MICAELA FERNÁNDEZ
María José García Buendía es maestra, pero, pese a su juventud, no sólo es una maestra, sino una maestra de verdad, de las que se implican, de las que, aunque lleguen las dos de la tarde sigue pensando en sus alumnos y en cómo seguir transmitiéndoles los valores adecuados para una infancia plena y un futuro mejor.
Natural de Campos del Río, actualmente ejerce su profesión en Alcantarilla como tutora de uno de los grupos de Tercero de Primaria de su colegio.
Aficionada a la escritura, la lectura y a todos los recursos que ofrece la tecnología y, coincidiendo con el 8M, María José escribió y diseñó un audiolibro sobre la mujer a lo largo de la historia y lo hizo desde la visión de una niña fijándose en las dificultades y los logros de su madre y de su abuela.
El cuento, que se presentó a todos los alumnos del centro con motivo de las actividades por el Día de la Mujer, es el ejemplo de cómo las mujeres siguen caminando firme y superando obstáculos.
¿Cómo surgió la iniciativa de escribir este cuento?
Un día, la directora de mi colegio me propuso preparar una presentación para conmemorar la semana de la mujer en el centro, bajo el lema “Cuéntame tu historia”, donde se les explicara a los niños/as la evolución de la figura de la mujer. A raíz de aquella conversación y tras pensar y descartar varias opciones, finalmente decidí redactar el cuento. Pero… no quería redactar un cuento y ya, así que utilicé una de mis herramientas digitales favoritas y decidí montarlo en forma de audiolibro, de manera que resultase un poco más llamativo y motivador.
¿Cómo lo acogieron los niños/as de tu cole cuando lo vieron?
Aún me emociono cuando recuerdo sus caras de ilusión. Los niños/as que reconocieron mi voz me miraban con ojos brillantes buscando la confirmación de que así era. Una sensación indescriptible. A raíz de él surgieron preguntas y ellos mismos ofrecían ejemplos de mujeres reales.
Las mujeres del cuento, ¿son reales?, ¿forman parte de tu vida?
Sí y no. Las mujeres del cuento están inspiradas, la mayoría, en las mujeres de mi entorno. Algunas forman parte de mi vida, otras tienen aficiones o profesiones de mi gente, pero ninguna encaja al cien por cien en una persona real. Sin embargo, hay un detalle especial, el nombre de la abuela de la protagonista, Patrocinio, que era una de mis bisabuelas. Ella soñaba con ser maestra, pero no pudo serlo. Hoy, yo lo soy.
¿Qué significan para ti las mujeres de tu entorno más directo?
Pienso en ellas y solo me vienen palabras de admiración: guerreras, valientes, trabajadoras, talentosas, inteligentes, soñadoras… Mis amigas, ejemplo de lucha, perseverancia y constancia, los hombros donde desahogarme. Mis compañeras, mis maestras. Cada una de ellas ha puesto (y seguirán poniendo) granitos de arena en lo que hoy soy. Mis alumnas, las de ayer, las de hoy y las de mañana, mariposas desplegando sus alas, sonrientes e ilusionadas, mi motor. Mi familia, mis guías, el espejo en el que mirarme y los brazos en los que refugiarme.
Afortunada de estar rodeada de ellas, poder compartir vivencias y celebrarlas. Desde aquí, GRACIAS a todas las mujeres de mi vida. Estoy muy orgullosa de vosotras.
Desde siempre has sabido que te dedicarías a la enseñanza, ¿cómo surgió ese deseo y cómo fue el recorrido hasta alcanzarlo?
Siempre lo he tenido clarísimo. Desde que era pequeña me veía reflejada en las maestras de mi cole. Llegaba a casa, me ponía unos tacones y reproducía las clases de la mañana. Mis alumnas a veces eran muñecas, otras imaginarias y, en la mayoría de los casos, mi alumno era mi abuelo.
El recorrido ha tenido trayectos amargos. Durante mi enseñanza obligatoria fui a un colegio y a un instituto donde me sentía en casa. Tenía unos profesores con una vocación admirable (de la que me empapé como mejor supe) y fui una alumna brillante. Sin embargo, tristemente, noté una gran diferencia cuando tuve que cambiarme de centro para estudiar bachillerato. Allí me sentía fuera de lugar, con profesores para los que era una completa desconocida, que no se implicaban y no hacían sentir su calor al alumnado. Esto también me ayudó para darme cuenta de qué tipo de docente no quería ser. Posteriormente fui a la universidad, donde me sentí afortunada. Sabía que había encontrado mi lugar y no podía sentirme más plena. Os engañaría si os dijera que me encantaban todas las asignaturas, pero, era tal mi ilusión, que disfruté muchísimo del proceso. Actualmente no he dejado de estudiar, ni creo que lo haga nunca. Soy una persona muy ambiciosa, me encanta aprender y así poder enseñar a mis alumnos/as de una forma satisfactoria, a la altura de los retos y desafíos de la sociedad, propiciando una enseñanza de corazón a corazón, con ilusión y afecto.
Vives en un pueblo pequeño, Campos del Río, ¿es más difícil alcanzar metas para la mujer en entornos rurales?
Por supuesto. Es cierto que cada vez la brecha es menor y hay más posibilidades y vías de acceso al conocimiento, pero no deja de ser un entorno donde prima lo tradicional, donde determinadas cosas siguen estando mal vistas y donde hay que opinar sobre todo lo que acontece. Pero, en mi pueblo hay mujeres maravillosas, trabajadoras, emprendedoras, implicadas, que luchan por un futuro mejor para las generaciones venideras, por un entorno donde puedan hacer realidad sus sueños, en el que sean libres y felices.
¿Qué le dirías a aquellas niñas que vivan en un pueblo pequeño sobre la lucha por alcanzar metas?
Que siempre, siempre, tengan un sueño, una meta y la persigan hasta el final. Que se inspiren en las mujeres fuertes que las rodean, que les sirvan de ejemplo y trabajen por superar las barreras. Que no permitan que nunca nadie les corte sus alas porque somos capaces de superar obstáculos y adversidades y juntas, podemos.
Este cuento ya es una meta más en tu vida, ¿has pensado en editarlo en papel? Y, yendo más allá, ¿vas a seguir escribiendo?
(Sonrío al leerlo). Nada me haría más ilusión. Como diría la Vecina Rubia… “Soñadora, sí soy”. Disfruto mucho escribiendo, leyendo, yendo a firmas de libros, admirando a escritores…, así que, serlo yo sería fascinante. Me encantaría poder publicarlo en papel, hacerlo llegar a los más pequeños, acercarlos al mundo lector y transmitirles mi pasión, y por qué no, seguir escribiendo e inventando historias.
Cómo valoras días como el 8M, ¿crees que alguna vez pasará a ser sólo un número más del calendario?
Tal y como relata Violeta, la protagonista de mi cuento, para mí el 8M es una conmemoración de la lucha por la igualdad y la justicia para todas las mujeres y los hombres en el mundo. Es un día para inspirar y seguir luchando por un futuro más justo y equitativo para todos.
Me encantaría decirte que sí, que el 8M va a evolucionar en su significado con el tiempo, que se van a lograr avances en la igualdad y se van a superar las desigualdades y discriminaciones históricas hacia las mujeres, por lo que este día ya no será de reivindicación.
Sin embargo, incluso si llegamos a esa igualdad y reconocimiento pleno, el 8M seguirá siendo un día de conmemoración de la lucha histórica de las mujeres por sus derechos, llegando a convertirse en una fecha donde se celebren los logros alcanzados y se recuerde con admiración el camino recorrido.
