Ya en la calle el nº 1042

Pregón de Navidad de José Antonio Melgares para la Asociación de Belenistas Murcianos

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JOSÉ ANTONIO MELGARES/Cronista Oficial de la Región de Murcia

Sr. Presidente de la Asociación de Belenistas
Rvda. Madre Abadesa y comunidad de Monjas de Santa Clara
Autoridades.
Señoras y señores
Murcianos presentes y ausentes:Pregón de José Antonio Melgares
Hace exactamente treinta y un años, la Asociación de Belenistas de Murcia, que ya presidía mi amigo Joaquín Esteban Mompeán, me encargó la honrosa tarea de pregonar la Navidad Murciana. Acababa de acordarse en el seno de aquella, sacar el acto de la celebración del pregón a los templos de la periferia, tras pronunciarse, por mi también amigo Abrahám Ruiz Jiménez el último de ellos en la iglesia de San Juan de Dios en 1982. En las iglesias y ermitas de las afueras del área metropolitana se vivían los prolegómenos de la Navidad de manera más auténtica…más austera y sencilla que en los de la metrópoli…cercanos a los grandes almacenes comerciales en cuyo interior y exterior se ha prostituido el verdadero concepto navideño.

Aquel año de 1983, primero como he dicho en que el pregón se trasladó al limes de la ciudad con la huerta…acogió el acto la iglesia parroquial de Santiago Apostol, en el barrio de Santiago el Mayor, allende las vías del tren tan denostadas ahora…encorsetado por la Ronda Sur y el viejo trazado del ferrocarril, pero con personalidad propia entre los demás barrios…no sólo de la capital sino también de la Región.

Presidió el evento el llorado obispo Javier Azagra…y el recital de villancicos que tradicionalmente acompaña el acto…corrió a cargo de la peña huertana “La Breva” con sede en dicho barrio.

Ni entonces ni ahora, treinta y un años después, el Cronista que audazmente comparece ante ustedes esta tarde…tenía ni tiene méritos para aceptar la generosa propuesta de la Asociación de Belenistas. Ni entonces ni ahora…me avalaba ni me avala otra cosa que sentirme y ser un murciano de la Región…Uno más entre vosotros…amante y defensor empedernido de nuestras tradiciones…que se atreve a decir en alta voz aquellas cosas que pensáis y sentís en el fondo de vuestra alma cuando diciembre cobra carta de naturaleza…las castañeras han invadido las esquinas de nuestras calles…los niños pululan nerviosos en torno al Nacimiento doméstico aún a medio montar…las luces han puesto color a las calles y plazas de pueblos y ciudades…y los fríos vientos del solsticio limpian la atmósfera que forma la gran bóveda que cubre el Valle del Segura, de igual forma que los sentimientos de amor y amistad limpian el corazón de los humanos.

Perdonad mis omisiones en aquello que habríais querido escuchar…y comprended las limitaciones de este juglar…ya que sus sentimientos están expresados más con el corazón que con la mente.

…………………………..

Murcia huele a Navidad por sus cuatro costados. El verdadero pregón viene siendo esa actividad continuada en el tiempo…casi febril…previa a estos días que en los hogares cristianos ha supuesto el desempolvar adornos y figuras con que engalanar cada uno de los más íntimos rincones domésticos…preparando así la venida, una vez más, del Niño Dios…de la misma manera que nos enseñaron a hacerlo las venerables manos y consejos de nuestros padres y abuelos.

Verdadero pregón ha sido el cadente y melodioso canto de las campanas de auroros por los senderos de la Huerta… del Rincón de Seca, Patiño y Bullas…cuando el silencio se hace en derredor y el negro palio de la noche estrellada se despliega sobre los caminos y veredas…blanquecinos de escarcha…mientras se acerca entre cañares la campana que canta y reza salves de aguilando.

Verdadero e íntimo pegón ha sido…en fin…ese sentimiento interior de amor y caridad que invade al hombre desde el comienzo del Adviento…hasta lo más profundo de sus entrañas…cuando en un rincón callejero escucha, en labios de desgreñados rapaces…acurrucados para protegerse de frío, la melodía singular del primer villancico.

