PEPE ABELLÁN
En España queremos mucho a nuestra familia real. Tanto, que cuando un juez antipatriota se empeña en sentar en el banquillo de los acusados, por delito contra la Hacienda Pública, a la hija del campechano rey emérito y hermana del preparado rey en activo, ponemos al Fiscal y a la Abogacía del Estado, a los que les pagamos con nuestros impuestos, en el mismo equipo del abogado defensor. Tres contra uno, que para eso queremos mucho a España.
PEPE ABELLÁN
En España queremos mucho a nuestra familia real. Tanto, que cuando un juez antipatriota se empeña en sentar en el banquillo de los acusados, por delito contra la Hacienda Pública, a la hija del campechano rey emérito y hermana del preparado rey en activo, ponemos al Fiscal y a la Abogacía del Estado, a los que les pagamos con nuestros impuestos, en el mismo equipo del abogado defensor. Tres contra uno, que para eso queremos mucho a España.
Porque si el Fiscal y la Abogada del Estado (que representa a la Hacienda Pública, esa contra la que se cometió el presunto delito) tienen que defender el interés general, el patrimonio público, en definitiva, a nuestra Patria, ¿qué mejor forma de hacerlo que defendiendo a la familia real?, ¿se puede ser más patriota?
Y los buenos patriotas dicen verdades como puños. La Abogacía del Estado (que representa a la Hacienda Pública, repito), defiende que se archive la causa contra la infanta, porque eso de que “Hacienda somos todos” sólo es publicidad, puro márquetin. Que ni de coña los ricos son Hacienda. Que si es que somos tan pardillos que nos lo hemos creído, ¡a estas alturas! Que declarar a Hacienda es hablar de dinero, y hablar de dinero es de mal gusto, eso es de pobres. ¡Tanto ver Tele5, y todavía no os habéis enterado!
Hacienda lo que tiene que hacer es controlar que los pensionistas no cometan delitos contra la Hacienda Pública.
Y los que, en la época del dictador fascista y golpista (el mismo que nombró su sucesor al padre de la defendida), se tuvieron que ir a trabajar a Francia, en condiciones precarias, huyendo del hambre y la miseria, y que ahora cobran una pensión de unos pocos euros, la declaren. Y si no la declararon, porque ni los asesores sabían que había que hacerlo, les revisamos las declaraciones de la renta de los últimos cinco años, como manda la ley, y que paguen hasta el último céntimo, aunque sea reduciendo más, si cabe, sus míseras pensiones.
¡Atajo de antipatriotas chupasangres del Estado!.