ALBA LÓPEZ MARÍN
Este 28 de diciembre a las 20.00 h el teatro Thuillier vuelve a abrir sus puertas para acoger el concierto de la Orquesta de Cámara del Noroeste a beneficio de APCOM y la fecha navideña no podría ser más acertada, porque para un músico no hay mejor modo de celebrar la Navidad que hacerlo sobre el escenario. Al fin y al cabo, los músicos necesitamos algo que hable de nosotros mismos y que defienda los valores de nuestra profesión. Este pensamiento cruzó mi cabeza cuando tropecé con las palabras de un filósofo alemán que explicaba que los grandes intérpretes de cámara tienden a escuchar tanto a los otros que apenas se limitan a marcar su propia voz.
Entre nosotros, y lo digo porque yo pertenezco al gremio, los músicos de cámara son, íntimamente, los más admirados. Una formación instrumental como lo pueda ser una buena orquesta de cámara, así como cualquier otra agrupación de índole camerística, refleja la suma de muchos valores; valores que completan a los músicos y que, por otra parte, son difíciles de encontrar. El músico cultiva la constancia y la disciplina y afirma y se expresa cuando está en el escenario. Pero el buen músico en una orquesta de cámara, además, sabe escuchar. Y aquí es donde nuestro filósofo dio en el clavo.
Si nos atrevemos a ir más allá, la orquesta de cámara es, incluso, una plataforma con un gran potencial educativo. La propia Orquesta de Cámara del Noroeste, que nació en el año 2017 apoyada por el semanario “El Noroeste”, proyectó esta misma necesidad de enriquecer el ámbito cultural de la comarca y de ofrecer oportunidades sobre un escenario real, profesional, a los jóvenes que se forman en el conservatorio. El sistema educativo está, en ocasiones, demasiado anclado los papeles o las leyes como para entender qué lo que realmente el músico en formación necesita es una aproximación mucho mayor al escenario.
El propio Stravinski escribió: «La cultura es una especie de domesticación que, en el orden social, confiere el pulimento de la educación y alimenta y perfecciona la instrucción». La capacidad de la orquesta de cámara de “pulimentar esta educación” es aquí esencial y mucho más duradera que la de cualquier otra agrupación. La versatilidad del repertorio acerca la música al público de una forma que llega incluso a los espectadores que no se hayan formado musicalmente. La participación en eventos benéficos y sociales, ciclos de conciertos temáticos, conciertos solistas, estrenos de música contemporánea, compositores autóctonos, patrimonio musical y folclórico de la región y conciertos didácticos son solo algunas de las posibilidades que nos ofrece un proyecto como este.
La Orquesta de Cámara del Noroeste, que agrupa en esta ocasión trece instrumentistas de cuerda sumando piano y percusión, es un proyecto transversal, profesional, formativo, que tiene un claro mensaje social y que habla de los músicos de esta región. Aunque para mí tiene, además, un valor personal. Volver a casa. Todavía conservo el recuerdo de ver a Raúl Bartomeu, cuando era apenas una niña que pasaba las tardes en el conservatorio de Caravaca, cargar en brazos a un alumno descerebrado que se había caído tratando de subir a uno de los árboles que hay detrás del edificio. Ese día, además de solfear, aprendí algo más. La oportunidad que tengo siempre de volver a esta orquesta y de reencontrarme con las personas que más me han podido inspirar es como recibir un soplo de aire fresco y recordar lo mucho que recibí y que también intento devolver.
Este 28 de diciembre volveremos a reunirnos bajo la batuta de Rafael González y la dirección artística de Raúl Bartomeu para ofrecer al público un programa navideño, en la primera parte, y un viaje hacia las bandas sonoras y temas musicales del momento en la segunda. Este concierto de la Orquesta de Cámara del Noroeste representa para nosotros una nueva oportunidad para poner un sello de calidad que defienda la nuestro y que apueste por los músicos de nuestra región.
