JAIME PARRA
El primer Mundial femenino de fútbol sala tendrá lugar en 2025, prueba del auge del deporte femenino en los últimos años.
Ana Belén Egea, jugadora de Bullas del LBTL Alcantarilla que disputa la Primera División ve cómo las gradas del campo cuando juegan en casa les apoyan bastante aficionados, gracias también a la política del club de que las jugadoras visiten los colegios, se realizan sorteos…
No en todos los campos ocurre, pero como señala Ana Belén Egea, el triunfo de la Selección Española de Fútbol también le ha dado visibilidad a su deporte: «creo que poco a poco estamos dando pasitos».
La joven de 23 años combina su profesión de futbolista con otro trabajo y a la vez estudia para convertirse en Policía Local: «ya que es un poco complicado vivir solamente de esto».
Ana Belén aprendió el fútbol en la calle, jugando con sus amigos y su primo, que se apuntó al Bullense con ella.
«Empecé a jugar a fútbol sala hace diez años, porque yo antes estaba jugando desde siempre en el Bullense con chicos y, al llegar el momento de no poder jugar con ellos por la edad, tuve que cambiar a un equipo de chicas y surgió la oportunidad de irme a fútbol sala.
Diez años practicando fútbol sala en Alcantarilla subiendo de categoría hasta llegar al primer equipo. «Por eso es muy especial para mí jugar en el club en el que tantos años llevo».
El LBTL Alcantarilla ha ganado en casa su último partido disputado contra el FSF Castro por 4-1 situándose en octava posición.
«Somos un equipo con gente joven y es nuestro segundo año en la categoría», explica: «así que seguimos intentando mejorar siempre y estar lo más arriba que se pueda en la clasificación»
En lo personal, espera seguir aprendiendo las claves del juego y aportar al equipo lo máximo.
Juega de ala y considera que tiene una buena visión de juego: «soy constante, perseverante, buena compañera y con ganas de aprender».
Mientras que cree que aún le queda por mejorar en defensa los uno contra uno y el desplazamiento lateral.
Como referentes en futbol sala destaca a Anita Luján, Peque e Irene Samper.
Llegar a Primera División como ella está al alcance de unos pocos elegidos pero anima a niñas con sus mismos sueños a que se diviertan, que trabajen mucho y no se desilusionen si las cosas no salen, «que todo trabajo al final tiene recompensa».