Ya en la calle el nº 1040

Un acto de reconocimiento para que su lucha permanezca en nuestro recuerdo y en el de generaciones futuras

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Moreno Medina

Alcalde de Caravaca de la Cruz

El pasado jueves día 5 de julio el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz fue testigo de un momento trascendente para  nuestro municipio, el homenaje a D. Juan Aznar García,  que junto con sus paisanos Diego Palazón, Juan Seguero Gómez y Félix Nadal Guerrero, ya fallecidos, sufrieron la barbarie nazi como castigo a su compromiso con la libertad. Tal y  como se acordó en el pleno de 30 de Mayo de 2016, se llevó a cabo este acto de reconocimiento para que su lucha y sacrificio permanezca en nuestro recuerdo y en el de generaciones futuras.

La presencia de españoles en los campos de concentración nazis es uno de los capítulos más ignorados de nuestra historia reciente. Durante los 40 años de dictadura franquista, el Régimen ocultó reiteradamente este hecho, ya que la mayor parte de los 9.000 hombres, mujeres y niños que acabaron en los campos eran republicanos que se habían exiliado a Francia tras el fin de la Guerra Civil. La llegada de la democracia y el llamado Espíritu de la Transición no sirvió para sacarles del olvido. Más bien todo lo contrario, la reconciliación entre las dos Españas se hizo a costa de la memoria de quienes habían luchado contra Franco, primero, y contra Hitler después.

En este año 2018 se cumple un histórico doble aniversario: 78 años de la llegada de los primeros españoles a Mauthausen y 73 años de la liberación de los campos de concentración. Haciendo caso del refrán que dice “que más vale tarde que nunca”  en Caravaca acabamos con la injusticia de su olvido y  homenajeamos a nuestros vecinos que lucharon contra el fascismo franquista y hitleriano.

Este es un reconocimiento  individual, pero también es un homenaje a todos aquellos y aquellas que defendieron la libertad, que no se nos olvide, EN NOMBRE DE TODOS, contra la tiranía de los regímenes totalitarios y que pusieron su vida a disposición de los ideales democráticos frente a los que preferían la sin razón de la dictadura. Es también un recuerdo para los que sufrieron en los campos de concentración y de trabajos forzados, en régimen de esclavitud, del franquismo.

La memoria histórica no busca resucitar viejos odios, la memoria histórica busca cerrar un capítulo horrible de nuestra historia que no acabará mientras que todas las victimas no estén reconocidas y descansando en paz. Y por supuesto, los verdugos señalados y condenados. Es una deuda pendiente con la democracia y la sociedad española y europea. Resulta sorprendente y preocupante que hoy aún haya personas a las que les cueste admitir esto.

Quizá haya quién piense que estos actos solo sirven para homenajear y recordar hechos terribles pero pasados: nada más lejos de la realidad. Actos como este nos deben servir también para tener en cuenta que la humanidad no ha aprendido de sus errores y que hoy día el horror sigue presente. Por toda la geografía mundial se suceden campos de concentración: Guantánamo, Chechenia (contra los homosexuales), Gaza, Cisjordania, Siria, Corea del Norte, Laogai (China), y un largo y triste etcétera. Pero, además, a esta dolorosa lista hay que añadir la de los campos de refugiados esparcidos por todo el mundo.

Hoy día la información es rápida y global, y no podemos poner la excusa del desconocimiento de esta realidad. Por esta razón, nuestra sociedad, la occidental y desarrollada, necesita urgentemente dotarse de valores que ha perdido y que podían resumirse en tres: solidaridad, igualdad y justicia, o lo que es lo mismo,  HUMANIDAD.

Pero al margen de esta realidad, el homenaje nos propició un día para el contento por haber conseguido, al menos en Caravaca, el reconocimiento en vida que D. Juan Aznar García se merecía. Se celebró  por tanto alegremente, con agradecimiento, afecto y satisfacción. Y para recuerdo de este momento, el artista caravaqueño Arturo López Abellán nos obsequió con una escultura conmemorativa que nos ayudará a preservar la memoria.

El azar posibilitó que justo en ese día D. Juan cumpliera 100 años. Por tanto,  esta va a ser una fecha que no olvidará, así como el cariño que toda su familia le dispensó, consiguiendo reunir a gran parte de la misma entorno a él. Tal y como me manifestó en el trascurso de una conversación, el mayor logro de una persona en la vida es tener una familia, quererla y se querido por ella y, además, mantenerla unida. Y en ese sentido Juan Aznar es un triunfador.

Enhorabuena D. Juan.

 

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