MARI FRANCIS SÁEZ ESCÁMEZ
Fotografía: JaimeMassieu
Rosario La Tremendita nace en Triana (Sevilla) en el seno de una familia flamenca. Desde pequeña se nutre y acarrea la responsabilidad del arte. Llena de inquietud y de libertad, para ella el flamenco, al igual que el lenguaje, es algo vivo; debe nutrirse y nutrir a otros tipos de música y lenguajes sonoros, todo esto sin perder de vista la raíz y la investigación de lo tradicional.
De esta manera podemos ver cómo se acompaña así misma al bajo y a la percusión, así como se inspira de la música electrónica y del jazz.
Dos de sus trabajos han sido nominados en los premios Grammy latinos en la categoría de mejor álbum flamenco (Fatum, 2012 y Delirium Tremens, 2018). Su último trabajo discográfico, Tremenda (2021), revisa e investiga el cante jondo desde la libertad y heterogeneidad que la caracterizan.
La Tremendita actuará el próximo lunes 1 de agosto dentro del «Festival del Cante de las Minas» en el antiguo mercado público de La Unión (Cartagena) a las 23:00h.
P: «Oye mi voz que ya no calla», ¿ante qué no calla La Tremendita?
R: Creo que es importante no callar ante las injusticias, ante la falta de conciencia, ante el egoísmo, ante la falta de honestidad y ante la violencia tanto verbal como física. Yo no callo hacia el ser humano que obra mal.
P: Desde pequeña, tu padre hacía que estudiaras flamenco, ¿en qué consistían esas sesiones de estudio?
R: Mi padre era un gran aficionado al cante y trataba de estimularme de muchas maneras: sobre todo, escuchábamos muchísimo cante y luego se ponía a enseñarme a tocar la guitarra. Él, también, me enseñaba a cómo colocar la voz y de una manera intuitiva me enseñaba a echar la voz fuera. La verdad que eran sesiones muy, muy duras porque era una responsabilidad muy grande para una niña coger el arte y el flamenco, pero de alguna manera, yo también lo pedía y lo quería; me lo tomé muy en serio desde muy pequeña. La verdad que eran mucho más duras las sesiones de mi padre que el solfeo en el conservatorio.
P: La primera canción que compusiste fue a los 11-12 años y versaba sobre el miedo, ¿qué queda en la Rosario de ahora de aquello? ¿A qué le tienes miedo?
R: De la Rosario de aquel momento queda mucho: queda la esencia. Lo único que con los años y con la edad, una sigue teniendo miedo, pero aprende a afrontarlos y, al final, yo creo que los miedos no se trata de no tenernos sino, simplemente, de superarlos y hacerles frente para seguir evolucionando y seguir creciendo como persona y como artista.
P: ¿Has necesitado ayuda para plantarles cara?
R: Sí, claro. He necesitado mucha ayuda por parte de mi familia y de mi entorno, y por supuesto también, de terapia psicológica. La verdad es que sí, y no me da ninguna vergüenza, ni me da ningún reparo decirlo: yo cuando necesito ayuda la pido siempre porque me gusta mucho crecer y me gusta ser cada día mejor, dentro de lo que puedo y de mis posibilidades.
P: Llevamos décadas asistiendo a la apertura del flamenco y a su comunión con otras músicas y a otras posibilidades sonoras, ¿hay más tolerancia y aceptación dentro de los puristas a día de hoy?
R: Yo creo que sí, que vamos evolucionando y se va abriendo la mente tanto de la sociedad como la del flamenco, pero aún sigue habiendo gente más conservadora, gente que tiene más prejuicios, más miedos y creo que eso va a existir siempre. Lo único que no hay que echarles cuenta [risas].
P: La ruptura con lo tradicional te vino de manera natural cambiando las letras que te enseñaban de pequeña, en un mundo plagado de talento, ¿qué tienes que te hace despuntar?
R: Pienso que mi afán por crecer, mi afán por contar mi verdad desde la honestidad y tratar de ser yo misma con todas las consecuencias. Creo que lo más importante que un artista puede dar al mundo es su honestidad y hacer las cosas desde la sinceridad más allá del éxito, de las modas y de las consecuencias. Esa es mi mayor meta: levantarme todos los días haciendo la música desde lo más coherente de mí sin tratar de mirar a nadie, ni de mirar a nada. Lo que me hace diferente es que soy yo y trato de ser yo, mi autenticidad; con mis instrumentos, con mi cante, pero siempre desde mi verdad y siendo yo, siendo personal. Eso es lo más grande que un ser humano puede dar: ser personal y original.