Lamentablemente…en los tiempos que corren es muy difícil encontrar en sitio alguno el verdadero y real espíritu de la Navidad. La oferta que hace la calle y los lugares de ocio…e incluso los medios de comunicación como la prensa escrita, la radio y la TV…no es en nada acorde con la realidad navideña. El gasto…el regalo…la importación de costumbres de tierras geográficamente lejanas y extrañas…que tan rápido arraigo tienen en nuestra sociedad actual…han desvirtuado y hasta prostituido el mensaje que los de nuestra generación recibimos de quienes nos precedieron en el tiempo. Es preciso…y así os lo pide encarecidamente el pregonero…abstraerse de lo anecdótico y…sin dejar de pisar la tierra sobre la que nos ha tocado vivir, reparar en lo esencial…en lo que verdaderamente ha sido siempre…y debe seguir siendo la Navidad…que no es sino la prueba más genuina y hermosa del amor de Dios a los hombres.

Desde el S. XIII en que Francisco de Asís propusiera de manera sensible la comprensión del misterio divino de la Encarnación y nacimiento del Hijo de Dios…la Navidad ha ido adaptándose a los tiempos en la manera de ser celebrada por el género humano…pero nunca hasta hoy se habían enfrentado tanto la idea original con la celebración popular.

Francisco, desde la Umbría Italiana…propuso a sus contemporáneos y al hombre de todos los tiempos, la celebración de la Encarnación y venida al mundo del Verbo Divino en la intimidad familiar y social del ambiente doméstico o de barrio…e incluso de pueblo…,e inventó…para hacer comprensible a las limitaciones humanas un misterio de tan difícil comprensión por la mente humana…una manera tangible de combinar fe y devoción como es el montaje y contemplación del BELEN.

No sabemos en que momento de la historia regional llegó a Murcia la propuesta de Francisco para la comprensión y celebración de la Navidad, instaurándose la costumbre de montar el BELEN en ermitas, iglesias y conventos…y su extensión a la intimidad del hogar ni a la monumentalidad posterior de la calle. Podemos imaginar sin embargo…y sin ningún miedo a equivocarnos…que fue de la mano de los frailes franciscanos en el S. XVI…cuando desaparecido el peligro musulmán a partir de 1492 y comenzada la denominada “Paz Hispana”…comenzaran a abrirse conventos de los hijos de S. Francisco en nuestras tierras y, concretamente en al capital, en Cartagena, y en pueblos como Moratalla, Yecla, Caravaca, Cehegín, Mula, Alcantarilla…Lorca, Mazarrón y Jumilla…con el fin de cristianizar y catequizar a un pueblo islamizado, que necesitaba de gestos, signos y elementos sensibles para acercarse a la comprensión de lo divino.

Lo que enseñaron los frailes franciscanos a los abuelos de nuestros bisabuelos…y ha pasado de generación en generación hasta nuestros días…muy a pesar de quienes pretenden paganizarlo todo y reducirlo al estado laical…lo que asumieron los abuelos de nuestros bisabuelos y nos transmitieron nuestras madres y padres…fue lo que tan lacónicamente narra el Evangelio al referirse al Nacimiento de Cristo…Narración a la que nunca se pudo recortar las alas de la imaginación y la fantasía humanas…incluso para crear sus propias y particulares leyendas. Las gentes de todos los tiempos…nuestros antepasados…se afanaron por reconstruir y dotar de detalles íntimos y coloristas la Navidad…escogiendo con preferencia los sucesos poco tratados por los evangelios…que recogen la venida al mundo mortal de Jesús…el Redentor.

La fuente más importante que bebieron los artistas de todos los tiempos, a la hora de llevar al lienzo en pinturas…y al barro o a la madera el milagro del Nacimiento del Mesías…fueron los evangelios apócrifos…quizás porque la humanidad de los mismos acercaron más al pueblo llano al detalle sensiblero demandado por el propio pueblo. Las descripciones contenidas en estos escritos…precisamente por ser más detallados y simples…sirvieron de base a unas normas referentes al escenario y a los personajes…que fijaron la manera con que tradicionalmente venimos describiendo la Navidad en el Arte y también en la costumbres populares

El escenario más frecuentemente admitido es un ESTABLO. Un establo como cualquiera de los menos cuidados de nuestros alrededores, cuando la nuestra era una sociedad rural y…antes de transformarse en las cocheras que ahora albergan los vehículos que sustituyeron a los animales de labranza.

