Antonio Romera
No me resulta nada fácil escribir estas palabras, tratando de conjugar a la vez, de forma adecuada, lo que en realidad siento, pienso y pretendo decir y transmitir.
El año pasado por estas fechas, después de una maldita pandemia que alteró de forma cruel nuestras vidas, y por supuesto interrumpió nuestro normal devenir festivo, entre otros, estábamos ultimando, con alegría y renovada ilusión, las que serían las actividades a desarrollar justo en esos días festivos, los de las Fiestas de la Vera Cruz.
Casi un año después, cuando creíamos superada, como decía, la maldita pandemia del covid, un suceso terrible nos cae encima como una enorme losa y nos deja, creo, estoy seguro, a una gran cantidad de personas, amigos, y cómo no, familiares, completamente desolados y algo desorientados. La pérdida de nuestro fiel e inseparable amigo Emilio.
Un palo muy fuerte que nos ha hecho doblar la rodilla. A unos más, a otros, quizás, menos, nos costará levantarnos y seguir caminando, pero estoy seguro, todos nos levantaremos, y seguiremos caminando. La vida es así, además, no nos queda otro remedio.
Para quienes no lo conocían suficientemente, en el aspecto festero, bastaría con “tirar de curriculum festero”. Que si fue presidente de la Cabila Ceyt Abuceyt, también lo fue del Bando Moro, Moro del Año, Secretario General de Festejos, alto mandatario de la UNDEF (Unión Nacional de Entidades de la Fiesta de Moros y Cristianos), y, el merecidísimo, Festero del Año 2023, justo en este ejercicio festero y que no ha podido disfrutar como a él hubiera gustado.
Para quienes lo conocían más, un grande entre los grandes. Un extraordinario festero, innovador, de una capacidad de trabajo fuera de lo normal, por y para la FIESTA, amante, como no he conocido a nadie, de la MÚSICA DE LA FIESTA, y con un talante, solvencia y poder de convicción capaz de aglutinar, por y para la FIESTA, los elementos y personas necesarias que pudiera dar la brillantez y gloria a la misma como nunca se había conseguido.
Para los que lo conocíamos aún más, mucho más, sus amigos, sus inseparables, el “AMIGO EMILIO” era un baluarte, un estandarte, un auténtico “motor y maquinador” de aquello inimaginable que supusiera enaltecer y engrandecer la FIESTA. Cualquier idea, problema que pudiera surgir en cualquier aspecto de la misma lo solucionaba con imaginación, decisión y prontitud, y se traducía en “un chuparse y un chasquido de los dedos de la mano” y su frase “eso es muy fácil”. Y así una y otra vez nos veíamos inmersos en el desarrollo de sus grandes ideas y proyectos. Nos ha dejado muy pronto, con ideas en su cabeza y proyectos a medias, se “rematarán”, por él y porque son buenos para la FIESTA.
Quiero expresar a su familia mi más sincero agradecimiento y mis humildes disculpas, por la parte que me toca, por consentir haberos robado tanto tiempo de disfrutar de él, por motivos de la FIESTA y por el que nos dedicó a mi familia y a mi con su SINCERA AMISTAD.
También me tomo la licencia de pediros disculpas en nombre de tantos y tantos festeros y amigos, por idénticos motivos, por su dedicación a la FIESTA y por su AMISTAD generosamente repartida, era UN GRANDE.
Otro grande nuestro, el gran Compositor Ignacio Sánchez Navarro, gran amigo de Emilio, nos ha dejado una gran obra intemporal, un recuerdo que lo inmortalizará para siempre en lo que a él más le gustaba, la música, la MÚSICA DE LA FIESTA. Gracias Ignacio por ayudarnos a que siempre tengamos presente en nuestra memoria a nuestro “AMIGO EMILIO.
Querido amigo Emilio, hasta que Dios quiera incorporarnos a la fila que, a buen seguro, estarás montando, y en la que podremos disfrutar nuevamente de la mejor “MÚSICA DE LA FIESTA” y, por supuesto, de tu generosa amistad.
Hasta siempre.
