José Antonio Melgares Guerrero
Cronista Oficial de Caravaca y de la Región de Murcia
Decía orgulloso, y con toda razón, que había sido el primer diputado caravaqueño en las Cortes Españolas, cargo electivo, como es sabido, del que siempre presumió de manera ostentosa.
Nació en Caravaca, en casa de sus padres: la finca de “El Jardinico” (como nacimos todos hasta que se generalizó el que las mujeres pariesen en centros hospitalarios), en el otoño de 1943, siendo el primero de los dos hijos fruto del matrimonio entre Antonio Guerrero Martínez y Caridad Guerrero Rodríguez, cuando aquel era alcalde de Caravaca (1942-1951). Aprendió las primeras letras de la mano de Sor Evarista, en el colegio de las Monjas de la Consolación, y cursó sus estudios primarios en el de los PP. Carmelitas de La Glorieta. El establecimiento de la familia en Madrid, en 1952, le obligó a cursar el bachiller en el Colegio de los Escolapios de la Capital de España, siendo orientado desde la adolescencia, por sus propios padres, hacia los estudios de Medicina, emulando la dedicación de su tío Fernando Zabaleta, a pesar de que su verdadera vocación era el Derecho, ocupación en la que habían ejercido su abuelo D. Pedro Guerrero y el hermano de aquel, D. Rosendo.
Cursó Medicina, como estaba previsto, en las universidades Central de Madrid y de Salamanca. En esta última se incardinó en la tuna estudiantil de la Facultad, con la que viajó por toda Europa, teniendo en su haber anécdotas sin cuento como aquella de la que siempre presumió, cuando rompió su laud en la cabeza de un francés, durante una estancia en París, tras los comentarios despectivos de aquel sobre España y los españoles.
Se especializó en Ginecología, siendo alumno interno del hospital clínico S. Carlos, donde llevó a cabo la “residencia” con maestros a los que siempre recordó con cariño y admiración. De ellos aprendió frases lapidarias que repitió durante toda su vida, como aquella que afirmaba: “dadle a un diabético un tocino de cielo antes que un disgusto”.
Tras el ejercicio libre de la profesión durante un corto espacio de tiempo, accedió a la Inspección Médica de la Seguridad Social, ocupando entre otros cargos la dirección del Hospital “Virgen de la Luz” de Cuenca y, posteriormente la del hospital “Virgen de la Arrixaca”, afincándose durante muchos años en Murcia para partir, de nuevo a Madrid en donde le llegó la jubilación laboral en el año 2008, que celebró con un viaje a Méjico en compañía de su esposa.
Contrajo matrimonio con Mari Carmen Montesinos Tebar en 1976, fruto del cual nacieron sus tres hijos: Antonio (que vino al mundo durante la estancia del matrimonio en Cuenca), Caridad y María Ángeles, por quienes siempre sintió adoración, como luego sucedió con su nieta Carla.
Simultaneó el ejercicio de la Medicina con la actividad deportiva en el mundo del ciclismo profesional, llegando a ser Presidente de la Federación Castellana, desde donde organizó pruebas totalmente novedosas y muy ambiciosas, como la denominada ”de la Hispanidad” en 1992, dentro de los fastos del Centenario del Descubrimiento de América.
Se implicó en la política activa en las filas del partido “Alianza Popular”, que presidía Manuel Fraga Iribarne a escala nacional y Juan Ramón Calero en la Región. Afiliado de base en la agrupación de Moratalla, alcanzó la Secretaría General del Partido en la región de Murcia en 1981 y el segundo escaño de los tres que logró Murcia en las Elecciones Generales de octubre de 1982 (en las que el primero fue Juan Ramón Calero y el tercero José Joaquín Peñarrubia). En el Congreso se integró en la Comisión de Exteriores y presidió la Comisión Nacional contra la Droga. Enfrentamientos internos en su propio partido, por el control de la Ejecutiva Regional le obligaron a competir con Ramón Luís Valcárcel, saliendo perdedor en el conflicto, lo que le relegó a un segundo lugar en la política regional y al abandono posterior de la política activa, aunque nunca perdió su afiliación, manifestando siempre que tuvo ocasión de hacerlo, que él era de “Alianza Popular” y no del “Partido Popular” en que se convirtió el partido tras la refundación del mismo, por el propio Manuel Fraga, en 1989.
Hombre temperamental, idealista, promotor de grandes proyectos, romántico, imaginativo y cariñoso; dotado de gran simpatía humana, tocó muchos palos a lo largo de su vida, como tuno, fundador del teatro universitario durante su época estudiantil en Salamanca, presidente ciclista, estudiante de Derecho (carrera que no llegó a terminar), agricultor, ganadero y hasta criador de gallos de pelea (cuando la actividad estaba permitida), organizando “peleas” en su finca de la “Casa del Vicario” que alcanzaron fama a escala regional.
Amigo fiel de sus amigos y colaboradores, que conservó hasta su muerte, motivada por un cáncer de pulmón que acabó con su vida, en Murcia, el cuatro de octubre de 2019. Sus restos descansan en el panteón familiar de Caravaca, en donde había previsto que fueran depositados, junto a los de sus padres y abuelos.
