Ya en la calle el nº 1041

Cómo han sobrevivido los trovos en la era digital

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

El Primer Concurso de Trovos “Pascual García Mateos” otorgará al ganador el primer trofeo Ángel Cegarra, conocido por todos como Conejo II, su heredero nos cuenta como fue la vida de los troveros que, contra viento, marea y modas, fueron los defensores de una tradición oral secular que sobrevive como gracias a personajes como Ángel Cegarra. Su hijo y heredero nos cuenta cómo han sobrevivido los trovos en la era digital.

Ángel Cegarra “Conejo III”

– ¿Qué supone para usted que este año se entregue por primera vez el premio “Ángel Cegarra”?

Es un orgullo, porque se refiere a mi padre. Además es un reconocimiento a su persona, que yo creo que merecía. El promovió el trovo en todo el municipio. La Unión siempre ha ido muy ligada al arte de la repentización.

– Ángel Cegarra es una figura muy popular en La Unión. Pero, para quien sea de fuera y no lo conozca, ¿cómo lo definiría?

Ante todo un bella persona, al igual que mi abuelo. Dos gotas de agua. Generosos ante todo con los demás. Era muy valorado por la gente que lo conocía.

– ¿Y como trovero?

Era toda una figura. Tenía ese don desde que nació, y eso que no tuvo ningún tipo de formación. Le pilló la época de la posguerra, tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar. Solo tenía la formación que recibió de mi abuelo. Su escuela era la calle. Se encontraba con alguien conocido, se inspiraba y le dedicaba un trovo.

¿Era una forma de vida, entonces?

Sí, y también una ayuda económica para la familia. Él tenia su trabajo en la fábrica del ZINC, y lo compaginaba con su afición por el trovo, que llevo hasta el último de sus días. De sus recitales por todos los pueblos sacaba algún dinero. ¡Hasta Sabadell iban! Recuerdo un días tras otro, incluso a veces dos al día. Se recorrió muchos rincones con amigos como “El patiñero”, “El taxista” y “El repuntín”.

– Usted lo habrá acompañado muchas veces en esas veladas, ¿qué recuerda?

Me vienen a la cabeza mil y una anécdotas. Pero siempre recordaré una relacionada con su apodo. Verá. Le atacaban mucho por hacerse llamar “Conejo”. Decían que era un pequeñajo, y es verdad que mi padre no era muy alto y era más bien menudo. Pero él se defendía y un día espetó: “Yo seré escaso de estatura, pero subo al escenario y así voy tomando altura hasta hacer que el adversario no me llegue a la cintura”.

– ¿Conserva algún documento?

¡Cómo para hacer un libro! Su legado material también es muy grande. Conservo como paño en oro decenas de veladas escritas. Aunque especial mención merece su obra de teatro escrita en verso.

– ¿Qué sentirá cuando se entregue por primera vez el galardón que lleva el nombre de su padre?

Es difícil anticiparse. Eso solo lo sabré el sábado, cuando termine el Concurso de Trovos de esta LVIII edición del Festival Internacional del Cante de las Minas. Seguro que orgullo y satisfacción, porque es una persona que ha aportado mucho al verso a nivel regional y nacional.

– A su juicio, ¿qué le ocurrió al trovo para que casi desapareciera en los años 80?

Esto es como todo, cuando dejas de tener una figura referente, decae la afición. Y ese fue el motivo. Tampoco se hacían veladas. Un cúmulo, podemos decir. Que surgieran cuartetos como en el que participaba mi padre ayudó bastante. De alguna manera resurgía de nuevo el arte de la repentización. Los ayuntamientos también lo promovían.

– Entonces, ¿se puede decir que es un acierto que el Festival Internacional del Cante de las Minas recupere el Concurso de Trovos treinta años después?

Fundamental. Si las administraciones cuidan este arte, seguro que salen nuevas figuras que nos puedan deleitar, además de aumentar el número de aficionados.

 

– Y usted, Ángel Cegarra “Conejo III”, ¿cómo se maneja con el trovo?

Lo mío es escribir. Tanto trovos como libros. Tengo varias publicaciones. Escribir y el cante, que también podríamos decir que se me da bien. En el Festival Internacional del Cante de las Minas me llevé el primer premio por malagueñas. No es osado decir que somos una familia de artistas.

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