Ya en la calle el nº 1041

Pascual García: “Escribo para vivir”

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

FOTOGRAFÍA: Elisa Fe García Montoya.

Vuelve el moratallero Pascual García, colaborador de este semanario, a publicar un nuevo libro “Un hombre solo”, esta vez de la mano de la editorial murciana La Fea Burguesía

– ¿Cómo ha vivido este confinamiento? ¿Ha tenido tiempo para escribir?

Antes de nada quiero precisar que para un escritor como para cualquier artista, como declaraba Antonio Muñoz Molina hace unos meses, el estado de confinamiento es el estado natural, en realidad no se puede crear nada si uno no se encierra en su casa y en su estudio, de manera que desde ese punto de vista a mí me ha afectado menos y, aunque he tenido mis obligaciones laborales derivadas del teletrabajo, he podido dedicarle una buena parte del día a la escritura y, lo que resulta más importante, he gozado de la tranquilidad y del silencio precisos para la creación, aunque mi ánimo se encontrara atormentado por la amenaza constante de la enfermedad, por los contagios y por los fallecimientos que los medios de comunicación nos iban contando día a día.

–  ¿Cuánto de autobiográfico hay en “Un hombre solo”? ¿Y en su obra en general?

Otra de las precisiones que debo hacer es que este libro no nace de la experiencia del confinamiento, aunque el título pudiera dar idea de ello. A finales de agosto de 2018 me fui a vivir solo a un piso por motivos sentimentales e íntimos. Nunca había vivido conmigo mismo y aquella primera noche de soledad pensé que debía contar mi tormento interior y mi experiencia en unos versos al modo de un diario particular. Por fortuna salí muy reforzado de aquella situación, tal vez porque aprendí la primera y la más importante de las lecciones que debe conocer el ser humano, la de amarse a a sí mismo, la de meditar sobre su propio interior, y eso solo te lo concede la soledad. El conjunto de los libros de un escritor constituye su propia biografía, aunque los datos anden camuflados, pero la única verdad que cuenta sobre sí mismo un creador lo hace en todas sus obras. Otra cosa son los detalles concretos, porque eso ya pertenece al ámbito personal y biográfico. Pero sí, mucho de lo que hay en ese libro es absolutamente autobiográfico.

– ¿Qué nos puede contar de “Un hombre solo”?

Este poemario es un viaje hacia el interior de mi conciencia, a la búsqueda de una explicación, de una verdad poderosa que me convenciera para seguir adelante y, a la vez, es un espejo en el que yo me iba reflejando cada día por espacio de un año aproximadamente, me iba construyendo como personaje del drama  que estaba viviendo e iba proponiéndome algunas salidas a una profunda crisis sentimental que había vivido durante bastantes años, por lo tanto es una especie de catarsis, de curación, pero también de coartada para mí mismo, pero sobre todo es la solución perfecta al enigma de mi vida porque necesitaba saber qué me había pasado durante tanto tiempo, en qué me había equivocado, por qué le había hecho daño sin querer a mucha gente. Quiero decir que cuando acabé el libro, tuve la revelación absoluta de todo. Un día mientras paseaba por los alrededores como cada tarde, me paré en seco, me di con la palma de la mano en la frente y me dije a mí mismo, porque yo sigo la costumbre de mi padre y de mi abuelo y me hablo mucho, me dije exactamente lo que me había pasado. Entonces supe que la escritura de aquellos versos me había salvado.

– ¿Qué le parece la lectura de poesía en vivo?

Pues me parece fundamental, en vivo, en voz alta, incluso cuando uno está solo, porque la poesía tiene un claro origen oral, empezó siendo recitada por los juglares y por los trovadores y su esencia es la esencia de la música de la palabra pronunciada; el que no la lee así se pierde buena parte de su encanto y de su misterio, así empecé a leer yo mis primeros libros de poesía, a Machado, a Miguel Hernández, a Bécquer, a Juan Ramón o a Rubén Darío, y también a los clásicos, a Lope, a Quevedo, a Manrique, a Juan de Yepes o a Juan Ruiz. Con todos ellos disfruté de la música de sus palabras y del misterio de la idea y de la imagen.

– ¿En qué género literario se encuentra más cómodo?

