Ya en la calle el nº 1041

Nos hundimos en la deuda

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y miembro de Transparencia Internacional. Autor de: “Ciudadano y Gasto Público” Editorial Aranzadi 2ª edición (2014)
No salimos del círculo vicioso del endeudamiento. La Administración Local, ha dado un ejemplo al cerrar con superávit sus cuentas en más de 3.500 Ayuntamientos. La Administración municipal ha sabido aplicar con disciplina y eficacia sus recursos, y ha realizado dos cosas bien: explicarlo y centrarse en sus objetivos presupuestarios, con una respuesta de las necesidades más directas de los ciudadanos, renunciado a aquellas propuestas de gasto que resultaban negativas para conseguir los objetivos del equilibrio deseado.
Cuando se estudien las evoluciones de la deuda y los presupuestos de este periodo de crisis, podremos comprobar que con el 21% del empleo público, y con el 13% de participación en los ingresos del Estado, los Ayuntamientos han sabido reordenar. No sabemos si por las medidas de presión o por impulsar una mejora en la gestión, lo cierto es que han aportado una cantidad muy significativa de superávit minorando el déficit público en más de 3.500 millones de euros.
Tendremos que preguntarnos ¿y las demás AAPP que hacen? Es evidente que se precisa un cambio de orientación para su gestión presupuestaria con el fin de que se centren en sus objetivos de gestión de los servicios transferidos, y se olviden de proyectos de grandeza, que han arruinado a las cuentas públicas. Gobernar en tiempos de crisis, es muy aburrido y no permite hacer muchas alegrías.
Por otro lado, llama la atención que algunos políticos, que han vivido subidos en su nube, abandonen cuando no hay caja de donde seguir gastando. No fueron buenos gobernantes, ni buenos administradores, ni previsores, ni ordenaron recursos para consolidar el desarrollo del territorio que gobernaron. Oyeron sólo a los aduladores, y su falta de visión, les llevó a confundir lo que era hacer patria, lealtades institucionales y solidaridad, con sus fantasías a lo “no typical”, situándonos a la cola del desarrollo. Estamos peor que hace 30 años.
El discurso reivindicativo de “siempre más” y la política de echarle la culpa a las herencias de “los otros”, nos ha llevado al mayor desastre como proyecto de región. Y no es sólo el desgobierno económico, son los datos del informe PISA donde sitúa a nuestro futuro capital humano en los niveles más bajos de conocimiento en matemáticas, lengua y ciencias, no hemos gastado lo que debíamos y además hemos recogido los peores resultados del conjunto de las Autonomías. Es simplemente incompetencia. La sanidad pública es otro mal ejemplo, las tijeras no han servido de mucho, sólo para dejar sin medios al que más necesitaba, recortar a los socialmente más débiles orillando afrontar una reorganización de sus estructuras para un modelo más eficiente que cristalizara en un sistema más coordinado, escuchando a los que pueden ahorrar gasto: ciudadanos y sanitarios, con menos políticas de élite y más gestión participativa.
Por otro lado, el Estado se ha endeudado para sanear el sector financiero, las autopistas, sector eléctrico, a las grandes empresas que salen fuera con proyectos de complicados resultados. La deuda sigue subiendo y restando recursos en el futuro, y no avanzamos en la reformas funcionariales. La comisión CORA funciona con lentitud, funcionarios y los lobby comision-coraprofesionales actúan en dirección contraria, y organismos e instituciones que ven peligrar sus privilegios impiden una reforma que es capaz de ver pasar a todos los ministros que lo han intentado con sus proyectos fallidos. Se han reformado tantos sectores, como es el caso del ejército, y cambiado muchas instituciones, y sin embargo cambiar la burocracia heredada del siglo pasado parece un imposible. ¿Será porque el gobierno está mentalmente hipotecado? Tenemos un presidente, titular de un registro y con un suplente en desempeño de sus funciones, nos dominan el club de abogados del Estado, compañeros de oposición, y podríamos seguir con muchos ejemplos en una Administración que impide su cambio.
Observamos que la política solo reforma para otros, pero no realiza los cambios que se precisan en sus estructuras internas para recorta gastos, y es una de las causa de su endeudamiento, lo cual provoca cada día un mayor rechazo, y del rechazo, pasaremos a pedir responsabilidades, no solo políticas, sino de mayor calado, porque no podemos soportar penurias, viendo como en otras esferas presupuestarias nunca llegan los cambios.

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