentran franco el camino hacia barrancos, ramblas… La pérdida de suelo fértil obliga a un mayor gasto de fertilizantes que obligan a su vez a aumentar las labranzas y cada vez perdemos más y más suelo fértil en una Región con graves problemas de desertificación.
Esas prácticas, unidas a años de uso fitosanitarios, venenos para todo tipo de plagas, han propiciado suelos casi muertos en los que apenas sobreviven insectos. Los invertebrados desaparecen en todo el mundo. Con ellos, millones de aves. anfibios y micromamíferos. Toda esta fauna sirve de bioindicador para testar el estado de salud de nuestros campos, los que nos alimentan. Si ellos están desapareciendo, nuestro futuro, ¿cuál es’. Todos formamos parte del sistema.
MACROPLANTAS SOLARES
Jamás una solución, puede ser parte del problema. Es lo que pasa con las energías alternativas. Una buena gestión y ordenación de estas renovables, ocupando todos los tejados posibles, incluidos espacios dentro de los polígonos industriales y zonas anejas a pueblos y ciudades, hubiera sido el desarrollo más sensato, unido a consumos responsables.
Otros no lo interpretaron así. Para ellos, lo mejor es que el consumo crezca indefinidamente, a costa de las últimas extensiones cerealistas y su fauna asociada. La guerra de Ucrania ha dejado patente un agujero en la economía global. Depender de otros en lo básico (alimentos), nunca debería ser una opción. Ahí los cereales y la ganadería extensiva, juegan un papel estratégico fundamental. Las energías alternativas, no deberían consumir territorio de producción alimentaria masivamente. Mucho menos espacios naturales.
La poco rentable agricultura y ganadería de los secanos, no es cuestión sólo de agricultores y ganaderos que, no sólo necesitan de nuestro agradecimiento, también de ayudas necesarias para mantener su actividad y hacerla atractiva a jóvenes que abandonan el campo, muchos continuarían el oficio de sus antecesores.
El noroeste cerealista y ganadero, productor de alimentos, debe protegerse frente a la burbuja especulativa de las macro-plantas solares.
MACROGRANJAS DE CERDOS
En esta economía sin límites en la que naufragamos, alguien decidió que había que inundar el planeta con los marranos españoles. Y en ese camino, nos estamos convirtiendo en la marranera del mundo… Y “disfrutando” de sus consecuencias. Es fácil para cualquiera que recorra algunos lugares de nuestra comarca, que la nariz le avise de que se acerca a una enorme explotación porcina, o que los campos que nos rodean, han sido “beneficiados” con los purines. Estas grandes explotaciones, consumen mucha agua, dan trabajo a muy poca gente, perjudican la calidad de vida de los vecinos, y dañan gravemente el desarrollo del turismo de interior.
EXPLOLIO DE ACUÍFEROS
Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, Lagunas de Ruidera, Parque Nacional de Doñana, los Ojos de Archivel, antaño nacimiento del río Argos, donde anillábamos aves palustres, y uno de nuestros paisajes desaparecidos. Todos, ejemplo de abuso del agua.
La gestión del agua, siempre fue una asignatura pendiente pese a ser líderes en su aprovechamiento y uso milimétrico. El problema es que por bien que se administre, no podemos consumir más agua de la que producen nuestras cuencas.
Las superficies de regadío no dejan de aumentar y con ellas, la explotación de los recursos hídricos subterráneos, que podrían ser usados sin expoliarlos, pues tecnología nos sobra. Por no hablar de los contaminantes que alcanzan las aguas subterráneas.
Científicos expertos en la materia, apuntan al año 2035 como punto de no retorno si no conseguimos frenar el cambio climático. Parecemos no entender la urgencia, y la comunidad científica no es escuchada. Sirva este incompleto repaso por nuestro pequeño universo del Noroeste-Río Mula, para reflexionar. El medio que nos da la vida, es devorado por un desarrollo mal entendido, y peor repartido. Ya no es un reto futuro, es un reto presente.
