JAIME PARRA
Una labor fundamental, aunque poco conocida, para impedir o por lo menos mitigar el impacto del COVID, tanto en residencias de personas mayores (la comarca del Noroeste cuenta con tres: en Calasparra, Caravaca y Cehegín) como en centros de día, centros residenciales de personas con discapacidad (como Apcom) o comunidades terapéuticas lo ha desarrollado en el Área IV de Salud María José Rodríguez.
Enfermera de profesión que trabajaba en atención primaria, la dirección de Enfermería la reclamó en abril para que se pusiera en contacto con residencias y centros sociosanitarios: “Empecé una labor muy sencilla, presentarme a los centros y ver qué necesidades tenían de cara a la pandemia”.
Una tarea para la que ha contado con el apoyo de la gerencia en sus direcciones Médica y de Enfermería y la ayuda de la Unidad de Calidad. “Gracias a que los he tenido a mi disposición en todo momento, he hecho un trabajo pequeño pero creo que útil”.
Un trabajo invisible para los ciudadanos pero muy valorado en esos centros no puramente sanitarios que al comienzo de la pandemia mostraban sus dudas a la hora de establecer protocolos Covíd y tenían un déficit de formación sanitaria.
“Como enfermera de enlace con residencias una de mis labores era crear una red de contacto de los centros con el sistema sanitario, no solo el hospital sino su equipo de atención primaria, para que entre todos podamos conseguir que el impacto covid sea el mínimo posible”.
Un trabajo de soporte, una labor preventiva que hizo que tuviera un conocimiento privilegiado (desde la disposición de espacios hasta el nombre o número de pacientes) que resultó muy útil cuando se declararon los brotes en las residencias de mayores de Caravaca y Cehegín.
“Después se movilizaron todo tipo de recurso. Dos supervisoras de enfermería que llevaron todo el tema de gestión de la medicalización, además el grupo de respuesta rápida de la Consejería de Salud en estos centros, el denominado CORECA, y luego nuestra Área llevó una cantidad de facultativos grande, con la geriatra María José Navarro a la cabeza”.
Un trabajo reconocido por el CORECA y que hubiera sido imposible sin la colaboración de los trabajadores de la residencia.
“Es de valorar el trabajo que hacen estos centros, su labor social, yo creo que después del Covid tiene que quedar muy patente para la sociedad la labor que hacen los centros sociosantiarios en atención a las personas mayores y las personas discapacitadas. He visto cómo los trabajadores de los centros quieren a las personas que atienden He visto a trabajadores trabajar horas y horas por ellos”.
María José Rodríguez insiste en la labor de estos trabajadores: “He visto actitudes muy profesionales que creo que hay que destacarlas y también muy humanas. Me ha ayudado a pesar del dolor ver esto también. Se ha sufrido mucho cuando vemos que muere gente, es muy doloroso, pero también me quedo con que he conocido profesionales de altura.”
María José Rodríguez, con el apoyo de sus compañeros, continuará adelantándose a las necesidades de los centros de la comarca mientras tenga la confianza de sus superiores.