PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA
Un cáncer de pulmón se ha llevado a otro grande de la música. Ha fallecido en su residencia de Arlington cuando tenía 78 años, debido a las complicaciones surgidas en la dolencia oncológica que le aquejaba. Billy Joe “B. J.” Thomas (07-08-1942 Hugo-Oklahoma-EE.UU./29-05-2021, Arlington-Texas-EE.UU.), artísticamente conocido como B. J. Thomas, cantante muy popular debido a sus importantes y relevantes éxitos de los años ’60 y ’70 del pasado siglo XX, notoriedad conseguida con géneros como el country, góspel, soul, pop y rock suave, principalmente.
Creció en Houston-Texas y conoció muy bien sus alrededores, como actitud lógica y natural de su adolescencia y juventud. Formaba parte del coro de la iglesia de su barrio, lo que le despertó el gusanillo musical, integrándose en la banda “The Triumphs”, situaciones, ambas, que se convirtieron en su trampolín para iniciar su brillante carrera en solitario, relacionándose con grandes artistas que la aportaron prestigio, respeto y admiración por su bonita voz, sus grandes canciones y su peculiar y fina manera de interpretarlas, sin ocultar sus adicciones a drogas y alcohol, lo que le puso al borde de ese precipicio llamado muerte, arriesgando, incluso, la pérdida de su matrimonio, delicada situación que, después, superaría felizmente, en 1976, gracias a su vinculación al cristianismo evangélico.
Fueron muchos los éxitos alcanzados, tanto con la mencionada banda como en solitario. Y muy rápido el ritmo de crecimiento profesional en el que se vio inmerso, porque la fortuna le sonrió intensamente y no por casualidad, sino por su pureza artística, algo que resulta indiscutible desde sus inicios profesionales y hasta el final de sus días. Enorme capacidad compositiva y humildad manifiesta, declarando que “Sólo soy un tipo entre muchos. He tenido mucha suerte”, aseguró.
Cabe destacar “The eyes of a New York woman”, “Hooked on a feeling” (incluído en el álbum “On my way”); “Rock and roll lullaby”, “Everybody’s out of town”, “No love at all”, “I just can’t help believing” (con un cóver de Elvis Presley, incluído); “Still the lovin’ is fun” o “Mighty clouds of joy”, por no extendernos más. Y, entre otros muchos, el triunfo más sonado es su “Raindrops keep fallin’ on my head” (“Gotas de lluvia sobre mi cabeza”), tema alumbrado por Burt Bacharach y Hal David y melodía protagonista en la película titulada “Dos hombres y un destino”, de 1969. El citado tema le proporcionó, en 1970, el Óscar a la mejor canción original de esa edición, convirtiéndose en la grabación “número uno” dentro del “Billboard Hot 100”, en enero del referido 1970, lo que se tradujo en ventas millonarias.
Cambios de discográficas, nuevos éxitos, una decadencia sostenida que nunca llegó a serlo, sino que, sencillamente, decrecieron sus ventas por la entrada de nuevos géneros en el mercado, por cambio generacional y otros valores. Pero, él, siempre estuvo ahí y gozó de la consideración del gran artista que fue, reconocido con multitud de premios y galardones que no mencionamos porque serían interminables, pero sí reiteramos que son premios de enorme valor, como discos de platino, cinco Grammy’s, cabecera de los artistas del género góspel, melódico como pocos, escritor de libros, presentador y participante en importantes “jingles” comerciales: “Coca-Cola”, “Pepsi” o la telefónica “Bel”. Un verdadero “maestro” que precisaría una de nuestras ediciones completas para narrar su vida, personal, profesional y artística, en su justa dimensión.
