JOSÉ MARÍA ORTEGA
De los pocos momentos en los que he podido ver la televisión en las últimas semanas me quedo con dos eventos:
Uno, un bloque cae, a plomo, desde un trampolín a una piscina. El bloque lleva un bañador parecido al de mi abuela, pero con faralaes. El tipo se llama Falete y el programa tuvo la máxima audiencia de la noche. Lo dicho, la máxima audiencia para un bloque que cae a una piscina.
Dos, la Comunidad de Madrid filtra a los medios algunas de las respuestas más disparatadas que los aspirantes a maestros dieron en unas oposiciones. Como sin intención, nos dicen que uno puso que el Guadalquivir pasa por Madrid, y tal. Concluimos que, los que quieren ser profesores se equivocan, ¡no son intelectuales! ¡María Dolores de Cospedal hablando sobre Bárcenas, Sí!
Por si no se han dado cuenta, aquí todo tiene truco. Seguramente la consejera de Educación de Madrid, y muchos de sus cargos de confianza a dedo, no se someterían voluntariamente al mismo examen que hicieron los opositores madrileños.
Conviene sacar a relucir lo malo, los errores de los opositores a maestros, no conviene hablar de los exámenes de la máxima nota, ni tampoco contar que muchos de los profesores que consiguen plaza de funcionario lo hacen gracias a ganar una competencia donde han sido los mejores entre muchos.
Nos quedamos con las faltas de ortografía y con los errores de bulto que todos cometemos alguna vez y que siempre se darán cuando un colectivo de miles de personas se examina jugándose su futuro.
Lo que interesa es “echar toda la mierda” sobre lo público, que ya están preparados los amiguetes y las familias para ser contratados y ganar pasta con la gestión de los servicios públicos cuando se privaticen.
Yo me he tenido que morder la lengua más de una vez oyendo las razones de algún trabajador de la educación concertada echar pestes de la educación pública. Sabemos que hay buenos y malos profesores en la pública y en la concertada, pero también sabemos que en la concertada puede entrar a trabajar el último estudiante de la facultad, el que pasó ocho años estudiando magisterio o que simplemente es amigo de algún director. También sabemos que la Consejería de Educación no va a publicar los disparates que el profesorado de la concertada ponga en sus pruebas de acceso, ya que no las hace.
En Bullas, por razones que se me escapan, el PP quería hacerle un regalo a una pudiente familia desde hace años, y en ello se ha esforzado. Ahora salen a los medios a decir que “no tienen más remedio que acceder a las pretensiones de la empresa”, es decir, a cargarse el paraje de La Rafa, declarando su contorno urbanizable. La culpa siempre es del otro, los profesores son malos, los funcionarios vagos, la Rafa puede ser una urbanización de lujo de Nuestra Señora, pasar documentos municipales a una empresa particular para que los utilice para presionar al Ayuntamiento es una obra de caridad cristiana.
Sigamos viendo a Falete en Bañador, máxima audiencia.