Yo siempre he dicho, cuando me han hecho esa pregunta, que me parece natural porque he publicado diversos géneros, poesía, novela, relatos y ensayo, que la literatura antes que nada es poesía, y esto no significa en absoluto, que deba rimar o que deba estar escrita en versos. A veces confundimos los ripios de escasa calidad, los consonantes fáciles y las rimas baratas con algo tan exquisito como es la poesía, es decir, palabra con música, palabra sustantiva y plena de sentido, palabra sugerente, ambigua y verdadera. Yo he concebido siempre la literatura como se hizo en el origen desde los vates griegos y los poetas romanos, e incluso antes, porque es evidente que la poesía de Homero, de Ovidio, de Virgilio, de Horacio y de todos los poetas clásicos y antiguos no tenía rima y, sin embargo, era excelsa, pues combinaba mágicamente el ritmo con la idea. Y este es el secreto de la buena poesía, pero también de toda la literatura, que es lo que yo vengo pretendiendo hacer desde hace treinta años y lo que muchos críticos, lectores y profesores han entendido perfectamente. Desde este punto de vista Un hombre solo no es muy diferente de la última novela que publiqué, Monólogo del que reza a la muerte, porque en ambos casos he intentado acercarme al arcano de la condición humana con el cuidado de un orfebre que talla su gema.

– ¿Para qué escribe Pascual García?

Escribo para vivir, aunque es verdad que hago otras cosas y que me gustan, pero la literatura me llena por entero y la necesito para ser feliz; si, además, hay unos cuantos lectores que también disfrutan, que me entienden y que me siguen, lo cual me parece portentoso, me doy por satisfecho absolutamente. La literatura es, además, un magnífico proceso de conocimiento, para el que la escribe y para el que la lee, porque en  ella está uno por entero y parece como si se desdoblara a veces o como si fuera una excusa para decir y para hacer cosas que nunca haría en la realidad, pues en los libros está permitido todo y el que los juzga con criterios morales del presente se equivoca, podemos encontrar en ellos los peores crímenes, las aberraciones más increíbles, los delitos, los pecados y sentirnos inocentes del todo, absueltos, porque hemos volcado en sus páginas nuestro horror  íntimo y nos hemos quedado en paz.

-Ha publicado en varias editoriales, ¿qué le aporta La Fea Burguesía para que le confíe su obra?

La Fea Burguesía es una editorial apoyada por tres figuras del mundo editorial murciano con mucha importancia, son entusiastas pero son eficaces, son soñadores pero llevan a cabo sus proyectos y me inspiran toda la confianza del mundo, pues cada uno de ellos procede de un proyecto editorial de mucho calado y yo, que he escrito un par de docenas de libros, no sabría cómo editar ninguno sin perder el dinero que invierto, porque la autoedición es un mundo diferente, y uno en ese campo no tiene la seguridad de que su obra posea unos mínimos de calidad y de nivel literario, pero cuando un editor confía su dinero en tu obra, y no lo pierde, como es el caso de estos tres editores, Paco, Fernando y el otro Paco, uno se regocija con la idea de  que tu obra posee cierta calidad. Y esto siempre satisface.

– Es profesor de Literatura, ¿qué intenta transmitirles a sus alumnos?

Pues lo que intento es convencerlos para que amen la vida y sus tesoros, entre ellos el arte, la literatura, la amistad, el amor y la verdad dentro de lo posible. La enseñanza es un proceso deleitoso para todos o puede convertirse en una tortura. Yo llevo casi cuarenta años en las aulas y no me he cansado de comunicarles a mis alumnos, cada año diferentes, pero en el fondo siempre los mismos, los secretos para ser feliz, para contribuir a un mundo mejor y más justo, el enigma de la belleza y de la razón y la fórmula del entendimiento. Siempre he proclamado que soy profesor para enseñar y que los suspensos y los aprobados no tienen nada que ver conmigo; de hecho resulta muy raro que yo deje a un alumno para septiembre, y siempre lo considero un fracaso personal.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Aunque no debería decirlo porque parece que trae mala suerte, dentro de unos meses sale una novela bastante extensa en otra editorial pero de un espíritu parecido a esta. Aunque el proyecto ya está aprobado desde hace un año, prefiero mantenerlo en secreto todavía hasta que salga el libro; espero que un día de estos me lleguen las primeras pruebas y empecemos con las correcciones definitivas, que, por otro lado, siempre es emocionante. Luego hay un libro que contiene una selección de artículos de los que he venido escribiendo en la Verdad desde el año 2012 bajo el título de Algo que decir, los miércoles cada quince días.  Como siempre he recibido comentarios elogiosos, me decidí a publicar un buen puñado de ellos en la forma de un libro.

Por supuesto que hay otros libros de poemas, algunos ya escritos, para el futuro, y algunas ideas bastantes nítidas acerca de novelas que también escribiré.

Esperemos que los proyectos se cumplan.

 

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