Ya en la calle el nº 1041

Adiós a Antonio de Béjar

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Pedro Antonio Martínez Robles

Conocía a Antonio de Béjar toda mi vida; pero una cosa es conocer a alguien por vecindad, por paisanaje, por haber compartido espacio y tiempo en un mismo pueblo, y otra bien distinta por la cercanía de un trato prácticamente cotidiano.

Antonio de Béjar fue, ante todo, maestro nacional y a esa labor dedicó su vida. Sus alumnos le recuerdan como un profesor entregado con pasión al ejercicio de la enseñanza, y hace apenas unos días, con motivo de su óbito y mientras asistíamos a su despedida, alguien me comentó aquella manera suya tan especial de impartir sus clases de Ciencias Sociales, de Geografía e Historia, sus enseñanzas, que hacía que aquellos conocimientos que transmitía se hicieran inolvidables.

Pero además de esta labor de maestro, que fue el fundamento de su vida, Antonio de Béjar desempeñó otras muchas actividades, de las cuales, las más reseñables sean, quizá, por lo prolongado de su dedicación, la presidencia de la Junta Local de la Asociación de la Lucha Contra el Cáncer, que ejerció durante varios lustros, y la presidencia del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calasparra, que asumió tras relevar en el cargo a Ginés Hernández, en el año 2001, y es esta última actividad la que nos aproximó y nos vinculó durante dieciocho años.

Adiós a Antonio de Béjar
Antonio de Béjar | Foto: María José Gomariz

Yo llevaba la gestión del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calasparra desde su inicio, en 1986, con Antonio Ochando Bravo como presidente fundador, entre 1986 y 1988, Ginés Hernández, de 1988 a 2001, y finalmente, Antonio de Béjar, de 2001 a 2019, año en el que ambos dejamos nuestras responsabilidades en el Consejo Regulador, yo en el área de gestión y él en la presidencia, para ser sustituido por José Martínez Núñez.

Hablar de los dieciocho años compartidos con Antonio de Béjar en el Consejo Regulador, es hablar de su entrega diaria y de su compromiso con la defensa y la promoción del producto emblema de nuestro pueblo, el arroz, por el que Calasparra es mundialmente conocida, pero es también hablar de su generosidad en la representación de cargos que suponen un compromiso y una dedicación diaria sin ningún tipo de compensación económica, y es también hablar, por ese largo periodo que compartimos, de una relación y una amistad entrañable que trascendía nuestro ejercicio en el Consejo Regulador y nos llevaba a largas conversaciones, a tertulias sobre los temas más variopintos compartiendo un vino, unas cervezas o, simplemente, unas horas del día.

Una persona puede desempeñar muchas actividades en su vida, y Antonio de Béjar lo hizo, pero lo que realmente deja una impronta imborrable es su humanidad, su entrega desinteresada y su generosidad, y Antonio reunía estas condiciones, y así será recordado.

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