Ya en la calle el nº 1041

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

LUIS FERNANDO RUIZ/Presidente Nuevas Generaciones Región de Murcia
El pasado lunes 2 de Junio será un día que pasará a la historia, ese día, tras 39 años, Don Juan Carlos I decidió abdicar la Corona de España. Muy lejanas quedan las últimas abdicaciones en España. Carlos V decidió abdicar y retirarse al Monasterio de Yuste, en Cáceres, donde pudo disfrutar de un agradable retiro. También abdicó en su momenjuan-carlos-i-españato Felipe V, aunque el infortunio hizo que su hijo Luis I muriera a los seis meses y tuviera que volver a reinar hasta su muerte. Las conocidas como Abdicaciones de Bayona fueron más bien una imposición de Napoleón, al igual que la abdicación de Isabel II en su hijo Alfonso XII, ésta desde el exilio. Lo de Amadeo de Saboya fue más bien una espantada ante un país ingobernable que una abdicación. No es pues un hecho sin precedentes, tampoco es quizás algo esperado. Don Juan Carlos cumple así con una de sus grandes responsabilidades desde que accedió al trono, asegurar la regeneración, asegurar el futuro de una institución que ha contribuido con una dedicación especial a que vivamos la época más fructífera de nuestra historia. En sus propias palabras, deja paso a una nueva generación, que pide paso legítimamente. Y no sólo es que esa generación pida paso, es que hay una generación que está obligada a darle paso antes de que se marchite para asegurar el futuro. Una muestra más de generosidad de una persona que ha servido a España y a los españoles, y que lo ha hecho con la máxima cercanía y de manera brillante. Es respetado en todo el mundo, y el respeto hacia él es el respeto a España. Y todo llega en un momento en el que los españoles pedimos precisamente eso, que entren nuevas personas, con nuevas ideas, acorde a los tiempos. Es difícil encontrar el momento en el que presente pasa a ser pasado y el futuro se convierte en presente, y me parece que no podía llegar en mejor momento. Son muchos los problemas que quedan por resolver, y estoy seguro de que Felipe VI sabrá afrontarlos con la mayor vehemencia posible y con la responsabilidad de la que ha hecho gala todos estos años. Y son muchas también las cosas que la corona nos ha dado, empezando por la estabilidad para llevar a cabo una transición ejemplar y forjar así la época más brillante de nuestra historia. Hay quien intenta sacar ahora un debate trasnochado con unos símbolos que dan más miedo que otra cosa, pero lo cierto y verdad es que cinco de los diez países más democráticos del mundo son monarquías parlamentarias (sin contar Canadá y Australia aunque estos reconocen a la reina de Inglaterra como su reina, serían 7 de 10), por tanto la monarquía parlamentaria es un sistema tan democrático o más que cualquier otro. Si hablamos de presupuesto, cualquier presupuesto del Jefe de Estado en cualquier país europeo dobla al español. Estas son sólo dos de las muchas falacias que se vierten sobre nuestro sistema. Y sobre todo la monarquía parlamentaria es el sistema de gobierno que los españoles decidimos darnos hace 40 años, decidimos que era el que mejor podía representarnos a todos y así lo ha hecho. Juan Carlos I termina su servicio a España sabiendo que ha obrado bien, que ha hecho mucho por nosotros y sabiendo también que deja al mejor heredero que va a ser sin duda el mejor rey de nuestra historia, Felipe VI.

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