PP REGIÓN DE MURCIA
El Vicepresidente del Parlamento Europeo y eurodiputado del PP, Ramón Luis Valcárcel, dijo hoy que “Caravaca de la Cruz es un ejemplo de religiosidad, cultura y tradición para toda Europa”, manifestando que ello “es un motivo de sano orgullo para los murcianos”. De hecho, “Caravaca es un tesoro, para muchos, descubierto; y, para muchos más, todavía por descubrir”.
Para el expresidente del Gobierno de la Región de Murcia, “hoy el Camino a Caravaca es el más directo para reconciliarse con Dios y, por tanto, también el mejor para hacer bandera de los valores que nos unen a todos los europeos”. Estos valores no son otros que los de “la reconciliación, la tolerancia y la solidaridad”, que de hecho “emanan de los mismos valores que caracterizan a la fe cristiana”, puesto que “Europa hunde sus raíces en la cristiandad”.
Valcárcel pronunció estas palabras en la ceremonia de inauguración en Bruselas de la exposición Los Caminos de la Cruz, sobre el Año Jubilar que se celebra en 2017. Allí recordó los esfuerzos realizados por el Gobierno de la Región que entonces presidía para lograr que, el día 11 de febrero de 1998, la Santa Sede (y, en particular, San Juan Pablo II) concediera la celebración a perpetuidad de un Año Jubilar en torno a la devoción a la Vera Cruz.
Tras dicha concesión, el primero se celebró en 2003 y se repite cada siete años. El eurodiputado popular destacó que “la celebración del Año Jubilar trae consigo una programación que combina diferentes ámbitos de la vida social y espiritual en actividades que tienen, por supuesto, una traducción económica”, haciendo referencia a “la promoción de la tradición y gastronomía local”, la cual “beneficia a los pequeños comercios y a los establecimientos más valorados por los vecinos, otorgando un papel prominente a las pymes”.
De hecho, el Año Jubilar ha dado a Caravaca la posibilidad de “revitalizar las tradiciones de un pueblo con mucha tradición”, así como de “realzar la cultura de un pueblo con mucha cultura”. Tanto es así que “la población caravaqueña, antes emigrante, está ahora asentada y, además, ve perspectivas de futuro en su municipio”.
Dada la dimensión local y regional de este tipo de reclamos turísticos, Valcárcel considera que “ciudades y regiones son las entidades mejor posicionadas para identificar lo que las hace singulares, contárselo al mundo y lograr que su propia singularidad se convierta en el emblema que despierte la curiosidad del visitante. Su cometido es “situar a su tierra en el mapa”, añadió el Vicepresidente, como ya se consiguió en 1998.
El murciano dijo también que “la ciudad de Caravaca de la Cruz quedará, para siempre, en la memoria de los millones de visitantes que acuden a la Región” con ocasión del presente Año Jubilar, puesto que “la fe va más allá de 365 días al año: se interioriza para siempre”.
El Comité de las Regiones es la institución europea que acoge esta muestra. Institución que Valcárcel presidió entre 2012 y 2014 y que define como “la fábrica de ideas, proyectos y buena gobernanza que todo político debe considerar a la hora de plantear y desarrollar cuantos planes se derivan de su acción de gobierno”.
La Unión Europea, y en particular el Comité de las Regiones, es “el mejor escenario posible para presentar las buenas prácticas desempeñadas por las autoridades locales y regionales”, al tiempo que para “fomentar modelos de cooperación exitosos entre los diferentes niveles de la administración pública”, como dijo el europarlamentario.
Para que Europa “siga siendo la primera potencia turística mundial”, Valcárcel afirmó que “cada una de sus regiones debe especializarse en las potencialidades que mejor se adapten a sus características naturales, culturales y económicas”. También es clave, en este sentido, que “se completen y refuercen las redes turísticas transnacionales, de forma que las sinergias entre las diferentes regiones contribuyan al desarrollo de la UE en su conjunto”.
El murciano quiso terminar narrando “una preciosa historia que creó un camino entre Caravaca y Bruselas a través de la Vera Cruz”. Así, recordó que “Santa Teresa de Jesús convivió durante gran parte de su vida con una pequeña cruz de Caravaca que siempre llevaba encima. En los últimos días de su vida la cuidó una monja carmelita, Ana de Bartolomé. Ya en su lecho de muerte, esta monja encontró la cruz de la Santa de Ávila. Hoy, esa Santa Cruz se conserva en la clausura del convento que la hermana Ana fundó en Bruselas”.
