Ya en la calle el nº 1041

El Círculo Mercantil de Caravaca cumple 100 años

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Francisco Sandoval Gómez | Arquitecto

Con el objeto de “desarrollo y prosperidad” aparece inscrita la sociedad Círculo Mercantil en el registro con fecha 18 de agosto de 1923. En dicho documento no aparece su domicilio, aunque sabemos que en sus inicios se encontraba en la calle Ródenas (actual calle Gregorio Javier) y que algunos años después se trasladó al número 5 de la Plaza del Arco, lugar donde estuvo su sociedad antecesora.

El edificio que alberga desde entonces su sede se construyó a finales del siglo XVIII siguiendo la composición de niveles y cornisas impuestas por el recién acabado edificio del ayuntamiento. Fue la Casa-Residencia de los gobernadores y alcaldes mayores hasta que en 1859 fue subastada por importe de 63.815 reales (datos de Indalecio Pozo Martínez).

A principios del siglo XX el edificio era el local de la Sociedad de Industria y Comercio, precursora del Círculo Mercantil, y en él ya se popularizó la celebración de bailes. En 1920 esta sociedad se encontraba en la calle Ródenas y el motivo del traslado no puede garantizarse. En cualquier caso, pocos años después de su constitución el Círculo Mercantil se instaló definitivamente en el lugar que ha llegado a nuestros días y realizó en él una serie de intervenciones que lo convertirían en uno de los referentes culturales y recreativos de la ciudad.

El Círculo Mercantil de Caravaca cumple 100 años
Boceto de la entrada al edificio | Francisco Sandoval Gómez

Además de su portada de mármol rojo, es icónica la escalera imperial y los tres arcos que la preceden, sostenidos por columnas de orden toscano talladas en tres colores. En las enjutas de los arcos, sobre las columnas, aparecen una C y una M, en alusión al Círculo Mercantil. En la primera planta se accede a través de una puerta Art Nouveau al salón de los espejos, llamado así por los diez espejos isabelinos que contiene. Es un salón que a lo largo del siglo XX ha visto celebrar bailes a más de una generación. Un aspecto que quiero reseñar del edificio son las columnas de fundición que hay en planta baja. Ellas son testigos de una nueva forma de hacer arquitectura que permitió la industrialización, sustituyendo los muros de carga por soportes verticales puntuales de fundición y vigas, unos elementos que muy pocos inmuebles de Caravaca conservan en la actualidad y que forman parte del escaso patrimonio de principios del siglo XX que ha tenido la ciudad. Gracias a las actas de la asociación facilitadas por Diego Marín Ruiz de Assín sabemos que dichas columnas se proyectaron en 1931 para sustituir a un muro de carga y así poder dar una amplitud de la que hoy disfruta el restaurante en la planta baja. Sobre las columnas se dispusieron dos vigas metálicas, un sistema constructivo aún novedoso en Caravaca a pesar de que en las grandes ciudades ya llevaba impuesto algunas décadas. Las columnas de fundición provienen de la empresa metalúrgica “Tomás Aznar e Hijos” de Alicante, ubicada muy próxima al ferrocarril de la línea MZA.

También en 1931 se indica el pavimento que se debía colocar (de baldosa hidráulica) y que, por la descripción que se hace en el acta, debe de ser el mismo que se conserva en la sala de reunión de la segunda planta. Además, se aprobó la instalación de calefacción a vapor en todas las habitaciones y salones.

El Círculo Mercantil ha sido protagonista de hechos de gran relevancia en el siglo XX y conserva al menos una pequeña parte de cada período, como algunos sillones con el característico tapizado de los cincuenta. Acogió bailes de Carnaval y de los Juegos Florales, un acto festivo hoy desaparecido. Más recientemente se hicieron populares las partidas de billar, tanto americano como francés (juego de carambola), e incluso llegó a asistir el campeón nacional.

El último capítulo se escribe gracias a la entrada de la cábila Reales Halcones Negros del Desierto y la consiguiente formación de una Unión de Asociaciones que engloba al Círculo Mercantil, y que tiene su sede en este histórico edificio de la Plaza del Arco. Esta Unión de Asociaciones conserva aquel lema con el que se constituyó la centenaria sociedad, y por eso dotará al edificio de un ascensor y adecuará los espacios para su uso y disfrute garantizando la accesibilidad a personas con movilidad reducida. Todo esto conlleva restituir el amplio vestíbulo desde el que se divisa la arquería que da paso a la escalera. En la propuesta de adecuación se contempla mejorar la calidad de los espacios de la segunda planta y adaptarlos a las necesidades actuales.

Muchos recordarán la barra de bar al fondo, aunque en principio no se plantea la modificación de su actual ubicación. Sí que hay otras líneas de actuación para potenciar la cultura y el recreo que siempre lo han caracterizado, y recuperar una estética y composición acordes a este emblemático lugar.

Debo agradecer al presidente de la Unión de Asociaciones, Herminio Montiel Ríos, y a toda la junta directiva, la confianza depositada para trazar un capítulo más en la historia de esta centenaria sociedad y su edificio tan representativo.

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