MIGUEL A. VALERO / JAIME PARRA El 22 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Música, una fecha en la que las bandas actúan y presentan a sus nuevos músicos y en la que el Conservatorio prepara un amplio programa conciertos
El Noroeste, como si de la creación de un conjunto musical se tratase, ha reunido a seis jóvenes músicos que, si bien no sabemos si han tocado alguna vez juntos, sí que a todos ellos les une una misma pasión por la música.
Y de música, en una sala que nos ceden sus profesores del Conservatorio Leandro Martínez Romero, ubicado en Caravaca, es de lo que hablamos largo y tendido: cómo empezaron, si en su familia hay afición o incluso es una profesión, si compensa el esfuerzo que conlleva a la vez que reciben clase en el instituto o en el colegio, si la ven como una profesión para el futuro, si…
Esta banda, hoy imaginaria pero quién sabe en el futuro, consta de siete instrumentos: guitarra, saxofón, flauta travesera, clarinete, viola, piano y violín; y de siete protagonistas: José Moreno, Gabriela García, Laura Muñoz, Lourdes Martínez, Eloy Martínez-Iglesias, Clara Lapaz y José Andrés Ludeña.
“Lo que más me gusta de la música es la capacidad que tiene de crearse y desarrollarse”, nos dice Gabriela, violinista en primero de grado medio. Ella comenzó su andadura en la música gracias a su hermana mayor, también alumna de este conservatorio. Ahora asegura que le encanta la música, “siempre me verás con cascos por la calle”.
José Moreno, junto a José Andrés, es el mayor de este grupo de jóvenes músicos. Toca la guitarra española y estudia sexto curso del grado profesional. Como el resto, no imagina una vida sin música. “Siempre me han inculcado la música y he crecido con ella y siempre con estilos muy diferentes”. A la pregunta de si compensa el esfuerzo que conlleva el conservatorio, sumado a los estudios en el instituto, su respuesta es contundente: “por supuesto, sin ninguna duda”.
Al saxofón, y en cuarto de grado elemental, tenemos a Laura. La llevaron a cursar música sus referentes: su tío a la guitarra y su hermano al piano. Y no se arrepiente: “Es la mejor forma de emplear el tiempo” nos comenta.
Martínez-Iglesias es un apellido conocido en el mundo música. José Esteban, el padre de Eloy, es la voz de Octubre y el responsable de que Caravaca cuente con un festival puntero de power pop. Eloy toca la flauta travesera y, como Laura, cursa cuarto grado de elemental. “Mi padre”, explica Eloy”, dice que el cerebro se desarrolla más cuando estudias música”.
Al clarinete, Lourdes, que define la música con cuatro palabras: “paz, vida y armonía”. Cursa cuarto de grado elemental. Tanto por conocer gente y hacer amigos como por aprender, cree que merece la pena la experiencia de estudiar música.
La siguiente de la banda es Clara, que cursa el primer grado de profesional y su instrumento es la viola. “Soñaba desde pequeña con tocar un instrumento, a los cinco años en cuanto pude entré”. Nos confiesa que compaginar estudios musicales e instituto a veces se hace cuesta arriba, pero que merece la pena por completo.
Por ultimo, y en sexto grado de piano, hablamos con José Andrés, hijo también de músico. “Siempre he tenido una conexión con la música”. Llegó por fundamentos de la composición pero se quedó por análisis musical, como él nos dice: “la música es un camino que nunca sabes por dónde te puede llevar”. Aunque no quiere cerrar ninguna puerta, ve su futuro al piano o a la dirección de orquesta.
Sirva la entrevista a esta imaginaria banda de seis músicos del Conservatorio de Caravaca como homenaje en el Día de Santa Cecilia a tantos otros músicos de cualquier edad de nuestras comarcas, algunos profesionales, la mayoría anónimos, pero que con su arte alegran nuestras fiestas, nos acompañan en nuestros pesares, en definitiva, convierten la vida en belleza.
