CARLOS MARTÍNEZ SOLER
Cuando visioné por primera vez Pulp Fiction, ese maremágnum de violencia desmesurada, personajes deslenguados, referencias bíblicas e historias fragmentadas, lo que más me llamó la atención de la que podría ser una de las mejoras obras de la década de los noventa fue un personaje en particular, el Sr. Lobo, un tipo sereno, tranquilo, parco en palabras, de vestimenta impoluta y que se dedicaba, dicho vulgarmente, a solucionar las cagadas de la gente.
La cadena Showtime ha debido tomar como referente a este personaje y ha diseñado su serie Ray Donovan, un solucionador de problemas, que en esta caso trabaja para las caras bonitas de Hollywood (actores, actrices, modelos…), que “estresados” y “agobiados” por las vicisitudes de su trabajo, tienden a meterse en continuos problemas: sobredosis, violaciones, acoso, etc.
Ray Donovan es su particular Sr. Lobo, y al igual que Harvey Keitel en Pulp Fiction, es el mejor en su trabajo, eso sí, su estilo no es tan perfeccionista e inmaculado como el de su homólogo. Él es un tipo más visceral, intuitivo y manipulador.
Lo paradójico de la serie es que mientras Ray se dedica a salvarle el culo a la gente, él es incapaz de ayudarse a sí mismo. Su vida es un auténtico desastre, más si cabe con la salida de prisión de su padre (inconmensurable Jon Voight), que junto con el parkinson prematuro de uno de sus hermanos y las adicciones del otro, nos muestran a un personaje sobrepasado por sus circunstancias y en continuo estado de ebullición.
Así que no lo duden, si tiene un problema llamen a Ray, yo por ahora me conformo con verle en Canal +, espero que vosotros también.