El evangelio de S. Lucas no habla en concreto de establo…pero menciona…sin embargo, el PESEBRE. La conclusión, por tanto, es evidente y lógica. Los artistas de la Iglesia de Oriente, por el contrario…acostumbran a situar la escena del nacimiento de Cristo en una gruta natural. Y es que…en el Próximo Oriente…los sectores más humildes de la población vienen aprovechando hasta hoy como establos…las cavernas y oquedades formadas naturalmente en las regiones calcáreas. También en nuestras latitudes murcianas, en el ganadero Noroeste Regional…es frecuente esta costumbre. Sin embargo…como esta forma de proteger y guardar el ganado es poco usual por lo general en Europa…nuestros artistas occidentales…y luego nuestros artesanos…prefirieron trasladar la escena a establos habituales en sus tierras…como esas diminutas y encantadoras arquitecturas de corcho que ofrece la industria belenista murciana…nevados artificialmente con ingenua ignorancia infantil…e iluminados con bambalinas multicolores que ya…seguramente lucen en muchos de vuestros hogares desde el día de La Inmaculada.

Tradicionalmente se admite…que el momento preciso del Nacimiento fue la MEDIA NOCHE…cuando la voz destemplada del gallo retumba en el corral como preludio de la cercanía del nuevo día. También ello tiene su valor simbólico en una sociedad como la nuestra que ya no es agrícola ni ganadera…sino industrial y de servicios…y por tanto en muy pocos lugares se escucha la voz del gallo en las inmediaciones horarias de la media noche. JESÚS NACIO PARA SUSTITUIR LAS TINIEBLAS POR LA LUZ. Por un razonamiento similar…el acontecimiento de la llegada al mundo del Mesías se sitúa en fecha muy próxima al solsticio de invierno porque…CUANTO MÁS CORTO ES EL DÍA…MÁS NECESARIA ES LA VENIDA DE LA LUZ AL MUNDO…DEL MESÍAS…el Señor.

La iconografía tradicional de nuestra imaginería española y murciana…fundada principalmente sobre bases barrocas del S. XVIII…nos muestra a Jesús yaciendo en el pesebre…sobre pobres y frías pajas…O bien sobre el suelo raso y duro…envuelto en andrajos que hacen las veces de pañales. La pintura bizantina aporta una expresión precoz al rostro del Divino Infante. Será el arte del Renacimiento Europeo el que lo acerque al aspecto de un verdadero niño…aunque no precisamente recién nacido. En cualquier caso, en la mente de Nicolás Salzillo…o de Francisco, su hijo…así como sus seguidores hasta la fecha…se concibió al Niño con carita inteligente y atractiva…mofletuda y sonrosada…con la mirada ensimismada…a veces centrada en el propio espectador a quien va dirigido el mensaje de paz y alegría de a Navidad.

Al Niño sigue en importancia en la cueva de Belén su madre: MARIA. En las pinturas de los primeros siglos aparece acostada…pero nunca agotada o desamparada…cual hembra que acaba de parir con esfuerzo y dolor. Por el contrario…su figura es majestuosa…e irradia en ella el orgullo de saberse la Madre del Ser Divino. Su mirada es enigmática y fundamentalmente triste…se pierde en la lejanía como comenzando a comprender lo que sucede a su alrededor. Este tipo iconográfico desaparece por completo en el arte occidental a finales del S. XIV y comienzos del XV. En su lugar se representa a María arrodillada en el suelo…o a veces en el vuelo de su propio manto. La fuente de esta tipología iconográfica hay que buscarla en las pretendidas APARICIONES DE SANTA BRÍGIDA (uno de los libros más leídos por las gentes que vivieron a finales del S. XIV). Esta matrona sueca radicada en Roma y entregada a una vida de eremita entre los edificios cada vez más ruinosos de la Ciudad Eterna en esa época…describió de manera harto convincente…las apariciones de que fue objeto a lo largo de su dilatada vida. Entre otras cosas…narra aquella venerable mujer que…durante su peregrinación a tierra santa en 1370 se le apareció la Virgen María y…primero le contó y luego incluso le representó…los pormenores del nacimiento de Jesús. De esta manera pudo saber Sta. Brgida con la mayor exactitud que María…al sentirse llegada la hora del parto…se postró…comenzó a orar arrodillada…y dio a luz así a su santo Hijo, sin la menor muestra de dolor o abatimiento.

