Ya en la calle el nº 1040

Una década sin Antonio García Martínez-Reina, buen amigo, maestro de maestros y mejor persona

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Adela Giménez Torrecilla

Hablar de Antonio resulta difícil, ya que son diez años sin tenerlo entre nosotros, y es imposible olvidar, llenó nuestras vidas de aprendizaje y, sobre todo de alegrías. Sí bien, aunque parezca contradictorio, su indeleble huella hace que permanezca vivo su recuerdo, ya que todo lo que hizo por las personas, en definitiva por su pueblo al que adoraba, nos llena de satisfacción por que siempre estará entre nosotros. Antonio es presente, siempre presente.

He conocido a muchas personas que aportan algo a tu vida, y por ello la enriquecen. Aprendes mucho de ellos, tu mente y, sobre todo tu corazón reciben conocimientos, y valores que a lo largo del tiempo han marcado mi destino, descubrió en mi el verdadero mensaje de libertad. Antonio ponía alma en sus palabras, en sus acciones, nada como hablar a corazón abierto. Vaya por delante mi gratitud hacía un ser humano excepcional, que dio un giro inmenso a las vidas de muchísimas personas; me atrevería a decir de la sociedad caravaqueña, y por supuesto a la mía.

Su efímera pero intensa vida quedará para otras generaciones, ya que dejó un valioso legado: fue un gran maestro, excepcional alcalde, buen compañero y especialmente un verdadero amigo. Pasamos horas, y horas conversando de trabajo, de qué hacer para cambiar nuestro pueblo, de lo que no nos gustaba y por supuesto de cómo ayudar a los demás. Tenía una mente prodigiosa y por tanto conseguía casi todo lo que proyectaba. Su constancia, y saber hacer favorecían la mejora considerable de servicios, también el que se ampliaran. Se arreglaron calles, se dignificaron barrios, se implantó un servicio de limpieza pionero en la región y muchas otras actuaciones. Como logro notable la adquisición de Las Fuentes del Marques, sin embargo no quiso poner su nombre a nada, eso denota su vocación de servicio, su humildad, en definitiva su calidad humana. Creo que los agradecimientos se hacen en vida para poder disfrutarlos juntos, del mismo modo considero que merece un reconocimiento a su dedicación por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Nos vimos cuatro días antes de irse a otro lugar –supongo que más tranquilo- y no dejamos de reírnos, aún estando de fiesta te ilustraba, ya que exponía sus ideas con coherencia. Su sentido del humor era la tribuna desde la que podía gobernar su vida y así llegaba a los demás. No le olvidaré jamás, y su recuerdo servirá para ser un poco más fuerte, afrontar vacíos, y como no retos.

Antonio García Martínez-Reina era para las Personas con discapacidad una estrella, que aunque se apagó el 26 de Julio de 2011, continúa en nuestras vidas, y permanecerá dónde se encuentran los grandes.

En el año 1976 un grupo de padres y otras personas dispuestas a mejorar  la vida de las personas con discapacidad, crearon una asociación con incontables dificultades económicas y sobre todo de concienciación,  en aquel momento casi no se hablaba de este tema, se sabía poco. Así pues, a todas esas carencias le ponía estudio, había que formarse, y con mucha ilusión, trabajo y entrega empezamos. Con solo 23 años se veía su liderazgo.

Antonio era un buen gestor y empatizaba fácilmente, su innata sabiduría llegó a numerosos colectivos. Su actitud fue ejemplar y su contribución a la sociedad muy importante, fue un revulsivo para la misma. El éxito es fácil de obtener, lo difícil es merecerlo, y Antonio lo tenía más que merecido, los caravaqueños lo sabemos, ya que su política era más a pie de calle que en el despacho, había problemas que resolvía al instante, su cercanía era vital y nos involucró a todos los que le rodeábamos. La mayoría de los seres humanos ganamos seguridad a base de traspiés, trabajo, deseos, voluntad. Sin embargo, el la tenía fijada a su piel y nos la transmitía. Por fuertes que soplaban los vientos sabíamos que tenía fortaleza para afrontarlos y así resolver problemas.

Fue un gran arquitecto de proyectos: para su pueblo, sus alumnos, sus amigos, y siempre con la mirada puesta en las personas y sobre todo en quienes tienen necesidades de apoyo. Por y para ellos consiguió todos los Servicios: guardería, colegio, -entonces dependía del Ministerio de Educación- talleres, gabinete de logopedia, psicomotricidad, residencia y piso tutelado, -en Ciudad Jardin- allí había dos monitores a turnos, uno de ellos Gines García Martinez-Reina, que más tarde fue Presidente. También había comedor, transporte, integración social y laboral.

