Ya en la calle el nº 1041

“Los sanitarios somos personal esencial, imprescindibles, pero percibimos y sentimos que no se nos protege”

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Sindicato Médico de la Región de Murcia CESM

Una vez más, nos reunimos  a las puertas de un centro sanitario para mostrar nuestra repulsa a la agresión que ha sufrido un compañero. La escalada de la violencia es obvia, con agresiones verbales, gestuales y físicas a un sanitario cada pocos días.

Hemos trabajado en las etapas más duras de la pandemia en la que aún estamos, actuando con elevada responsabilidad y carga laboral, entre todos abarcamos las 24 horas del día en consulta, domicilios, vía pública, en lugares de difícil acceso, noches, festivos y los días más significativos del año, exponiéndonos a todo tipo de situaciones y enfermedades donde  el riesgo 0 no existe, con el fin de salvar las vidas de los demás, esa nuestra vocación. Pero ello no implica que perdamos nuestra dignidad ni que aceptemos que los insultos, las amenazas, las agresiones gestuales y físicas se hayan convertido en parte de nuestro día a día sin que alcemos la voz, y sin dejar de recordar a nuestra compañera Mª Eugenia asesinada en el 2009.

Cuando un trabajador comunica una agresión ante el servicio murciano de salud, si son insultos o amenazas, no tienen ninguna consecuencia a día de hoy. No sabemos si se harán realidad o no esas amenazas, tenemos que vivir con esa incertidumbre. Cuando la agresión es física, las sanciones que aplica el Código Penal hacen que el resultado no sea preventivo ni disuasorio frente a nuevos intentos de agresión a un sanitario, aunque esté considerado un atentado contra la autoridad,  a diferencia de otros cargos que recoge la normativa.

Los sanitarios somos personal esencial, imprescindibles, pero percibimos y sentimos que no se nos protege.

Pedimos a la Administración que aplique todas las medidas preventivas posibles, que se reforme el Código Penal,  que la justicia sea ágil y sensible con este tema, hemos pedido que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado nos acompañen en nuestro trabajo, y que abran diligencias cuando tengan noticias de la agresión a un sanitario. Pero también es fundamental que los sanitarios denuncien todo tipo de violencia.

Salir a la puerta de un centro sanitario a mostrar nuestra repulsa por una agresión se está convirtiendo, por desgracia, en parte de nuestra rutina semanal. No podemos seguir trabajando con esta inseguridad y este trato sin sacarlo a la luz pública para decir firmemente: “BASTA YA, ASÍ NO PODEMOS TRABAJAR NUNCA MÁS”.

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