Ya en la calle el nº 1041

Francisco Sandoval: Cómo han cambiado nuestros pueblos: un breve recorrido de los noventa hasta hoy

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Añade aquí tu texto de cabecera

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FRANCISCO SANDOVAL/ARQUITECTO

El día en el que alguien buscó en su bolsillo algunas pesetas para comprar el Nº1 de El Noroeste, Caravaca terminaba unos metros más allá de la Plaza Elíptica, Mula acababa de construir la primera estación de autobuses de ambas comarcas, Cehegín estaba restaurando diversas estancias del edificio del ayuntamiento, Bullas aún tenía sin edificar nada menos que 35 hectáreas que hoy ya están construidas y la estación de tren de Calasparra estaba operativa. No me olvido de Moratalla, aunque es el municipio que menos ha cambiado desde entonces, pues prácticamente ha consolidado la superficie construida durante la etapa del llamado desarrollismo.

Si bien todos los municipios se han dotado de nuevos equipamientos, la gran mayoría de ellos han surgido en la ciudad moderna, sustituyendo en muchos casos a otros que por entonces aún existían en los centros históricos. La perspectiva urbanística en 1997 era de una clara expansión y en consonancia se proyectaban estos servicios en suelo aún por edificar. Los viejos edificios se veían incapaces de acoger nuevos usos o sencillamente se habían quedado pequeños.

El abandono del centro histórico ya era una realidad entonces, y por parte de la administración se promovieron en los años noventa programas para la revitalización fundamentados en el aspecto residencial. Sin embargo, los comercios progresivamente se iban trasladando a la zona nueva de los cascos urbanos.

En el caso de Caravaca de la Cruz, si bien decíamos que en 1997 la plaza Elíptica estaba cerca del borde urbano, hoy se proyecta como un centro neurálgico donde la actividad crece más día a día. La densidad de población, que tiene cierta inercia respecto a la actividad comercial, se va desplazando Gran Vía abajo paulatinamente y las estadísticas ya nos dicen que la población joven elige mayoritariamente para vivir zonas que hace unas pocas décadas se encontraban sin urbanizar.

En todos los municipios de la comarca, salvo Moratalla, se ha dado el mismo fenómeno: la década 2000-2009 fue aquella en la que más superficie se edificó de toda su historia, mientras que la década siguiente ha sido en la que menos construcciones de nueva planta se han hecho del último siglo.

En 2023 damos mucha más importancia a la reutilización y al aprovechamiento de los recursos que en 1997. Hoy no tenemos la misma expectativa de consumo de nuevo suelo, sino más bien apostamos por la consolidación de suelo urbano. De hecho, una buena parte de la población empieza a mirar de nuevo al centro histórico, y en él comienza a ver grandes posibilidades. Y es que, además de quienes están convencidos de vivir en un chalet en la periferia, también comienza a haber quien se interesa en reparar o restaurar un inmueble en el centro histórico. Yo creo que los dos casos están motivados por el mismo germen: se trata de una generación que ha crecido en pisos del desarrollismo, con ruidos, pasillos desaprovechados, calidades que parecían no ser una prioridad a la hora de aprovechar económicamente al máximo los solares… y buscan dejar eso atrás.

En 1997 no existía aún el Código Técnico de la Edificación, y desde su aprobación hemos asistido a una mejora sistemática en las nuevas edificaciones en términos de instalaciones o accesibilidad, entre otros. En los inmuebles con cierto grado de protección por su valor como patrimonio cultural hay aspectos de esta normativa que no tienen por qué cumplirse ya que

están pensados para obra nueva. En confort climático, por ejemplo, tenemos buenos ejemplos. Sin embargo, hay muchos edificios de la segunda mitad del siglo XX que, sin el amparo de poseer un valor de patrimonio cultural, deben rehabilitarse para alcanzar los estándares del siglo XXI, y en algunos casos es muy difícil. Quizá esto sea un motivo más por el que edificios de este tipo tengan cada vez menos demanda, y quién sabe si algunos, que en su día fueron un auténtico impacto visual, acaben por desaparecer para dar lugar a inmuebles con menos edificabilidad pero de mayor calidad.

Además del crecimiento urbanístico, que es fundamentalmente residencial, hacía referencia al inicio del artículo a las obras que se llevaban a cabo en el ayuntamiento de Cehegín. He cogido esta referencia ya que fueron protagonistas las Escuelas Taller, promovidas en su día por José María Pérez “Peridis”, insigne arquitecto y dibujante. En 1997 ya se habían perdido muchas técnicas constructivas tradicionales, pero ese esfuerzo trató de recuperarlas, y sería una buena idea intentar hacerlo ahora. Debo agradecer esta información a Paco Aroca, director del Museo Arqueológico de Cehegín, con quien visité algunas singularidades del casco histórico de Cehegín el pasado invierno.

Por último, no debemos olvidar las infraestructuras. En este período se consiguió vertebrar a muchos municipios con la capital de la región mediante la autovía. Lamentablemente, el gran paso atrás que se ha dado en estos años ha sido la desaparición de la estación de tren de Calasparra. El transporte público en los municipios del Noroeste y Río Mula se hace solo en autobús. Tres de ellos construyeron entre 1997 y 2001 estaciones de bus que respondían a la proyección urbanística de entonces, y que las alejaba de las viviendas de la población que más podía demandar el servicio.

Con la despoblación acechando a muchos núcleos urbanos se plantean retos de una sociedad cada vez más cambiante y etérea. Ojalá podamos leer en el no 2000 de este periódico que hemos sabido consolidar todo lo bueno de nuestros pueblos.

¡Suscríbete!

Recibe cada viernes las noticias más destacadas de la semana

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.