Una pregunta

ANTONIO F. JIMÉNEZ
Pregunté no hace mucho al editor de una importante revista literaria qué ocurriría cuando muriera Vargas Llosa. Interrogué si Muñoz Molina, si Llamazares, si Cercas, si Chirbes, si etcétera, serían nombres conocidos el día de mañana no solo por la gente interesada en las Letras. La respuesta fue fulminante: no habrá tantos referentessimplemente porque la Literatura ya no es relevante. Meses antes, oyendo al jefe de Comunicación del Instituto Cervantes, me di cuenta de que después de Juan Goytisolo los premios Cervantes prontoempezarían a recaeren la generación de los ochenta. Cuando murió Delibes, Pérez Revertedijo que yasolo nos quedabaMarsé. Hablaba de clásicos vivos. No llego a vislumbrar si en el fondo de todas estas sutiles sentenciassubyace un temor callado. ¿Realmente hay esperanza literaria? Ha muerto Chirbes, un escritor que publicó su primera novela a finales de los ochenta yque decía que la Literatura es una defensa contra la basura en la medida en que es trabajo bien hecho, único valor que nos queda en los tiempos que corren. Creo que hay que confiar en los escritores que velanpor elesfuerzo diario y no por alcanzar la puntual y más o menos injusta popularidad. Chirbes era uno de ellos y esto basta para negar eso de que después de Vargas Llosa, nadie.¿Pero adónde nos llevará esta irrelevancia de la Literatura? España es uno de los países donde más se publica y donde menos se lee. Se tiene mucha prisa por dar al mercado un libro y por elaborar un buen marketing antes que discernir la calidad de los textos. La Cultura no puede promocionarse con pretensiones cercanas a las del fútbol, porque no se trata de ser masivos sino de cuidar a los pocos. Es como esa máxima del Evangelio: donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estaré yo.