Tenía una gran visión de las dificultades y se anticipaba a resolverlas, una inteligente comprensión para quienes le pedían ayuda, se rebelaba contra las injusticias sociales, y siempre elevó la voz a favor de los mas vulnerables, así que consiguió objetivos esenciales para Apcom.

Tenía muchas y grandes ideas, trabajó para conseguir la igualdad económica y social para su pueblo. Su diseño de la educación fue con criterios, principios, y métodos adecuados. Una virtud muy destacable -entre otras- de Antonio, es que tenía como principal objetivo  que las personas cercanas a él desarrollaran todo su potencial y decía: “no se trata de llegar el primero, sino de llegar con todos y al mismo tiempo” y es que tenía la facultad de ver aquello que otros no vemos.

Dejó la Asociación para ocupar su plaza en el Colegio Cervantes, aún así siempre estuvo cerca de las personas con discapacidad que tantos momentos buenos le aportaron, de los que tanto aprendió – como él decía – y tantas satisfacciones le dieron, así que, desde cada puesto o cargo que ocupaba siempre nos apoyaba y orientaba. Apcom le concedió un Galardón cuando dejó de ser Alcalde; se lo entregó Pilar y eso fue lo que más ilusión le hizo, ya que la conoció con 3 años y ya era toda una mujer. Él siempre aseguraba que los políticos podían tener el reconocimiento de los ciudadanos, si bien era su obligación hacer que sus políticas favorecieran a la colectividad, y de manera especial a quienes más lo necesitaban.

La Asociación APCOM está muy agradecida con Antonio por su impulso desde el año 76 y en etapas posteriores, ya que como Alcalde cedió los terrenos para hacer un nuevo Centro en el paraje de “El Copo”, dio viabilidad a la continuidad, apoyó y firmó un Convenio con el CEE Ecojardín y plantó un árbol que siempre estará entre nosotros, le gustaba mucho la naturaleza y apostó mucho dando trabajo a los chicos de Apcom. Le dio gran importancia al Empleo con Apoyo contratando a dos de nuestros chicos en el Ayuntamiento y, por ello en la primera edición Fadem, siendo Presidente de la misma D. Francisco Martinez Muñoz -ahora Plena Inclusión- le entregaron un galardón. Fue pionero a nivel Nacional en la contratación de una Persona con discapacidad psíquica e invidente, así pues buscó  colaboración de la ONCE, y esta trasladó desde Alemania una Centralita de teléfonos en Braille. Lo llamaron de TVE al Programa de Manolo Giménez para hablar del proyecto innovador que se estaba llevando a cabo en el Ayuntamiento de Caravaca, y que fuese ejemplo para otros. También ayudó muchísimo en la puesta en marcha del Cdiat Avanza y Residencia Nova,  inauguró ambos Centros y por supuesto siempre estaba a disposición para aportar ideas y ante cualquier duda, obtenías respuestas aclaratorias que te motivaban para emprender nuevos proyectos.

Un buen líder aglutina emociones, sentimientos, y con armonía transforma entidades. Su prestigio se construyó con años de trabajo, de saber estar, de amor. Dicen que no hay sabiduría sin espiritualidad y esta incluye siempre el servicio a los demás y el sentido de la ética. Todo ello lo completaba con su sonrisa fácil y su sentido del humor – signo entre otros de inteligencia – . La belleza y precisión de su caligrafía distinguía al hombre refinado que era, tanto como accesible. Su sensibilidad caracterizaba a un ser superior, todo ello para deleite de quienes lo conocíamos y queríamos. El sabio nada desea, mantiene la mente abierta y el corazón de par en par.

Siempre decía que un pueblo es grande en función de que sus ciudadanos sean críticos, señalaba que de las situaciones difíciles se aprende. Quería dejar su pueblo un poco mejor de cómo las encontró, y vaya sí lo consiguió, tenía una gran capacidad de seguir adelante en situaciones complicadas, sin embargo con la última no pudo; su reto más importante hubiese sido vivir y disfrutar de los suyos, en especial de sus hijas: Patricia y Cristina, eran el motor de su vida. Yo estoy convencida que en su corto itinerario ha conseguido mucho más de lo que nadie hubiese imaginado, ni el mismo. Por ello cada día me levanto pensando que merece la pena vivir, para hacer prevalecer y desarrollar todo lo que aprendí de Antonio, no es más que trabajar día a día con ilusión y haciendo lo mejor posible cada proyecto de vida para quienes nos necesitan.

 

 

 

 

 

 

 

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