Será, pues, esta imagen de la Virgen, ideada por Sta. Brígida, el tipo iconográfico predominante durante siglos: MARIA TRISTE, SUBLIME…COMO UNA EMPERATRIZ BIZANTINA…SUMIDA EN DEVOTA Y FERVOROSA ADORACIÓN.

Ahí están…muy cerca físicamente de nosotros…en las casetas de la Feria de Artesaná Navideña instalada en Alfonso X el Sabio…las figuras de barro que a diario surgen de la mente, de las manos y del barro de nuestra propia tierra murciana…de los Rocamora y los Rogelios…De los Galván y los Cuenca. De “El Bomba”…de Nicolás Almansa y de José Fernández. De los Griñán, de Enrique Ramírez y de Pedro Chico. De Juan Rochel, Miguel Amo, Sánchez Alarcón, Manuel Álvarez y de aquellos otros que…asomados a las ventanas estrelladas del cielo de Murcia…contemplan desde el más allá el quehacer diario de los artistas del Belén eterno que sigue forjando la tradición belenista murciana.

SAN JOSÉ…el humilde carpintero de Nazaret, está también presente en todas las representaciones del Portal de Belén…aunque su importancia quede relegada a un segundo plano…difuminada por el verdadero fundamento simbólico del misterio, y que no es otro que la MATERNIDAD, encarnada en las figuras de Jesús y de María. El carpintero queda más bien en segundo plano y no es raro que la iconografía lo represente con la austeridad de un pobre artesano manual, y la cabeza inclinada sobre el bastón, como si estuviera adormecido.

Los artistas de todos los tiempos…como los artesanos belenistas de hoy, han querido ilustrar de la manera más precisa el humilde papel que a San José atribuye el Evangelio. El Santo Patriarca siempre está presente en los cuadros del arte universal que representan la Navidad. Pero jamás como en los nacimientos murcianos ocupa un puesto de categoría entre los personajes de la Cueva de Belén…como lo ocupa en los nacimientos de los moldes de la industria belenística de Murcia. Para nosotros…los murcianos…no importa el papel de protector…y no de padre…del Santo Patriarca. Nosotros le damos cabida en el portal…como en nuestro propio corazón…atribuyéndole la misma importancia presencial a las tres figuras protagonistas del misterio.

Papel de verdadera significación tienen los PASTORES en la concepción artística y simbólica del primer templo cristiano de la Humanidad. El arte más primitivo se limitaba exclusivamente a presentar el anuncio del ángel…que los invita antes que a nadie a ellos…a los habitantes más humildes de los alrededores…a conocer y a adorar al Niño recién nacido. Los intérpretes posteriores y la imaginería belenista…recalcaron, además, que el Hijo de Dios vio al mundo para ayudar ante todo al pobre y al desvalido. A partir del S. XV es cada vez más frecuente la representación del momento en que acuden los pastores ante el Niño. Los pintores suelen representar en sus cuadros a tres pastores, como tres es el número de reyes a quienes después me referiré. Traen en sus manos presentes…no comparables sin duda a los suntuosos regalos ofrecidos por los Magos (llegados desde el fabuloso y desconocido Oriente)…sino humildes dones adecuados a su condición de gente pobre…como el queso…la leche fresca…la manteca o el cabrito cebado entre las hierbas del campo o de la huerta. Se ilustra con este lenguaje de símbolos la tesis mantenida por la Iglesia Católica a lo largo de su larga historia de dos milenios: de que para Jesús no es el valor del presente ofrecido lo que importa…sino el ofrecimiento sincero que se le hace con el corazón.

