Ya en la calle el nº 1040

Un año es como un libro

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ESCRIBIR ES VIVIR

Mercedes Bautista Martínez (www.almadesuperheroe.blogspot.com)

Cada año es como un libro. Un libro que comienza el uno de enero, te cuenta una historia de doce meses con sus altos, sus bajos, sus amores y desamores, éxitos y fracasos, risas y llantos… y acaba en diciembre, con un final que quizá nunca te habías imaginado. Tal vez no es el que esperabas, o, quién sabe, supera todas tus expectativas.

Un año es un libro que, irremediablemente, termina. Tanto si te ha enganchado como si no. Da igual, las páginas son exactas, trescientas sesenta y cinco. Ni una más, ni una menos. No puedes alargarlo por más feliz que te esté haciendo, ni acabarlo antes de tiempo si se te está haciendo doloroso. Tienes que seguir leyendo hasta el final, esperando que llegue el giro que necesitas, que la historia cambie y tome un rumbo que te emocione. Incluso puedes tomar las riendas, poner un punto y aparte y escribir un siguiente capítulo tal y como mereces.

Un año es como un libro. Puedes leerlo o puedes tratar de escribirlo. Incluso, puedes hacer las dos cosas, dejar que la vida te vaya situando en la historia en algunos momentos, y elegir cambiarla cuando ese lugar no sea el tuyo. A veces, lo mejor es encontrar el equilibrio entre fluir con lo que se te pone por delante y moverte con firmeza hacia donde quieres estar.

Cuando llega diciembre, el libro se cierra. Y puede que sea uno de esos libros que ni recordaremos haber leído, o se convierta en nuestro favorito. Puede que sea de los que apetece releer de tanto en cuando o de los que estuvieron bien una vez, pero ya.

Estoy segura de que, de todos los años, incluso de los peores, hay algo que rescatar. Algo que guardar en la memoria y recordar siempre que pensemos en él. Algún día especial rodeada de gente que quieres, algún logro personal, algún aprendizaje necesario…

El 2022 ha dado mucho de sí, ha cumplido su labor, nos ha traído cosas, se ha llevado otras, nos ha acompañado en las buenas y en las malas; y ahora toca despedirse. Cerrar el libro, hacer balance y dejar ir lo que ya no es. Crecer, avanzar, crear cosas nuevas. Porque un final es siempre un nuevo principio, una nueva oportunidad.

Mi balance es claramente positivo. Este año, mi libro tiene un final feliz, mi historia ha ido de menos a más. La vida me ha ofrecido posibilidades, he aprendido, he encontrado un poco más mi sitio en el mundo, me he descubierto, he empezado a olvidar. He recuperado las ganas y la fuerza que había perdido. Y guardo este libro como uno de los más importantes e interesantes de mi vida. De esos que, seguro, me apetece releer y recordar en el futuro.

Espero que el tuyo también tenga algo que merezca la pena guardar para siempre. Que hayas vivido mucho y de verdad, que hayas sentido, reído y llorado. Y si no, cierra este libro, guárdalo y comienza uno nuevo. Encárgate de escribir tu historia y hazla bonita.

Nos vemos en las próximas páginas.

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