PEDRO LUCAS SALCEDO
Son muchos los que recuerdan nuestro Museo de la Soledad en los años 80, un lugar que servía incluso de punto de encuentro y reunión de los jóvenes con inquietudes intelectuales en torno a la Historia y el Patrimonio, que se reunían en las falsas junto a una estufa a habalr de sus cosas y a preparar estudios e investigaciones. Los jóvenes de la localidad tenían un lugar de enclave cultural, y hoy día vemos como aquellos jóvenes son prohombres y mujeres de alta calidad humana que han dado mucho a este pueblo.
Nuestro colectivo se planteó hace ya un par de años la posibilidad de recuperar este espacio, ya que veíamos que incluso permanecía cerrado por las tardes, y me moví mucho para ello, pero entre el servicio que prestaba Caravaca Jubilar y el espacio que ocupa el arqueólogo local, se nos denegaba esta posibilidad. Aún así encabezonado me remitía a al Sr. Director de Museos de la región, M. Lechuga Galindo, pidiendo ayuda y apoyo por parte de la comunidad Autónoma para poder realizar actividades diversas en este espacio, pero era justo el momento de la municipalización del consorcio C. Jubilar, y desde la CARM se lavaron las manos alegando que el Museo arqueológico es de propiedad municipal, y solo podía recomendar nuestra propuesta y poco más.
A tal efecto, seguí intentándolo, pasando un par de notas a la Alcaldía para ver si atendían nuestra petición, pero, bajo el pretexto de que el Museo no estaba preparado para ello, y que no había espacio en él, no pudimos llevar a cabo algunos talleres que teníamos programados como asociación. La verdad es que existe un mapa medieval de Caravaca ocuapando el espacio de la sala que sería perfecta para estos fines, que sencillamente habría que desalojar y colocar unas mesas y sillas, pero no existe predisposición para ello.
Otras localidades se valen de sus Museos arqueológicos y generan una actividad en torno a la Historia de su pueblo, como Lorca, Jumilla, Águilas, Cartagena, Mula, … y vemos además cómo la sociabilización del Patrimonio es una priridad en concejalías de Cultura, Centros Educativos, Oficinas de Turismo, o Casas Rurales, pero parece que nuestra localidad sufre del síndrome de la Empanadilla de Mostoles, y tenemos lo que nos merecemos como ciudadanos.