José Clemente Rubio Garcia
A pesar de distintas voces que llaman a una consulta popular para decidir cosas tan importantes como es la forma de gobierno de nuestro Estado Español actualizado a los tiempos actuales, los partido mayoritarios decidieron que el Principie Felipe fuera coronado, el pasado jueves 19 de junio, nuevo Rey de España bajo el nombre de Felipe VI y todo ello con una rapidez que a muchos nos gustaría que fuera así en tantas y tantas cosas necesarias que se pierden en el tiempo de la burocracia.
Estoy seguro que este escrito no le llegará nunca a Felipe VI, pero por si acaso, a mi me gustaría que su “reinado” fuera ejemplo donde no hubieran privilegios y “si hay privilegiados, que sean los mas necesitados: los pobres, los ignorantes, los despreciados…”
También me gustaría que su reinado fuera ejemplo donde “el mutuo respeto y el amor se extiendan a quienes piensan de manera distinta” y también que tenga “acierto y discreción para que las estructuras jurídico-políticas ofrezcan a todos la posibilidad de participar libre y activamente”.
Desearía que durante su reinado “la mentira no invada nunca nuestras instituciones y que la adulación no entre en vuestra casa”.
Le pediría “que su reinado fuera un Reino de Justicia en el que quepan todos los españoles sin discriminación ni favoritismos y donde ninguna opresión esclavice a nadie y que todos conozcan y compartan la libre alegría de vivir”.
Y por último desearle “que reine la auténtica paz, una paz libre y justa, una paz ancha y fecunda, una paz en la que todos puedan crecer, progresar y realizarse como seres humanos…”.
Se lo deseo de verdad.
Nota: Las palabras entrecomilladas están sacadas del discurso-homilía que el día 27 de noviembre de 1975 realizó el Cardenal Tarancón en la Misa- Coronación del rey Juan Carlo I.