Y es entre los pastores donde podríamos situar el acto entrañable de esta noche de diciembre. Este juglar improvisado de la Navidad Murciana, en medio del Belén en que a partir de hoy se convierte la capital y los pueblos y ciudades de la Región…quisiera ser también el ángel que, con sus torpes palabras convoque a los murcianos a celebrar la ya cercana fiesta de la Navidad. Quisiera llegar a vuestros corazones con parecida intensidad que la voz luminosa de aquel primer pregonero de la historia…que a los cuatro vientos pronunciaba el mensaje navideño de siempre: GLORIA IN EXCELSIS DEO…ET IN TERRA PAX HOMINIBUS BONAE VOLUNTATIS. (Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombre de buena voluntad).

A los murcianos presentes…y también a los ausentes por motivos de lejanía u ocupación…os convoco desde esta simbólica cueva de Belén en que esta tarde se ha convertido la iglesia del convento de Santa Clara la real de Murcia…a festejar este año como nunca hasta ahora…la venida del Niño Dios a nuestra Región…a nuestra ciudad…a nuestro barrio…a nuestro domicilio y a nuestros corazones. La fiesta no será tal mientras alguno falte a la cita familiar de la Nochebuena en torno al portal doméstico que…con tanta ilusión tenéis ya montado…o estáis a punto de montar en el lugar más digno de vuestros hogares.

Decid cada uno a los vuestros que vengan esa noche a compartir junto a vosotros el pan y la sal del cariño fraterno. Que vengan desde el lugar donde se encuentren…al reencuentro con los que partieron de esta vida…y en la Noche Buena se hacen presentes junto a nosotros en el entorno físico y espiritual del Belén Doméstico.

En el establo de Belén…siguiendo con la concepción tradicional del Belén Murciano…siempre están presentes LA MULA Y EL BUEY. El Evangelio no los menciona, como afirmó en su día el Papa Ratzinger… pero hay leyendas al respecto que justifican su presencia. Una de ellas afirma que…en el empadronamiento convocado por el emperador Cesar Augusto…los obligados a empadronarse tenían la obligación de presentar sus animales. Según otra…S. José llevó consigo el borrico para que María…en tan avanzado estado de gestación…no tuviera que caminar…y el buey para pagar con él los impuestos…cuyo establecimiento, entonces y siempre, fue el objetivo del censo. De una u otra forma…la presencia de ambos animales… contribuye en gran medida a crear el ambiente íntimo de la estancia, proporcionando la única calefacción reinante con el aliento de su continuada respiración. Como bien sabéis quienes me escucháis…ninguno de los artistas y artesanos del belenismo murciano…concebiría hoy el Portal sin la presencia de los citados animales.

Las escenas del nacimiento de Jesús y de la adoración de los pastores se enlazan en la Historia del Arte Universal…con la que se refiere a la ADORACION DE LOS REYES. En nuestros días a nadie es ajeno el conocimiento de los Reyes Magos basado en la más antigua fuente escrita al respecto, que no es otra que el Evangelio de S. Mateo. Sin embargo, el número de TRES se deduce simplemente del número de regalos que ofrecieron. Ninguna otra noticia determina cuantos fueron…aunque la imaginación popular determinó pronto…y de forma contundente…no sólo la cantidad sino también sus nombres.

El primitivo arte cristiano, sin embargo, vacila aún sobre el número. En unas obras…los Reyes son solamente dos. En otras su número llega a seis, e incluso a ocho…y en algunas representaciones tempranas de Siria…hasta doce.

Las figuras de los tres Reyes, cuyo número acabó incluso nominándoles…cobraron muy pronto valor simbólico y teológico. Primero simbolizaron las TRES EDADES DEL HOMBRE. Más tarde los TRES CONTINENTES en que se dividía el Mundo según los geógrafos de la antigüedad: Europa, Asia y África… Las tres razas por el color de su piel. La presencia de los tres equivalía… pues, al homenaje tributado por el mundo entero al Creador…y la simbología didáctica cristiana aprovechó el mensaje que brindaba la ofrenda de los Magos…así como la que ofrecía el tema de la ofrenda de los pastores.

