NOEMÍ GARCÍA MARÍN/PEDAGOGA Y ORIENTADORA ESCOLAR
El concepto clásico de autismo ha variado mucho desde sus descripciones originales, siendo la más actual la que nos ofrece la Asociación Americana de Psiquiatría en la quinta edición del Manual DSM-5, definiendo el TEA como la dificultad persistente en el desarrollo del proceso de socialización (interacción social y comunicación social en diversos contextos), junto con patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Por supuesto, dentro de estas dificultades, encontramos un amplio rango de cualidades específicas en cada niño o niña, por lo que es importante destacar que existen diferentes grados dentro del propio espectro; desde aquellos niños/as que apenas presentan dificultades hasta aquellos que tienen un menor nivel de autonomía. Las cualidades más comunes suelen ser:
Deficiencias en la reciprocidad socioemocional (dificultad para iniciar interacciones sociales; respuestas atípicas o insatisfactorias a la apertura social con otros niños; poco interés en las interacciones sociales; intentos de hacer amigos excéntricos y habitualmente sin éxito; repertorio limitado de temas de conversación, comunicación verbal y no verbal poco integrada; anormalidad en el contacto visual y del lenguaje corporal o incluso en deficiencias en la comprensión y el uso de gestos). Para responder a las necesidades en este área es imprescindible establecer un vínculo de confianza con sus iguales a fin de garantizar la seguridad afectiva, potenciar la interdependencia positiva, la responsabilidad individual, las habilidades sociales, las destrezas colaborativas y resolución de conflictos, así como el procesamiento grupal y el cara a cara.
En cuanto a los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, encontramos la dificultad para alternar actividades; problemas de organización y de planificación que dificultan su autonomía; resistencia al cambio, conducta rutinaria e inflexible, atención rígida focalizada en sus intereses, estereotipias motrices simples, ecolalias, frases idiosincráticas, patrones de pensamiento rígidos, entre otros. Para trabajar la estructuración espacial y temporal, es indispensable diferenciar zonas de trabajo, de juego, de actividad grupal… Es muy beneficioso para ellos la organización del tiempo con calendarios y rutinas visuales, agendas o pictogramas, así como la anticipación de actividades apoyadas de información visual.
Por otro lado, no podemos olvidar muchas de sus fortalezas y cualidades positivas: Prestan gran atención en los detalles, con una gran capacidad de enfoque, sin distraerse en lo que le gusta. Además pueden ser niños/as sumamente creativos e inteligentes, siendo tremendamente buenos en rompecabezas y juegos de pensamiento o memoria. Además, tienen un vocabulario rico y sofisticado en los temas de su interés. Son muy honestos, lo que les hace buscar amigos sinceros y positivos.