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¿Por qué fracasamos en los propósitos de Año Nuevo?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

LAURA CABALLERO ESCÁMEZ/PSICÓLOGA

En primer lugar, por el llamado “pensamiento polarizado” que encierra eso de “el lunes empiezo”. Piensa qué ocurrirá si te planteas empezar el lunes con la dieta, seguro que durante el fin de semana no te pondrás límites comiendo y te costará infinitamente más empezar el lunes.

¿Por qué fracasamos en los propósitos de Año Nuevo?

En segundo lugar, tenemos el autosabotaje. Imagina una persona que está opositando y que se boicotea a sí misma y no estudia. La mayoría de veces tiene que ver con unas expectativas muy altas sumado a un gran miedo al fracaso. Algo así como <<tengo mucha presión para aprobar, la gente espera que apruebe, pero como creo que no voy a ser capaz, lo voy dejando porque “total”, como me va a ir mal, me pongo excusas y excusas y al final se cumple mi profecía.>>

Hay otra serie de razones por los que los propósitos fracasan porque son poco realistas, demasiado exigentes, mal definidos, objetivos que no nos motivan, muchos propósitos de golpe y, sobre todo, fracasan por no tener un plan adecuado que nos ayude a conseguirlo.

¿CÓMO PLANTEAR OBJETIVOS ADECUADAMENTE?

  1. Sé realista.Una vez que hayas encontrado las cosas que te motivan, valora cuáles puedes llevar a cabo. Prioriza, analiza qué tareas puedes eliminar de tu rutina cotidiana para dejarle paso a las nuevas actividades. Recuerda que casi siempre es mejor apostar por pocas metas pero que sean alcanzables que plantearse muchos objetivos que jamás alcanzaremos.
  2. Aprende a marcarte objetivos. Dice el psicólogo murciano Pedro Jara Vera que para no fracasar en los objetivos hay que plantearse objetivos no fracasables. Te puede parecer obvio, pero si lo analizamos en profundidad puedes ver lo importante que es. No es lo mismo plantearte “voy a hacer más deporte” que “voy a salir a caminar tres días a la semana”.

Aquí podemos usar lo que conoce como metodología SMART. “SMART” significa como bien sabes, inteligente en inglés (Smart TV, Smartphone…). Y son las siglas de cinco palabras que te ayudarán a plantearte objetivos de forma “inteligente”. Los objetivos deben ser:

-Específicos (Specific). Deben responder a todas las preguntas posibles. Qué voy a hacer, cuándo lo voy a hacer, cómo lo voy a hacer, qué va a pasar con los obstáculos…

– Medibles, es decir, puedo darme cuenta de si lo he cumplido o no.

– Alcanzables, y esto tiene que ver mucho con lo de los objetivos no fracasables de los que hemos hablado. Si no estoy haciendo nada de deporte no puedo pretender hacer cinco días a la semana deporte. Tendré que empezar con algo que me resulte cómodo de hacer.

-Relevantes. Tiene que ser algo que te motive, algo que para ti sea atractivo.

– Temporales. Tenemos que tener un plazo e ir revisando si lo estamos cumpliendo o no.

Por otro lado, es imprescindible tener un plan. Si me he planteado tener una alimentación sana, tendré que ver las opciones que tengo, buscar un nutricionista, buscar recetas, organizarme las comidas por semanas, etc. Por último, también es muy importante centrarte en los logros. A veces nos esforzamos mucho por conseguir algo y luego solo nos centramos en los retrocesos. Debemos plantearnos esos retrocesos como formas de replantear las metas y volver a tener en cuenta la metodología SMART y ver qué puede estar fallando.

 

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