La Iglesia Católica se sirvió hábilmente de estas representaciones plásticas… a lo largo de los siglos, para invitar al pueblo llano (representado en los pastores)…así como a los poderosos (que se veían identificados en los magos)…a desprenderse de sus bienes a favor de aquella. El pobre, desde el punto de vista catequético…debe colaborar con su humilde ofrenda…Y el rico con la suya suntuosa. Pero todos debían hacerlo de acuerdo con su propia conciencia y medios materiales.

Al saborear el carácter poético de los símbolos contenidos en las representaciones plásticas de la Navidad…no escapa a nadie LA ESTRELLA de ocho puntas…u OCTOGRAMA…símbolo de Cristo en la iconografía cristiana desde los primeros siglos del Cristianismo…habiendo sido adoptada de la iconografía sumeria…para cuya cultura era también signo de la Divinidad. Las monedas acuñadas en los siglos II y I antes de nuestra era por Mitridates, rey del Ponto…también llevan el octograma como expresión de salvación…de liberación…de la Divinidad en suma.

Para nosotros…murcianos de la ciudad y de la Región…la estrella se encendió hace pocas fechas cuando la luna llena de diciembre nos sorprendió, el pasado día seis en lo alto del cielo. Una luz celestial que no hemos de perder de vista hasta verla posarse con la imaginación sobre el pesebre… en la más que solemne noche murciana…cuando las gentes de los pueblos y ciudades…sumidas en sana alegría interior y callejera…reciban el mensaje angélico desde las torres y espadañas de iglesias y conventos…cuyas argentinas campanas de gloria convoquen a las familias a la ceremonia litúrgica de la denominada “Misa del Gallo”, en el transcurso de la cual nacerá una vez más el Niño Dios. El Nacimiento, que plásticamente se representa de muy diversas maneras en los templos de la Comunidad Autónoma…quizás tenga en la localidad de Patiño la más genuina y original forma de manifestarse…cuando mediante un original sistema de cordelería, perfeccionado con el paso de los años…el Niño Dios llega al altar mayor del templo entre los aplausos y vivas de los presentes.

Quisiera…para terminar…contar y cantar todas y cada una de las navidades que los murcianos llevamos dentro. Pero un pregón es un clarín…una campana que suena insistente anunciando la proximidad de la Fiesta. Fiesta en este caso de amor…de alegría y de paz…en la que unos y otros…olvidando posibles diferencias de criterio o ideología…hemos de ser capaces de abrazar al hermano que a nuestras cortas luces creemos otrora nos ofendió.

A los murcianos ausentes…los que esta noche no me oyen pero sienten la voz del pregonero en la distancia…mi llamada jubilosa a sentir y a participar en la Fiesta.

Y junto a los murcianos de la capital…mi llamada también a los demás. A todos cuantos desde Puerto Lumbreras a Yecla y desde el mar a la montaña…sentimos el orgullo de sentirnos unidos por los lazos de la tierra y de la raza…entre las coronas y castillos de nuestra propia bandera… y bajo una misma bóveda celeste…palio azul de España… en este rincón bendito del sureste peninsular que riega el padre Segura.

A todos…propios y extraños…sin el boato que antaño rodeaba la figura popular del pregonero…pero en la confianza que me avala dirigirme a vosotros desde la Capital de la Región y desde este alminar de fantasía…donde el barroco de las formas nos hace sentirnos aún más murcianos…os convoco a participar en todos y cada uno de los actos que componen la Navidad……Porque ya nuestros oídos han percibido los sones musicales del primer villancico…nuestro olfato percibe aromas de leña quemada que dora manjares y confituras caseras…Nuestra vista capta en el horizonte la caída del telón de fondo del invierno…Nuestras manos están dispuestas al abrazo y también a abrir de par en par las puertas de la alegría… y nuestro paladar gusta ya de ese elixir aromático y dulce de la fiesta grande: LA FIESTA MÁS GRANDE Y MÁS ENTRAÑABLE DE TODAS LAS FIESTAS. LA FIESTA POR EXCELENCIA: L A N A V I D A D.

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