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La riada del 17 al 19 de octubre de 1973 en las comarcas del Noroeste, por MeteoCaravaca

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Recientemente se ha cumplido el 50º aniversario de la devastadora riada de octubre de 1973, que afectó con gran severidad a los sectores prelitorales y litoral de las provincias de Granada, Almería y Murcia. Sin duda alguna se puede catalogar como la riada más mortífera de las acaecidas en el sureste de España en el s. XX, provocando más de 200 víctimas mortales. Las localidades más afectadas fueron Puerto Lumbreras (Murcia) con 87 víctimas y La Rábita (Granada) con más de 40 víctimas. Ambas localidades sufrieron los efectos de las crecidas relámpago de las ramblas de Nogalte y Albuñol respectivamente. La punta de crecida de las ramblas se alcanzó el día 19 de octubre tras registrarse precipitaciones de carácter torrencial que llegaron en pocas horas a los 600 mm en Zurgena (Almería).

La riada del 17 al 19 de octubre de 1973 en las comarcas del Noroeste, por MeteoCaravaca

Como comenta el geógrafo lorquino Antonio Gil Olcina (Catedrático jubilado de la Universidad de Alicante) este episodio estuvo ocasionado por una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que se posicionó en torno al Golfo de Cádiz, siendo una configuración sinóptica muy parecida al catastrófico episodio del 28 de septiembre de 2012 (riada de San Wenceslao). Precisamente en este episodio de 2012 la rambla de Nogalte alcanzó un caudal punta ligeramente superior al de 1973: 2.489 m3/s (28 septiembre de 2012) y 1.974 m3/s (19 octubre de 1973). Sin embargo, en 1973 las perdidas materiales y las víctimas mortales fueron muy superiores debido a la mayor exposición y vulnerabilidad de la población frente al riesgo de inundación. Un riesgo natural se compone de tres factores: peligrosidad (factor físico) y vulnerabilidad y exposición (factor humano). El episodio de octubre 1973 puso de relieve lo importante que es reducir la vulnerabilidad y exposición de la población frente a un riesgo determinado, con el objetivo de minimizar lo máximo posible las pérdidas esperables.

La riada del 17 al 19 de octubre de 1973 en las comarcas del Noroeste, por MeteoCaravaca

Poniendo el foco en lo referido a las comarcas del Noroeste y Río Mula se puede mencionar que fue en episodio pluviométrico en el que predomino la persistencia frente al marcado carácter torrencial de las zonas litorales. Este tipo de episodios como ha ocurrido en numerosas ocasiones recientes (septiembre de 2012, diciembre de 2016 o septiembre de 2019) suele ser bastante beneficioso para ambas comarcas. Respecto a los acumulados pluviométricos (se adjunta tabla) la mayor cantidad se registró en Bullas con un total de 172 mm, seguido por los registros de Los Royos (153 mm) o Benizar (139 mm). En las estaciones del resto de cabeceras municipales el acumulado fue el siguiente: Moratalla (115 mm), Caravaca (108 mm), Calasparra (105 mm), Cehegín (104 mm) y Mula (95 mm). El carácter persistente de las precipitaciones se observa en el hecho que por ejemplo en la estación de Caravaca el acumulado fue bastante homogéneo durante los tres días: 21 mm (día 17), 44 mm (día 18) y 43 mm (día 19). Este episodio estuvo enmarcado en el ciclo húmedo 1971-1974 (única vez que se han superado los 400 mm en la serie de Caravaca durante 4 años consecutivos) que arrancó tras el año más seco (1970) en muchas series de las comarcas analizadas. Por ejemplo en Caravaca, el año 1970 es el más seco de su longeva serie (1933-2013) con tan solo 133.5 mm (precipitación media anual de 390 mm).

La riada del 17 al 19 de octubre de 1973 en las comarcas del Noroeste, por MeteoCaravaca

Por último cabe reseñar que la repercusión hídrica en los ríos Argos, Quípar, Alhárabe o Mula fue en forma de crecida ordinaria (de forma paulatina) típica de estos episodios pluviométricos en este ámbito territorial. Esto contrasta con las crecidas relámpago acontecidas en ríos como el Mula o el Argos como consecuencia de tormentas intentas de carácter torrencial y muy localizado. Estas crecidas relámpago se pueden catalogar como crecidas extraordinarias y cada vez son más frecuentes como consecuencia de los efectos del calentamiento global. En 2022 y 2023 se han registrado dos claros ejemplos de tormentas severas que han dado lugar a crecidas extraordinarias de los ríos de ambas comarcas: 2 de mayo de 2022 y 21 de junio de 2023.

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