José María Ortega González
El sábado pasado jugaron el Madrid y el Barcelona. Dos horas antes del inicio del partido me encontraba en el campo plantando apios y escuchando la radio; las retransmisiones deportivas ya se habían iniciado para informar sobre los prolegómenos del partido, o lo que no es más que mantener a la gente entretenida con tonterías, para meter anuncios publicitarios durante el mayor tiempo posible.
Antes del partido. La retransmisión de la llegada de los autobuses al estadio me pareció surrealista: “atención, que baja Piqué, seguramente Messi quedará para el final como vienen haciendo toda la temporada en una clara estrategia…”. No salía de mi asombro: ¿Cómo se puede dar interés informativo a unos señores bajando de un autobús? Nuestra realidad a menudo, no es, sino que nos la hacen y ¿Quién nos la hace?… ¡tachán, tachán! Pues los que manejan el mercado.
Unos días antes fui testigo de lo ocurrido con otro autobús, el de la línea Murcia-Caravaca. Al llegar a una de las rampas que dan acceso a Cehegín, se quedó sin frenos. Únicamente una maniobra acertada del conductor evitó una posible tragedia. Hubo catorce heridos- No especialmente graves- ya que, para detener el autobús, el conductor llevó el vehículo hacia una vía de servicio, y allí el vehículo volcó, de forma que el impacto fue mucho menor de lo que podría haber sido.
La noticia salió en los periódicos en los días posteriores al incidente. Sin embargo, poco durará el tema en el candelero –o candelabro, que diría Sofía Mazagatos- ya que, entre los pasajeros no iba ningún futbolista de renombre.
Y digo yo, ¿Cómo es que un vehículo que transporta a personas se quedó sin frenos? Algo debe haber fallado, sin duda, pero poco o nada se hablará de esto. ¿No tendrán nada que ver los ajustes empresariales? ¿Cada cuanto tiempo se hace una revisión integral de la mecánica del vehículo?
Lo que si sabemos es que el colectivo de trabajadores de esta misma empresa acaba de salir de una huelga, en la que ha reivindicado una dignificación de sus condiciones de trabajo, ya que trabajan mucho, cobran poco y llevan en sus manos una enorme responsabilidad en forma de vidas humanas.
A veces, incluso, les toca ser héroes por un día, que salvan vidas gracias a una decisión instantánea y efectiva, como ocurrió la otra tarde en Cehegín. Es posible que tengamos a algún pequeño héroe en nuestra comarca, pero se hablará poco o nada de él en lo sucesivo. Eso sí, si en el autobús llega a ir Cristiano Ronaldo, a este conductor lo tenemos al día siguiente en la portada de todos los telediarios.