Pedro Antonio Hurtado García
No es nuestra intención convencer a nadie de que el coronavirus ofrezca algo favorable. Sería un disparate intentarlo. Pero sí cabe admitir que genera situaciones que podrían y deberían ser aprovechadas en beneficio de todos. Por ejemplo, la circulación por carretera, en España, además de densa, sobre todo en las fechas más críticas, es propensa al atasco, el embotellamiento, la retención y otras dificultades no resueltas.
Sin embargo, las carreteras, comarcales y nacionales, autovías, autopistas, vías rápidas y demás arterias de circulación de nuestro país, están muy necesitadas de un “repaso” que solucione aspectos de repintado, señalización, “bacheos” y demás irregularidades del firme.
Esas reparaciones suelen crear problemas, retenciones y dificultades horarias a los trabajadores que van camino de su centro de empleo, lo que genera enormes e inesperados retrasos, horas perdidas y quebrantos para todos. O, en su defecto, pago de nocturnidad a los operarios que trabajan de noche, que, por otro lado, es como deben acometerse esas labores para evitar los problemas anteriormente mencionados.
Pues bien, en estos momentos, en los que la circulación es mínima y hasta nula en algunas horas, cuando el sector de la construcción y la obra está en activo, ¿por qué no afrontamos esas tareas, dependientes de la autoridad autonómica o estatal, según los casos y competencias, tratando de resolver problemas en época de crisis sanitaria?. Cuando, además, ahora, podríamos disfrutar la jornada diurna y su luz natural.
Seguramente, los consejeros y/o ministros de los ramos afectados no estarán tan atareados, en época de pandemia, como para no aprovechar la actual quietud en los desplazamientos, tan propicia para subsanar esas adversidades, cuya solución tanta confianza, comodidad, beneficio y seguridad nos aportaría. Buenos días.
