JAIME PARRA / MIGUEL A. VALERO
“Vino Cati de la Ossa», señala María José Abril, gerente de Zapatando, sobre el momento en que se supo elegida Empresaria del Año, “a verme y fue una emoción fantástica cuando me lo dijeron porque no me lo esperaba. Que me dieran a mí un premio por mujer empresaria ha sido excepcional. No tengo palabras para expresarlo, ha sido muy grande”.
¿Cómo lo ha recibido tu familia?
Muy bien, están todos muy contentos, tanto Pedro, mi marido, como mis dos hijos. Y mis padres, encantados, tanto mi madre como mi abuela han sido empresarias.
¿Qué aprendiste de ellas?
Ellas fueron las profesoras de mi carrera, porque, aunque yo tenga una tienda, esto es como una carrera, ya que tienes que entender a la gente; eres una psicóloga de los clientes y además te tiene que gustar mucho. Y mi abuela y mi madre me enseñaron a hablar con la gente y ayudarles a entender lo que compraban y lo que querían y cómo lo querían. Son mis referentes.
¿Qué consejos le das a tu hija?
Lo primero que estudie, porque esto te tiene que gustar mucho. A mí me gusta, estar de cara all público. Pero a ella le digo que primero estudie, y a mi hijo igual. Aunque luego sigan con la empresa.
¿Cómo fueron los inicios de Zapatando?
Empezamos hace veinte años. Por mi origen no vengo del mundo de la zapatería, pero Pedro, mi marido, sí. Su familia trabajaba en el calzado, y yo me metí en el mundo del calzado por él. Fue cuando empezamos a montar la zapatería los dos juntos, yo era la que estaba cara al público, y él veía un zapato en fábrica que le llamara la atención y se lo traía.
Además siempre habéis colaborado con las fiestas de Cehegín.
Sí, el año que empecé con la zapatería vinieron a comprarme los zapatos para las damas y, cuando me dijeron de pagarlo, les dije que no, que los regalaba. Y desde entonces así ha sido. Es un orgullo que calcen nuestros zapatos.
Empezaste como zapatería, pero vemos también ropa de comunión…
Sí, hemos puesto un poquito de todo, porque ahora para intentar sobrevivir en este mundo hay que ofrecer variedad. Metí tanto trajes de comunión como ropa de calle. Ahora se me ha juntado todo, porque las comuniones se han alargado y están los zapatos y la ropa de calle, pero bueno no podemos quejarnos.
De referente en Cehegín a referente comarcal.
No solo de la comarca, también de fuera de España nos hacen pedidos. Hace pocos días por teléfono nos llamaron desde México para comprarnos un traje de comunión. En España contamos con clientes de Valencia, Albacete o Granada. Nuestros trajes de comunión son muy demandados.
¿Qué consejo le darías a una joven que quiere abrir un comercio?
Pues que las tiendas no se montan con palicos y cañas, que tienen que montar buenas tiendas y que el trato con la gente ha de ser con mucho cariño, cuando venga el cliente que atiendan bien, que saquen y muestren producto, y que asesoren sinceramente. Yo trato a la gente como a mí me gustaría que me trataran. La persona que se está probando un zapato quiere que tú le des tu consejo, si le queda peor o le queda mejor. Y para eso estás. Eres la profesional y hay que ser sincera.
También ha habido otras premiadas. ¿Qué te parece la elección?
Maravillosa, porque entre las premiadas hay amigas mías e incluso familia como María José, del Bar Sol. Recibir este premio junto a ellas si cabe me llena de más alegría.