GLORIA LÓPEZ CORBALÁN
Tuvo varias identidades: María de la Sierra, en México; Ivonne en los grupos guerrilleros de la Segunda Guerra Mundial; María Luisa de las Heras en Francia; Pavlovna en Moscú, pero sólo un nombre: Patria. Se casó tres veces, pero sólo una por amor. T
uvo sólo una vida y la dio al servicio sus ideales. Tarde se daría cuenta que no sólo de ideas vive el hombre.
África de las Heras Gavilán nació el 27 de Abril de 1909 en Ceuta en el seno de una familia burguesa. Pero la niña desde el principio les sale respondona y la mandan a Madrid a un colegio de monjas.
El ambiente opresivo de aquella educación lo esquiva en los centros juveniles, donde coincide con Margarita Nelken y jóvenes comunistas que radicalizan sus posturas políticas. En 1934 participa en Asturias en la Revolución de Octubre, es sólo el principio de su educación: junto a Ramón Mercader ingresa en el “Club deportivo Avanti”, donde se daban charlas sobre literatura, deporte y de paso, de marxismo leninismo.
De las lecturas a los hechos hay solo un paso, y pronto el partido comunista se fija en la joven por su entusiasmo y belleza. Es en esas luchas por las barricadas donde conoce al camarada Luís García, el único amor que tuvo en su vida, el único con el que se casó por amor. Su fusilamiento en Burgos termino de radicalizar su postura y si en la vida no encuentra ya razón de vivir, la encuentra en la muerte de su marido.
En 1937 un agente soviético se fija en su increíble audacia y capacidad de trabajo, “para esta joven, nada era imposible” y es reclutada para el Servicio de Inteligencia Soviético. Viaja a Moscú para estudiar en la Escuela Central de Inteligencia.
Su responsable no es otra que Caridad Mercader, que la envía a México como responsable del grupo, junto a su hijo, que habría de acabar con Trotski. Tan bien lo hace, que se infiltra ni más ni menos que como secretaria del condenado a muerte, y tan bien lo conoce que es ella quien se da cuenta que Frida y el traidor están liados. La cosa se precipita cuando el pintor se entera de que su amada y el inquilino se ven a escondidas. África tiene que salir pitando y Ramón Mercader queda para terminar el trabajo.
Durante la II Guerra Mundial, África forma parte de las guerrillas soviéticas como paracaidista en Ucrania que luchan contra los nazis.
Tras la liberación del territorio en 1944, regresa a Moscú, pero pronto recibe nuevas órdenes. Tiene que infiltrase en Latinoamérica, ¿Cómo? Como sea, y la oportunidad se la brinda Felisberto Hernández, un escritor uruguayo que se enamora perdidamente de esa modista española residente en París. De la mano del poeta entra en la sociedad uruguaya y recibe su nacionalidad.
Una vez cumplido el objetivo, a los cuatro años se divorcia de él. Al poco muere el poeta sin imaginarse nunca que su dulce esposa María Luisa era una fría espía.
En 1956 tiene que casarse con otro espía en Buenos Aires, Giovanni Bertoni, alias Marko, con el fin de facilitarle el trabajo en Argentina. Juntos organizan una red de Inteligencia, pero Giovanni empieza a discrepar con las actuaciones de Moscú, su persona es entonces incomoda y el tercer matrimonio acaba en muerte. La espía vuelve a Moscú en 1967 dejando atrás a María Luisa.
Su vida desde entonces hasta que muere, a los 80 años un 8 Marzo de 1988, es la vida de una triste y solitaria, y quizás arrepentida, profesora en Moscú. Fue enterrada con funerales de estado y en su placa sólo hay un nombre escrito en español: Patria.
