Ya en la calle el nº 1041

Me avergüenzan mis labios menores, ¿qué hago?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FELIPA GEA/Psicóloga, Sexóloga y Neuropsicóloga/

ESPACIO DE ALCOBA

¡Saludos, lectores y lectoras de Espacio de Alcoba! Hoy vamos a hablar sobre un problema que solemos tener las mujeres. Ya hemos dicho en muchas ocasiones que las mujeres somos uno de los colectivos que peor parados salimos en el tema de la sexualidad, y también la vida en general: doble jornada laboral (casa y empleo), brecha salarial, techo de cristal, violencia de género, etc.

Hola Felipa.

Mis labios menores son negros y grandes, y me da vergüenza. Siempre tengo relaciones sexuales con la luz apagada y no dejo que me hagan sexo oral. ¿Me puedes informar sobre qué hacer?

Me avergüenzan mis labios menores, ¿qué hago?¡Gracias!

Uno de los reductos de estas vejaciones que el Sistema Patriarcal en el que vivimos nos ha hecho aprender a todas las personas que vivimos en él es el culto al cuerpo. Pero no al cuerpo en general, sino a un cuerpo específico: “el que está dentro de unos cánones”. ¿Existe alguna mujer que no haya odiado su cuerpo alguna vez en su vida? Lo cierto es que este sistema de aprendizaje nos lo pone muy difícil, ya que no existe una buena base de educación sexual, ni de igualdad y, ni tan siquiera, una buena base que no esté influida por el capital.

A las mujeres nos enseñan a odiar nuestro cuerpo, en general, y nuestros genitales, en particular. Es más, ¿cuántas lectoras se han mirado la vulva? Me encantaría recibir vuestras respuestas, aunque es posible que no me vayan a sorprender, ya que existe un gran número de mujeres que aún no conocen su vulva y no sólo no la conocen, sino que se avergüenzan de ella sin conocerla.

¿Cómo es posible avergonzarse de algo sin haberlo conocido? Estaréis conmigo que si esto pasa es porque he aprendido que eso es malo, es sucio, es feo o está mal. La vergüenza no es una emoción básica, es una emoción aprendida y es diferente para cada persona porque está basada en un juicio. Es decir, según lo que he aprendido sobre lo que “está bien o mal” o lo que “debería o no debería”, tendré vergüenza sobre unas cosas u otras. El juicio sobre nuestro cuerpo sexuado va por esta estela.

Hay millones de vulvas diferentes, cada una de ellas con sus labios (mayores y menores) diferentes. ¡Existen tantas vulvas como personas con vulva hay en el mundo! Entonces, ¿por qué unas están bien y otras están mal? Vaya, volvemos una vez más al canon de la Sociedad Patriarcal. Ese canon que dice que la vulva “debe ser” de determinada forma: de color claro, sin que sobresalgan los labios menores, recogidita y sin pelo (por cierto, el pelo protege de infecciones y es más higiénico tenerlo que no tenerlo). Una vulva que represente a una “niña virginal”. Lo peor de todo es que luego nos asustamos con la pedofilia, cuando la Sociedad Patriarcal la promueve con todos estos cánones. Pero de esto ya hablaremos…

Cada vez hay más chicas que deciden pasar por quirófano para modificar su vulva porque no cumple con el canon establecido, especialmente con los labios menores. La labioplastia es una de las intervenciones para modificar el cuerpo que más se realiza, estableciendo la excusa de “vulva disfuncional” para poder llevar a cabo una mutilación genital femenina sin consecuencias legales. Estas mujeres que modifican su vulva, en realidad no presentan ninguna disfuncionalidad, sus vulvas están perfectas tal y como son. No les hace falta una operación, les hace falta formación sobre la diversidad de la morfología de la vulva: es decir, les hace falta una buena educación sexual.

Es cierto que hay casos en los que los labios menores sobresalen hasta el punto de generar serias molestias en la mujer, debido al roce con los pantalones o la ropa interior, aunque son casos puntuales. Antes de tomar cualquier decisión, lo primero que hay que tener claro es que ¡todos los tamaños de los labios menores son adecuados!

Lo mismo ocurre en relación al color de los genitales femeninos, ¡todos los colores son adecuados! El color de la vulva será diferente en cada mujer, tal y como ocurre con el color de la aureola del pecho o con el color del pelo. Las mujeres rubias presentan un color, las morenas otro, las pelirrojas otro más… en sus pelos, en sus genitales, en sus aureolas, etc. La nueva moda mercantil es blanquearse el chocho, y una vez más nos convencen de que nuestra vulva está mal y que la debemos modificar si no entra en el canon establecido. ¡Vaya manía con estigmatizar la vulva y su diversidad!

En definitiva, lo importante es estar a gusto con una misma, aceptarse y amarse lejos de cánones normativos que establecen culpa, vergüenza, prejuicios, discriminación y violencia. Así que: ¡arriba los coños diversos! Mientras tanto el mío está esperando vuestras dudas, preguntas, sugerencias e impresiones.

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