P: En esa búsqueda personal hacia tu verdad y adentrarte dentro de las capas de tu piel, ¿te ha sido fácil encontrar quién eres?
R: Es muy fácil cuando miras todo el tiempo hacia dentro. Como trates de mirar hacia fuera, te confundes. Y más ahora con la cantidad de información que tenemos, pero es muy sencillo si realmente miras hacia ti, miras hacia dentro y conectas con lo que tú quieres hacer; de ahí, sólo sale lo que tú sientes. A veces no vas con las modas, otras veces sí, a veces estás más acertada, otras menos. A veces le gusta a la gente, otras no pero ahí siempre estás conectada contigo misma y eso, es lo más importante.
P: Estamos acostumbrados a escuchar el cante acompañado a la guitarra, incluso al piano, pero, ¿qué hizo que conectaras de esa manera tan profunda con el bajo eléctrico?
R: A mí me encanta el ritmo y me gustan mucho los graves, entonces el bajo para mí es un instrumento que reúne todos los requisitos: es un instrumento muy rítmico, es un instrumento que te da armonía, que te ofrece ese colchón, esos graves. Para mí fue un mundo descubrir mi cante con él. Cuando mi cante conectó con ese instrumento, descubrí un mundo que era fantasía.
P: ¿Cuál es tu fuente de inspiración para hacer converger la tradición del flamenco con otras músicas como la electrónica?
R: Mi fuente de inspiración siempre es la tradición, siempre estoy con una mirada hacia atrás pero también estoy muy conectada con la realidad, con lo que ocurre. Además, con el equipazo que tengo a mi alrededor tengo la gran suerte de estar estimulada a diario: mis músicos, mi oficina, mi equipo están siempre en contacto con lo que pasa ahora, siempre me hacen llegar la información, y también, lo que es muy importante es estar abierta a muchas colaboraciones con diferentes artistas y diferentes disciplinas que te abren la mente y que te ayudan a seguir el camino. Para mí es fundamental estar abierta siempre.
Una ronda rápida…
Referentes en el cante: Camarón, Morente y Pastora.
Referentes instrumentistas: Miles Davis, Bill Evans y Paco de Lucía
Bajistas de referencia: Carles Benavent, Marcus Miller y Juanfe Pérez
Referencias en el mundo de la electrónica: Trentemøller, Daft Punk y David Bowie (aunque no sea electrónica como tal).
Canción que no te cansas de escuchar: La Primavera de Camarón.
Referente en el mercado musical actual: Nathy Peluso.
Dentro de la música clásica (compositor, intérprete…): Como buena flamenca, Falla y Albéniz.
Artistas con los que te gustaría colaborar: Con Nathy Peluso, Patti Smith, Shai Maestro o Melody Gardot.
P: ¿Qué significa para ti volver al Cante de las Minas ya no como concursante sino como una artista que ha hallado su propia identidad? ¿Qué te evoca esta tierra?
R: Bueno, imagínate, ¡hace más de veinte años que concursé!
Nunca me dieron nada [risas], así que imagina volver tantos años después e ir con mi propio concierto haciendo lo que realmente siento. Es para mí un honor, un privilegio y un regalazo que tantos años después hayan querido contar conmigo y, sin duda, me voy a dejar la piel ese día para dejar el flamenco, el arte y la música donde realmente siento y quiero, que es lo más alto.
P: ¿Qué nos espera en el concierto? ¿De quién irás acompañada?
R: Voy a ir acompañada de la banda, haremos la primera entrega de Tremenda. Vienen: Pablo Martín Jones (productor del disco y batería), David Sancho (teclados), Juanfe Pérez (bajo y que ha pasado a las semifinales del concurso), del que me aventuro a decir que ojalá reciba algún premio porque es un artista maravilloso, y yo misma con mi voz, mi bajo y mis percusiones. Haremos un viaje por el cante tradicional, pero con otras texturas y descubriendo otros mundos sonoros que están alejados del flamenco pero que casan con él a la perfección.
